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¿Por qué el sector del agua mineral sigue sin despegar pese a la sequía?

Este sector aún no ha recuperado los niveles prepandemia con una caída del volumen de producción del 2,3% en 2023

¿Por qué el sector del agua mineral sigue sin despegar pese a la sequía?

Un tractor ara la tierra en el campo | Europa Press

Más de seis millones de personas en Cataluña llevan desde este viernes afectadas por las nuevas restricciones que ha declarado la Generalitat debido a la emergencia por sequía en Barcelona y su área metropolitana y en Gerona y su entorno. Concretamente 202 municipios, que suman 5,9 millones de habitantes, se ven afectados por esta situación de falta de agua después de que las reservas de sus embalses hayan bajado de los 100 hectómetros cúbicos, el umbral para entrar en emergencia.

Dentro del Plan Especial de Sequía, la fase 1 de emergencia limita el consumo a 200 litros por habitante y día; se prohíbe el riego de árboles y jardines botánicos, excepto el de supervivencia; también se limita el llenado de piscinas y el uso de duchas en gimnasios y centros deportivos, y se prohíbe el uso de duchas e instalaciones de limpieza de pies en las playas.

Un déficit de precipitaciones que ya tocó en esta comunidad cifras récord el año pasado y que también fue complejo en el resto de España. Mientras, el sector del agua mineral sigue por debajo de los niveles prepandemia, según ha podido saber THE OBJECTIVE. De hecho, su volumen de producción se redujo con respecto a 2022.

La sequía no tiene influencia en el consumo

«Las primeras estimaciones que maneja la Asociación es una ligera disminución del volumen producción de agua mineral del 2,3% en 2023, respecto al ejercicio de 2022. Así que el Sector todavía está lejos de recuperar los niveles anteriores a la pandemia. En concreto, si hacemos la comparativa con 2019, estaríamos en un -8,5% por debajo», asegura a este diario un portavoz de la Asociación de Aguas Minerales de España (ANEABE).

Esta asociación, fundada en 1978, agrupa y representa a 60 empresas españolas de aguas minerales, cuya actividad supone, aproximadamente, un 98% de la producción total del sector. Desde la misma consideran que «la sequía no tiene influencia en el consumo de agua mineral» y, por tanto, no crece de manera significativa con las restricciones puntuales.

De hecho, ellos establecen que el incremento de su consumo responde, exclusivamente, a un aumento de las necesidades de hidratación derivada de las altas temperaturas. «El histórico de datos de mercado demuestra que no existe relación entre mayores ventas y sequía. La sequía, por lo tanto, no afecta al consumo de agua mineral», apunta el portavoz.

Poco efecto de las restricciones puntuales

Del mismo modo, las restricciones puntuales de abastecimiento público (regadío, etc.), como lo que está sucediendo esta semana en Cataluña, «no tienen influencia en el consumo de agua mineral». En el caso de producirse cortes de suministro del agua del grifo a escala local, «puede experimentarse un ligero incremento de las ventas, pero totalmente puntual y excepcional, que no condiciona el balance anual de las compañías», destaca esta asociación que representa al 98% de la producción total del sector.

También cabe destacar, según explica la asociación, que el consumo de agua envasada representa una cantidad insignificante en comparación con el consumo de agua, en general (no solo para beber, también para higiene, etc…), en España. Cada hogar consume de media 133 litros de agua del grifo (por habitante y día). Por ejemplo, una ducha representa un consumo de entre 30 y 40 litros, etc…; el consumo per cápita de agua mineral es de 1/3 de litro al día.

La sequía tampoco afecta a los acuíferos

La sequía, al menos la puntual, tampoco afecta a los acuíferos que conforman el origen de la producción de este tipo de aguas. De hecho, según recuerda la asociación, las aguas minerales naturales tienen siempre un origen subterráneo (representan solo 0,03% de los recursos hídricos subterráneos de nuestro país). Se trata de acuíferos protegidos de toda contaminación que proceden del agua de lluvia o nieve y, durante decenios, se van filtrando entre las rocas y el terreno, adquiriendo su mineralización.

«Este agua puede permanecer en el subsuelo durante siglos», explican. Por lo tanto, efectos meteorológicos excepcionales —y puntuales—, como puede ser un verano o un otoño extremadamente secos, no influyen en los mismos, ni alteran el nivel de agua de los acuíferos. «Los ciclos de los acuíferos son largos y se prolongan durante décadas: el agua que no se recarga en los años más secos se compensa con el agua que recibe en los años más lluviosos», añaden.

Por ello, independientemente de los periodos de sequía, envasar agua mineral es una actividad que está estrictamente regulada y controlada por las autoridades mineras, quienes se encargan de definir el perímetro de protección del manantial y limitar su caudal máximo de aprovechamiento, para garantizar, en todo momento, la cantidad y la calidad del agua envasada.

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