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Economía

El sector de la lavanda da la voz de alarma: la crisis de precios pone en riesgo su cultivo

Afirman que la crisis de precios hace inviable la producción, lo que podría llevar a la sustitución por ingredientes sintéticos

El sector de la lavanda da la voz de alarma: la crisis de precios pone en riesgo su cultivo

Un campo de lavanda, en Brihuega, Guadalajara. | Rafael Martín (Europa Press)

El sector de la lavanda avisa de que este cultivo comienza a estar en riesgo de inviabilidad debido a la crisis de precios. Una situación que afecta directamente a la industria cosmética, que usa esta y otras plantas aromáticas para crear todo tipo de productos, como geles y aceites esenciales, entre otros. 

A pesar de que la superficie de cultivo de lavanda y lavandín ha crecido mucho más que la media del resto de plantaciones, los productores aseguran que esto no es una buena noticia porque aunque haya más producción, los precios actuales están por debajo de los costes de producción, algo que, sumado a la sequía que afecta a España desde hace meses, deja al sector en una situación «muy lejos de la euforia»

«Hoy por hoy, el precio es muy bajo y no remunera ni la mitad de los costes», dice a THE OBJECTIVE Abelardo Carrillo, presidente de la Asociación Nacional Interprofesional de Plantas Aromáticas y Medicinales (Anipam). Denuncia que el precio actual está en torno a 10 euros el kilo, cuando el coste de producción ronda los 20 euros, el doble, por lo que vender ahora mismo supondría tener grandes pérdidas para los agricultores. 

«Los lavandicultores atraviesan una crisis de precios prolongada», avisan desde Anipam, que pide a la industria cosmética que «apueste decididamente por productos puros y naturales que puedan ser identificados como tales por los consumidores». 

Y es que las dificultades para los agricultores que cosechan lavanda y lavandín son también problemas para la cosmética natural y para la perfumería, un sector en el que España destaca especialmente y en el que es el segundo exportador del mundo. «Lo que nosotros queremos evitar es que el producto natural sea reemplazado por productos sintéticos», dice Carrillo. «Somos un productor de perfumería y de productos de higiene muy consolidado en una industria mundial y queremos que esto se mantenga», añade. 

Precios justos y ayudas por la sequía 

Para evitar llegar a esta situación de inviabilidad de la que los agricultores están avisando, desde Anipam piden «que se implante la práctica de compra responsable en las compañías transformadoras de higiene y perfumería». 

Carrillo afirma que lo que buscan, más allá de ayudas puntuales por la sequía, es un pago justo por sus productos por parte de la industria, y confía en que el mercado vuelva ala normalidad, aunque reconoce que actualmente no hay prácticamente transacciones de compra-venta. 

Sobre la opción de no vender o abandonar los cultivos, insiste en que dado que la lavanda es una planta que dura unos 12 o 14 años, las plantaciones que ya están en marcha desde hace años seguirán intentando sobrevivir y «defender la comercialización de nuestros productos».  «Entendemos que esto es una coyuntura desfavorable, pero mantenemos la confianza en que el mercado se recupere«, afirma.

En cuanto a la sequía, es cierto que la lavanda y otras plantas aromáticas son bastante más resistentes que otros cultivos agrícolas, pero la falta de lluvias en la primavera, su época clave, ha hecho que se hayan tenido que arrancar plantaciones que se han secado. Por tanto, desde Anipam confían en que el Gobierno y las comunidades autónomas tengan en cuenta esta dificultad, igual que ha hecho con otros sectores agrícolas, y se den ayudas al sector

Según afirma Carrillo, los productores esperan ser compensados «como cualquier cultivo que ha sido sensible a la sequía», pero insiste en que la solución no son las ayudas: «No queremos vivir de subvenciones, queremos vivir de que los precios de nuestros productos sean justos, sean suficientes». 

La lavanda como atractivo en la España despoblada 

En total, según los cálculos de Anipam, hay entre 11.000 y 12.000 hectáreas de cultivos de lavanda y lavandín en España y la crisis de precios y la sequía afecta a todas ellas, asegura su presidente. La mayoría de plantaciones están en Castilla-La Mancha, pero también hay en otras zonas como en Murcia, Valencia y Castilla y León. 

El interés social que han despertado estas plantaciones, especialmente en los últimos años, y que desde la organización agradecen, ha generado un turismo rural en ciertas zonas de la España vaciada y ha hecho «notorio el valor que pueden añadir a la supervivencia» de las mismas. 

Por eso, insisten en que mantener la rentabilidad de los campos de lavanda no beneficia solo a los agricultores, sino también a la hostelería y otros negocios dependientes del turismo que estas atraen. 

Sin embargo, piden a estos turistas que acuden a fotografiar el paisaje que crea la lavanda que «respeten nuestros campos» y «el trabajo que hace posible la creación de belleza y que posibilita el sostenimiento de una actividad económica viable».

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