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Economía

Los trabajadores que buscan otro empleo baten récord y superan ya los 1,64 millones

Un 26% de los demandantes de empleo tienen trabajo y cuatro de cada diez no son parados ‘reales’

Los trabajadores que buscan otro empleo baten récord y superan ya los 1,64 millones

Los ERTE y la nueva regulación del fijo disontinuo impulsada por el ministerio que dirige Yolanda Díaz han distorsionado las estadísticas de empleo. | Europa Press

El número de parados con un empleo y que demandan uno nuevo, más horas o trabajar en dos empresas alcanzó el pasado agosto -último mes disponible- un récord en la serie. Las estadísticas muestran que, pese a la subida histórica de Salario Mínimo Interprofesional (SMI), cada vez son más los empleados que quieren cambiar de trabajo. La retribución es una de las principales causas.

El análisis de los datos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) realizado por THE OBJECTIVE muestra una nueva cara en el mercado laboral. En agosto, casi 1,65 millones de parados no lo eran realmente, ya que tenían un empleo o distintas vinculaciones laborales con una empresa. Solo en algunos meses de 2020 y 2021, los años de la pandemia en los que se aplicaron Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), podemos encontrar cifras similares.

Al detalle, los parados no parados sumaban en agosto 1.646.990, un colectivo que protagoniza los que ya tienen una relación laboral. En este grupo, que suma 689.445 personas y no para de crecer, se incluyen fijos discontinuos inactivos. Mientras, el otro gran colectivo lo representan los ocupados reales -459.489-.

Estadísticas de empleo poco transparentes

Es relevante que cuatro de cada diez demandantes de empleo se les incluya como no parados. En agosto había 4,5 millones de demandantes de un trabajo, pero solo 2,7 eran considerados parados reales. El desglose estadístico muestra también que hasta 31.000 reclamaban empleos específicos y casi 60.000 son Trabajadores Eventuales Agrarios Subsidiados (TEASS), un colectivo que sólo se encuentra en Andalucía y Extremadura.

En el cajón de sastre de los parados no parados también se incluye a los trabajadores en ERTE y los fijos discontinuos. La precariedad, la necesidad de buscar trabajo por razones económicas o trabajar más para conseguir salarios dignos se evidencia en las tablas del SEPE.

Los fijos discontinuos, una figura que ya existía en la legislación laboral pero a la que la ministra de Trabajo y Economía Social ha decido dar un nuevo estatus, marca alguna de las distorsiones de la estadística. Resulta casi imposible visualizar qué trabajadores están en paro realmente, los empleados que trabajan unas horas o los que simplemente buscan una opción mejor.

La Unión Sindical Obrera (USO) hizo público recientemente un informe en que se destacaba que la práctica habitual de no contabilizar como parados a aquellas personas que estándolo se clasifican, bien como otros no ocupados, con disposición limitada, o que demandan un empleo específico, acaba por distorsionar las cifras reales de paro, y hacen que el paro real o paro efectivo con el llamado ‘paro registrado’ no solo no coincidan, sino que diverjan notablemente.

Fijos discontinuos en los tribunales

Como adelantó THE OBJECTIVE, los contratos fijos discontinuos protagonizan los pleitos laborales en los tribunales. El contrato fijo discontinuo, uno de los cuatro que sobrevive en la reforma laboral de 2022, se ha convertido en marco idóneo para rebajar la temporalidad y reducir el paro en las estadísticas, aunque de un modo artificial.

En los últimos años, las diferentes instancias de Lo Social se han visto obligadas a lidiar con un aluvión de demandas de estos trabajadores. Estos entendieron vulnerados derechos laborales y las condiciones de su despido, entre otros asuntos. Empresas y organismos públicos, universidades, ayuntamientos, comunidades autónomas y compañías privadas de todos los tamaños no se han librado de los incumplimientos. Sin embargo, los tribunales no se pronunciaron siempre a favor del trabajador.

El giro judicial se produce a partir del auto del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) de 15 de octubre de 2019. Tras responder a una cuestión prejudicial, el TJUE obligaba al Tribunal Supremo a modificar su doctrina hasta la fecha. El auto concluía que la legislación laboral española discriminaba a los fijos discontinuos en el cálculo de la antigüedad. Además, instaba a que la inactividad de estos trabajadores computase a efectos de trienios. En la práctica estos cambios convertían a los fijos discontinuos en indefinidos aunque con una relación intermitente con la empresa.

Según pudo comprobar THE OBJECTIVE en distintas bases jurídicas, hasta 3.500 sentencias que tenían como asunto los fijos discontinuos se han dictado tras el auto europeo. Mayoritariamente los fallos suponen un aval a estos empleados. Señalan que tienen derecho a que su antigüedad se calcule teniendo en cuenta toda la duración de la relación laboral. Estas decisiones tienen efecto en trienios, en algunos despidos e incluso en la pensión.

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