THE OBJECTIVE
Miguel Ángel Benedicto

Fin de ciclo

«Son los rescoldos del Podemos del 15-M, unos populistas que atacan la propiedad privada, a los periodistas y el consenso. Un cáncer que debe extirparse el 28-M»

Opinión
1 comentario
Fin de ciclo

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra. | Europa Press

El 15-M debe terminar el 28-M. Aquel movimiento social creció al albur de la crisis económica y de la corrupción de una clase política bipartidista, defendió una democracia más participativa y una verdadera separación de poderes, alumbró a Podemos, pero se ha convertido en todo lo contrario de lo que preconizaba y ha llegado a su fin. 

El 28-M huele a cambio de ciclo. Los ciudadanos se han dado cuenta que aquellos populistas que llegaron con aroma de cambio y revolución no solo no han solventado nada, sino que han polarizado a la sociedad, destruyen las instituciones y conducen al país a la argentinización.

El Gobierno ha legislado para sus seguidores más fanáticos, sin hacer caso de las preocupaciones del público en general. La coalición Frankenstein ha hecho políticas de nicho que dividen socialmente, nos hacen más intolerantes y dan lugar a sectarismos regionales, ideológicos y familiares que dificultan la convivencia dentro de la sociedad. 

«Determinados políticos ya no quieren escuchar a los ciudadanos porque les incomoda lo que dicen»

Durante la campaña hemos visto como determinados políticos ya no quieren escuchar a los ciudadanos porque les incomoda lo que dicen. La ministra Irene Montero contestaba de manera desabrida, en modo porque yo lo valgo, a la señora que le preguntaba cómo se había podido comprar un chalet en Galapagar en tan poco tiempo. En política no debes perder los nervios ni dejar de sonreír y menos desconectar de la realidad que te rodea. 

La ministra Belarra lleva camisetas para linchar a ciudadanos como Tomás Díaz Ayuso, cuya acusación fue archivada por Anticorrupción y la Fiscalía europea, por el mero hecho de ser hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid. El señalamiento a periodistas por ser críticos con el Gobierno se ha convertido en un deporte podemita que debilita a la democracia. Roberto Sotomayor promete quitar a Ana Rosa Quintana la Medalla del Ayuntamiento si consigue la alcaldía de Madrid, quizás le de envidia que no ganara el trofeo en las pistas de atletismo. La secretaria general de Unidas Podemos puso a la Fiscalía manos a la obra contra el Hormiguero y Pablo Motos por reírse de Pilar Lima, candidata a la alcaldía de Valencia, a la que Irene Montero encumbra como «sorda y bollera», eso sí solo ella o los suyos pueden calificarla así, pese a que seguro tiene otras cualidades que le han llevado a ser senadora o diputada autonómica.

Otro de los objetivos de la coalición de gobierno son los empresarios. Los dirigentes de Unidas Podemos siempre tienen en la mente al señor del puro sentado en el sillón y, si no que se lo digan a Ferrovial a la que han llamado «empresa pirata» por ejercer su libertad de establecerse en Holanda tal y como permite el mercado único de la Unión Europea; o a la Mercadona de Juan Roig, al que Belarra demoniza como «capo del oligopolio alimentario», mientras aboga por supermercados públicos al estilo venezolano. 

«La que no sabemos si suma o resta, pero seguro que divide es Yolanda Díaz»

En los últimos días de campaña, no podía faltar el ínclito líder en la sombra de Unidas Podemos quien ha denunciado un «golpe de Estado» de la derecha madrileñizada contra su partido y Bildu, al que se ha criticado con razón por llevar a 44 etarras en sus listas. Iglesias también demoniza a la empresa Desokupa a los que tacha de «nazis y matones» y Belarra amenaza con ilegalizarlos por hacer el trabajo que su gobierno es incapaz de hacer, pese a los anuncios de Pedro Sánchez de construir vivienda social cuando ya se acaba la legislatura. Una política de vivienda que están haciendo a costa del bolsillo de pequeños ahorradores cuyos pisos okupan vulnerables de los que el Estado y las Comunidades Autónomas no se hacen cargo.

Y la que no sabemos si suma o resta, pero seguro que divide es Yolanda Díaz. Como en campaña ha perdido la coherencia, se reúne con Jorge Javier Vázquez para atacar a los gays que votan a la derecha y reírse del colectivo masculino heterosexual. 

Son los rescoldos del Podemos del 15-M, unos populistas que atacan la propiedad privada, a los medios de comunicación libres, a la creación de riqueza y al consenso necesario para la negociación política y el funcionamiento del país. Se han convertido en un cáncer que debería extirparse en las urnas del del 28-M y debería dejar de existir tras la quimioterapia de las generales, sino queremos una metástasis que podría acabar con las células de la democracia española.  

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D