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El papa Francisco se reúne con el ayatolá Al Sistani en Nayaf

El papa Francisco se reúne con el ayatolá Al Sistani en Nayaf

EFE | EFE/EPA

El papa Francisco se ha entrevistado este sábado durante 45 minutos con el principal líder religioso chií, el ayatolá Ali Al Sistani, en Nayaf (Irak), en un gesto considerado histórico en las relaciones entre el Vaticano y el islam, pero sin la presencia de los focos de las cámaras.

En contexto: sólo se ha podido ver a Francisco entrando en la modesta casa de Al Sistani, en uno de los barrios humildes de Nayaf, rodeado de las fuerzas de seguridad. Se trata del primer acto de la jornada del papa, que este viernes llegó a Irak para una visita de tres días y se convirtió en el primer pontífice en pisar este país.

En un comunicado distribuido por la oficina de prensa del Vaticano, se ha informado de que el Papa ha subrayado «la importancia de la colaboración y amistad entre las comunidades religiosas para que, cultivando con respeto recíproco el diálogo, se pueda contribuir al bien de Irak, de la región y de la entera comunidad».

El encuentro, añade, ha servido para que el papa agradeciese al gran ayatolá «que levantase la voz en defensa de los más débiles y perseguidos, afirmando que lo sagrado es la importancia de la unidad del pueblo iraquí». Ambos han ofrecido sus oraciones para un futuro de paz y de hermandad para toda la tierra iraquí, para Oriente Medio y el mundo.

Por su parte, en un comunicado de la oficina de Al Sistani se ha explicado que han tratado los grandes «desafíos que enfrenta la humanidad» y que el ayatolá ha hablado de «las injusticias y opresión, la persecución religiosa e intelectual (…) el bloqueo económico y los desplazados de muchos pueblos de la región, entre ellos el pueblo palestino». La máxima autoridad chíi ha expresado «su interés en que los cristianos vivan como los iraquíes, en paz y seguridad y con todos sus derechos».

Sólo se han distribuido tres fotos en las que se ve al papa y el gran ayatolá sentados de frente y, al lado de Francisco, el traductor, el patriarca de Babilonia de los caldeos, Raphael Sako, y el presidente del Consejo para el diálogo interreligioso, el cardenal español, Miguel Ángel Ayuso.

Como han señalado hace unos días algunos expertos, Francisco ha tenido que respetar el protocolo y quitarse los zapatos antes de entrar en la habitación de Al Sistani. La duda, ya que no hay imágenes, es si Al Sistani, que normalmente permanece sentado al recibir a sus visitas, como se había filtrado se ha puesto en pie para recibir a Francisco, un gesto que nunca habría tenido.

Francisco viajó a esta ciudad sagrada, a unos 160 kilómetros al sur de Bagdad, principal centro religioso de esta rama del islam y destino de peregrinación de chiíes de todo el mundo. La ciudad alberga la tumba de una de los figuras más veneradas del islamismo, Ali, primo y yerno de Mahoma y el primer hombre en convertirse al islam.

No hubo un documento común como el que firmaron en Abu Dabi hace dos años el papa y el jeque egipcio Ahmad al Tayyeb, Gran Imán de Al Azhar, la mayor institución suní, y que fue uno de los mayores pasos en las relaciones entre el islam y el catolicismo.

Pero la reunión en sí, como aseguraron algunos expertos, era el mensaje, ya que el ayatolá, de 90 años, nacido en Irán, es un guía espiritual muy apreciado por su sobriedad y sabiduría, incluso por quienes no pertenecen a la rama chií.

Sus fetuas («fatwa»), edictos religiosos, hicieron que se movilizasen en 2014 contra el Estado Islámico y en enero de 2019 Ali Al Sistani pidió investigar los «crímenes atroces» perpetrados por los yihadistas contra algunas minorías de la sociedad iraquí, como los yazidíes en Sinyar, los cristianos en Mosul y los turcomanos en Tal Afar.

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