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Consumo

La moda de las zapatillas destrozadas a precios prohibitivos

Diferentes marcas de prestigio han apostado por vender zapatillas con apariencia de sucias y rotas a precios que van de 500 a 1.450 euros y, pese a ello, arrasan

La moda de las zapatillas destrozadas a precios prohibitivos

Marcas que vendan zapatillas hay por docenas, desde las más cotizadas por su prestigio y reconocida calidad, como Nike, Adidas, Puma o Converse, hasta los modelos chinos baratos, que suelen ser muy aparentes pero también acostumbran a duran poco. Estas firmas de renombre venden todo tipo de artículos deportivos, y las zapatillas son uno de sus productos estrella. Entre las grandes marcas, podemos encontrar modelos desde menos de 50 euros hasta los que superan los 300, el ‘problema’ surge cuando entran en juego otras marcas que no son específicas de esos artículos, firmas muchas veces de lujo que se suman a vender zapatillas y lo hacen a su manera, ofreciendo productos que tampoco gozan de una calidad manifiesta pero llevan impreso el logo o el nombre de una lujosa enseña.

Y como tienen que distinguirse por algo, por qué no ensuciarlas y destrozarlas desde el origen, una apuesta arriesgada pero muy exitosa en el caso de que el producto cale entre los consumidores de marcas top sin complejos. Y vaya si cala. Así surgieron en el año 2016 las zapatillas Gucci con apariencia de sucias y gastadas. Por entonces, la exclusiva tienda neoyorquina Barneys puso a la venta una línea de calzado que llevaba por nombre «Distressed Superstar Sneakers» de la mano de Golden Goose: zapatillas sucias, desgastadas, incluso rotas y hasta pegadas con cinta adhesiva, al módico precio de 600 euros por par.

Suciedad como reclamo

La firma italiana de lujo, o de adaptación al lujo, Golden Goose ha continuado produciendo zapatillas sucias y gastadas. Esa es su característica común, que todos los modelos tienen algún detalle que les da apariencia de rotas y dejadas, y parece que también es el secreto del éxito. Ya pasó hace décadas con los pantalones vaqueros y desde entonces se pueden comprar rotos y con aspecto de viejos, así que por qué no probar con el calzado deportivo y aumentarle el precio.

Golden Goose ha contado con diseños de Yves Saint Laurent, Canali, Paul Smith y con clientes como Justin Bieber o Jay Z, y el hecho de que empezaran a asomarse en Barneys Nueva York fue un excelente reclamo que gusto a determinado público. Son más los que critican este calzado que los lo defienden, pero a precios desorbitados, poco importa. Las ventas están garantizadas aunque vayan destinadas a un público que parece tan exclusivo como peculiar.

Una apuesta que compensa

La marca italiana Golden Goose continúa vendiendo zapatillas sucias y rotas a buen ritmo y los años que lleva haciéndolo dejan claro que el negocio compensa. Quizás no se repartan de manera masiva, pero aquí el negocio es otro. Son carísimas y las expectativas se cumplen. Ahora mismo dispone de una colección con precios entre los 435 y los 520 euros, zapatillas viejas y rotas en las que también hay otros elementos en teoría poco lujosos, como el estampado de leopardo o la purpurina.

Igualmente, GG vende todo tipo de complementos, ropa para mujer y hombre y zapatillas limpias y relucientes, pero estas destacan menos en su escaparate. Son las sucias y rotas las que le han otorgado exclusividad. Además, unas zapatillas limpias e inmaculadas son fácilmente manchables, mientras que si están sucias de origen, seguirán igual por más que lo intentes.

La «tomadura de pelo» de Balenciaga

Otra marca de lujo, esta vez ligada a las pasarelas, como Balenciaga no ha querido quedarse atrás y este mismo año ha presentado lo más radical en zapatillas sucias. Las de Balenciaga podrían estar en un contenedor de basura y nadie se interesaría por ellas. Ha apostado por una línea de zapatillas ‘para tirar’ que puso a la venta por 1.450 euros en marzo y que, pese a ello, se dispararon en ventas y se agotaron.

Las zapatillas Paris High Top Full Destroyed de Balenciaga da pena verlas, aunque más pena daría pagar por ellas 1.450 euros. La firma asegura que su intención en origen era darles un «efecto destrozado», y vaya si lo consiguieron. Presumen de estar confeccionadas en algodón y caucho desgastado y contar con suela vulcanizada. Mientras que en las redes sociales hay quien las cataloga como «tomadura de pelo» o directamente «basura», sorprende que su fabricante recomiende lavarlas con un paño suave, no vaya a ser que la roña se desprenda y pierda uno glamour.

Dignas de un indigente

A los niños se les suele echar la bronca cuando vuelven del cole con las zapatillas manchadas, pero a ver qué padres se atreven a hacerlo si lucen uno de estos modelos dignos de un indigente. Eso sí, las zapatillas Balenciaga lucen siempre bien grande el nombre Balenciaga pero hecho como con un Edding de los gordos. Sin embargo, para la casa de moda española son «un clásico renovado que reinterpreta el atletismo y el casual atemporal de mediados de siglo, en negro, blanco o rojo con suela y puntera de goma blanca».

Es mejor verlas y juzgar uno mismo, como han hecho multitud de usuarios de Internet, que han dejado comentarios mostrando su indignación porque un calzado que parece viejo y sucio se venda por varios cientos de euros más de lo que muchos de ellos cobran cada mes. Se supone que Balenciaga pretendía animar al público a que utilizase las zapatillas cuanto más tiempo, mejor. Pero para eso no hacía falta darle ese aspecto al calzado. En la empresa piensan que lo feo puede ser bonito, y eso hay gente que no lo va a entender jamás, y mucho menos a esos precios. Si la firma se escuda en que sus modelos están diseñados «para durar 100 años», tampoco era necesario darles desde el principio apariencia de tener ya 99.

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