THE OBJECTIVE
Pilar Cernuda

Para hacerse perdonar

«Millones de españoles son conscientes de que la inconmensurable generosidad que exhibe estos días Pedro Sánchez tiene un fin muy concreto: votos»

Opinión
Comentarios
Para hacerse perdonar

Ilustración. | The Objective.

Es Navidad, y el Rey Felipe ha pronunciado el mejor discurso de su vida, a la par del que pasará a la historia como el discurso del procés. Hacía falta, porque estamos escasos de referentes. Con sus palabras de Nochebuena el jefe de Estado demostró que se pueden defender los intereses de los españoles sin pasarse ni un milímetro de las atribuciones que le concede la Constitución. Lo hizo seriamente, serenamente, transmitiendo confianza a pesar de los tiempos convulsos.

Es Navidad y Pedro Sánchez ha sido afectado por un ataque de amor al prójimo nunca visto. Ha cerrado el año con un anuncio de medidas a las que solo se puede dar la bienvenida, porque aliviarán la triste economía de millones de familia. Triste entre otras razones porque el presidente de Gobierno parecía preocuparse más por los asuntos políticos que por los asuntos del comer, pero entre la Navidad y la cita electoral de mayo se ha visto afectado por el mencionado ataque de generosidad. Bien. 

Ahora hace falta que se controlen bien las ayudas, aunque el Gobierno de Sánchez no es muy dado a controlar nada que tenga que ver con los dineros, como saben muy bien en Bruselas. Y hace falta también que dé instrucciones al ministro Escrivá para se tome en serio eso de que gobernar es que España funcione. Que no funciona, la burocracia es exasperante, y un alto porcentaje de las ayudas y subvenciones no llegarán a sus destinatarios por la imposibilidad de presentar los papeles que acreditan que tienen derecho a ellas. 

«El problema es que la palabra de Sánchez vale muy poco, mientras que los anuncios de los independentistas suelen llevarse a cabo»

En esta España de Sánchez la Administración pública es un desastre, pero nadie en Moncloa parece estar enterado. Se comprende, con un telefonazo multitud de secretarias y asesores les arreglan sus entuertos y los de sus familias.

En la rueda de prensa en la que anunció las medidas con el acostumbrado tono triunfalista, respondió al presidente Aragonès, que había dicho que en el 2023 se pondría en marcha la consulta que buscan los independentistas catalanes. Ha asegurado Pedro Sánchez que esa consulta no se celebrará, que «es el pasado». El problema es que la palabra de Sánchez vale muy poco, mientras que los anuncios de los independentistas suelen llevarse a cabo, como recordó días atrás la portavoz de la Generalitat. Aragonès, además, le metió  una buena cornada al presidente español cuando afirmó que la abolición de la sedición y la rebaja del delito de malversación era una amnistía encubierta. Si lo sabrá él… Es algo que han repetido políticos de la oposición y periodistas, pero como es habitual desde Moncloa y Ferraz fueron acusados de maledicentes. A ver qué pasa ahora con la consulta, aunque en esta ocasión es probable que Sánchez se niegue a atender las exigencias de ERC: solo le faltaba que en pleno proceso electoral, y en plena presidencia de turno de la Unión Europea, los independentistas volvieran a las andadas incendiando las calles exigiendo un referéndum.

Sánchez pretendía finalizar el año con sus anuncios de ayudas y subvenciones, pero eso no significa que los euros vayan a tapar sus pecados. Con euros se alivian muchos males, pero han sido tantas las fechorías del Gobierno que será difícil olvidarlas. 

«Hasta ahora, la defensa de Sánchez era el ataque, repetir hasta la saciedad que el PP bloqueaba la renovación de las instituciones»

Sánchez ha cedido ante Podemos en leyes que desde su propio partido han sido fuertemente contestadas, como la ley trans; la del solo sí es sí ha rebajado la condena a decenas de violadores, algunos de ellos excarcelados; la malversación y la sedición arregla el futuro a los protagonistas del proceso independentista catalán, pero también pondrá en la calle a muchas de las figuras más emblemáticas de la corrupción.  

Hasta ahora, la defensa de Sánchez era el ataque. Por ejemplo, repetir hasta la saciedad que el PP bloqueaba la renovación de las instituciones. Mensaje que caló en parte de la sociedad, mientras otra decía, con razón, que bloqueaban tanto el PP como el PSOE. Este martes ha sido el PP el que desbloqueó los nombramientos del Tribunal Constitucional poniendo sobre la mesa el nombre de una magistrada de curriculum impecable e ideología progresista, María Luisa Olivares. Ya lo puso sobre la mesa la semana pasada, pero aun siendo progresista el Gobierno no dio su visto bueno, empecinado en nombrar a José Manuel Bandrés. Finalmente ha cedido porque se le acababa el comodín de «bloqueo del PP». Ya no era creíble.

Y así estamos, apagando fuegos con miles de euros mientras Sánchez recurre al Falcon para ver a Serrat en Barcelona. Si eso lo hace un presidente del PP lo crujen, pero este presidente tiene bula para todo. Sin embargo,  aunque no lo crea, aunque no lo sepa, millones de españoles, a los que las ayudas anunciadas les supone algo tan  elemental como vivir, son conscientes de que la inconmensurable generosidad que exhibe estos días Pedro Sánchez tiene un fin muy concreto: votos.  

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D