THE OBJECTIVE
Victoria Carvajal

El aguante de la economía rusa

«La economía rusa ha sabido además adaptarse buscando mercados alternativos donde vender sus exportaciones de petróleo, hoy embargadas por Europa y Estados Unidos»

Opinión
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El papel ahora tiene un color parduzo. Desde que Finlandia interrumpió la exportación a Rusia de los productos químicos necesarios para blanquearlo, ya no se encuentra blanco. Nueve rondas de sanciones europeas después, supuestamente las más severas jamás impuestas a una gran economía desde la II Guerra Mundial como castigo por su agresión a Ucrania, Rusia sobrevive mejor de lo esperado.

Diez meses financiando una costosa maquinaria de guerra. Diez meses sometida a un duro aislamiento económico por parte de las grandes potencias occidentales. La economía rusa ha sorteado por ahora el colapso económico. Entre las razones están la hábil gestión del banco central, el aumento de los ingresos gracias a la subida del precio de petróleo y el gas o la búsqueda de mercados alternativos para sus exportaciones… Pero también el contrabando, el mercado negro o la sustitución de productos importados por la producción nacional…Políticas estas últimas que nos retrotraen a los tiempos soviéticos. Y que aniquilan cualquier intento de modernización de la economía rusa. 

A las pocas semanas de la invasión rusa de Ucrania y tras el anuncio inmediato de sanciones por parte de la Unión Europea, Estados Unidos y el Reino Unido, incluida la congelación de las reservas de divisas del banco central depositadas en el extranjero y la exclusión de la economía rusa del sistema de pagos internacionales, algunos organismos internacionales llegaron a vaticinar que el PIB ruso caería hasta un 30% en 2022 y condenaron a la economía rusa a retroceder décadas en su desarrollo Y sin embargo, la economía Rusia cierra el año con un retroceso de entre el 3,5% y el 5,5%, según los distintos cáclulos. 

No sólo eso, el rublo, que se desplomó más de un 40% en las primeras semanas posteriores e la invasión está hoy (0,014 rublos por euro) por encima del valor previo al inicio de la guerra (0,012). Tampoco su inflación se ha descontrolado. Alcanzó un 12% en noviembre, no tan alejada del 10,1% de la eurozona ese mismo mes. ¿Y sus tipos de interés? En el 7,5%. No es el cuadro macroeconómico que cabría esperar que presentara una economía golpeada doblemente por los efectos de las contundentes sanciones occidentales y de la guerra.  

Al parecer el color que vista Elvira Nabuillina manda una señal a los inversores sobre la situación en la que se encuentra la economía rusa

Al parecer el color que vista Elvira Nabuillina manda una señal a los inversores sobre la situación en la que se encuentra la economía rusa. Contaba en un reciente artículo el Financial Times que en la primera reunión que mantuvo con Putin tras el anuncio de la invasión, la gobernadora del banco central ruso llevaba un vestido negro y eso disparó las alarmas. En un sistema donde la opacidad de las instituciones es total, un gesto tan sutil como este puede que sea todo lo que tienen para agarrarse los agentes económicos. Sin descartar que sea sólo una leyenda. 

Nabuillina, a quien Putin renovó en el puesto otros cinco años a los pocos meses de empezar la guerra a pesar de no contar con el apoyo de los sloviki, los poderosos funcionarios y militares algunos con antecedentes en la KGB que forman el círculo de poder más cercano al presidente ruso, es una tecnócrata respetada dentro y fuera de Rusia. Nombrada Gobernador del Año por la revista Euromoney en 2015 por su capacidad para modernizar la entidad monetaria y enderezar la economía rusa que en 2014 se enfrentaba al colapso del rublo y una escalada imparable de precios. 

Esta vez, con las sanciones y las reservas del banco central en moneda extranjera confiscadas, el reto era aún mayor. Pero de nuevo esta hábil tecnócrata ha sabido evitar el desastre económico. Su gran logro ha sido impedir que la inflación se disparara y diezmara el valor de los ahorros de los ciudadanos rusos. Un escenario que podía haber desatado una fuerte contestación social. Bueno, todo lo fuerte que permiten las poderosas fuerzas antidisturbios rusas.

Tras las sanciones impuestas a Rusia en 2014 por la anexión de Crimea, Nabuillina quiso estar preparada para posibles nuevas sanciones internacionales. El banco central acumuló casi 700.000 millones de euros en reservas de divisa extranjera y sentó las bases para un sistema de pagos nacional. Pese a verse congelado dos tercios de las primeras, el aumento de los ingresos por la venta de petrólo y gas ha permitido al banco central recuperar una parte importante de las mismas. Y el sistema de pagos ha permitido mantener las transacciones nacionales pese a haber sido expulsado del sistema SWIFT internacional. 

La economía rusa ha sabido además adaptarse buscando mercados alternativos donde vender sus exportaciones de petróleo, hoy embargadas por Europa y Estados Unidos. India y China son dos de sus grandes clientes hoy. En cuanto al gas, su transporte es más difícil y el ahorro en el consumo de gas en Europa (hasta un 20,1%) junto con la caída de sus importaciones rusas no se han visto compensadas por el aumento de las compras de gas natural líquido ruso por parte de China. 

Las empresas rusas también han sabido adaptarse. En parte por la sustitución de productos de fabricación nacional, aunque de peor calidad, o de procedencia china. Es lo que Branko Milanovic ha venido a llamar la Sustitución de Importaciones Tecnológicamente Regresiva. Puede que esta efectivamente haga retroceder al país en sus avances tecnológicos pero que evitan la desintegración de parte de su actividad económica. 

Al poco de aplicarse las sanciones, el 75% de las empresas rusas tuvo problemas de suministro para mantener su producción. En verano esta cifra se había reducido al 50%. El mercado negro y el contrabando, característicos de los años de escasez soviéticos, vuelven a estar a la orden del día. Se calcula que el pirateo de material tecnológico y y otros dispositivos electrónicos como los móviles, incluido el iPhone 14 vendidos, se eleva a 20.000 millones de euros desde que estalló el conflicto. Las vecinas Kazajastán y Armenia son puntos de entrada de material pesado y de construcción y también microchips que hasta ahora ha permitido a Rusia esquivar en parte los efectos de las sanciones.

Putin no habrá logrado demostrar al mundo lo mucho que había avanzado Rusia tras el colapso del imperio soviético. Su capacidad para convertirse junto a China en un poder alternativo en un orden mundial muiltipolar ha quedado en entredicho al evidenciarse una inesperada debilidad militar rusa durante su agresión a Ucrania. Pero sí ha podido probar una capacidad de resistencia y adaptación de la economía rusa que no fue anticipada por nadie. ¿Qué color de vestido llevará Elvira Nabuillina para celebrarlo? 

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