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Tadeu

Truco o trato: el Gobierno del chantaje

«Una vez descontada la amnistía del cambio de régimen (toda amnistía lo es) sólo queda cerrar el grado de indecencia del perímetro de los beneficiados, tarea que queda en manos del gran hacedor, Carles Puigdemont…»

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Truco o trato: el Gobierno del chantaje

Santos Cerdán y Carles Puigdemont.

Los ausentes en la jura constitucional de la princesa militar de Asturias aprietan las últimas tuercas a un candidato Sánchez para quien no hay marcha atrás. Unos, los sediciosos catalanes, con el foco puesto; los vascos irredentos, con nocturnidad y alevosía. 

O investidura o investidura para el líder socialista, dado que unas nuevas elecciones serían mortales de necesidad para quien ya no podría jugar a las ambigüedades; se presentaría con el mismo programa  de concesiones de la investidura fallida: un regalo para Feijóo y para Vox, una vía real abierta para un mayoría absoluta a dos.

Tampoco, por otro lado,  cabe la marcha atrás en los demás socios. Sumar y Podemos, porque sólo les queda ya subsistir en el Gobierno, y unos nuevos comicios podrían culminar el cisma y  hacerlos desaparecer del tablero.

Junqueras, el inhabilitado, porque ya escenificó su pacto con el ministro Bolaños: una hoja de ruta que desgrana los peajes, pero no para la legislatura, sino apenas para la primera meta volante, la votación de investidura:  las cercanías (pignoración usurera de las vías estatales para todos los demás recorridos), condonación de 15 mil millones del ala de deuda autonómica (por mucho menos Artur Mas habría pactado con Rajoy y abortado su consulta de 2014), y la infamante ley de amnistía . Y la promesa implícita de un tripartit, llegado el momento, con Junqueras, por fin, de President.

Dibujo sobre la reunión de Puigdemont con dirigentes socialistas.
Dibujo sobre la reunión de Puigdemont con dirigentes socialistas.

Y Puigdemont porque le caducan el DNI y el pasaporte españoles, con el riesgo de convertirse en apátrida y, por ende, perder su acta de diputado europeo.

Una vez descontada la amnistía del cambio de régimen (toda amnistía lo es), sólo queda cerrar el grado de indecencia del perímetro de los beneficiados, tarea que queda en manos del gran hacedor, Carles Puigdemont, cuyos tuits furibundos se han ido amansando a medida que se iban cerrando los flecos de la negociación de tapadillo con el PSOE, a la espera de que se pacte su flequillo final, el que le permitirá volver a lo Tarradellas, esa historia que se repite en modo de farsa.

 Más allá del debate sobre encaje legal o no de la amnistía (y de las jeremiadas de García- Page, ladrador pero poco mordedor, ya que tiene en su mano que sus diputados castellano-manchegos pongan pie en pared y frustren la investidura), lo decisivo es el cheque en blanco extendido a los que no se cansan de repetir que lo volverán a hacer. 

A nadie se le escapa que el sucedáneo de consulta que pretende Sánchez (resucitar el Estatut confederalista de 2006 que el Congreso y el Tribunal Constitucional rebajaron a autonómico) no es la consulta referendaria que reclaman y reclamarán los independentistas.

El relator internacional, si llega a ser designado, sería el primer paso para la internacionalización del conflicto y el principio del fin del régimen de derecho, democrático y social del 78. 

Y por último, si todos son amnistiados (los policías procesados incluidos, falsa generosidad y escarnio de quien cumplió con su deber constitucional y que nada deberían temer de las decisiones de justicia), el precedente servirá para una previsible política de olvido también respecto de los miembros de la ETA condenados o por condenar (300 casos sangrantemente abiertos). Conociendo a Bildu y al PNV, al tiempo.

Y la guinda del pastel: el estupor en Europa por la primera amnistía del siglo XXI en la Unión Europea, perdonando a corruptos y sediciosos, podría situar a España en el grupo de los Estados miembros iliberales del club, junto a Polonia y Hungría.

El 23-J pueden haber sido las elecciones más determinantes de la historia de la democracia española.  

Coda 1) Jaque a la Reina. La forzada, forzosa y vergonzosa ausencia de la reina Sofía en la jura de su nieta,  heredera  a la Corona, deja claras dos cosas: alguien no quiso que estuviera el emérito y otro alguien lo permitió.  

No debe olvidarse que Juan Carlos no tiene pendiente ninguna causa pendiente en España, como sí la tiene Jordi Pujol, a quien el rey Felipe no tuvo el menor inconveniente en saludar cordialmente en el  142º aniversario de La Vanguardia. Si se confirman los rumores de que la amnistía sanchesca abarcará también a la dinastía pujoliana, no rehabilitar políticamente al rey de la Transición (gran homenaje  de Manuel Valls en su último libro) la injustica poética respecto al borbón será infinita.  

De todos modos, nada ni nadie pueden oscurecer la impecable ejecutoria de la reina Sofía, siempre la servicio de su país de adopción, y con su buen hacer pilar básico de la monarquía democrática.

Coda 2) La viuda y el viudo. Los ataques en Bobelia (sic) de Luis García Montonero ( véase la definición de la RAE) a María Asunción Mateo, viuda de Rafael Alberti, por sus memorias,  en nombre de un feminismo dizque progresista, alcanzan tales cotas de indignidad que Anna Caballé ha tenido que salir en defensa de la viuda atacada. El viudo oficial de la España del progreso no pierde ocasión de honrar el legado sectario del que se ha hecho depositario. 

Caballé recuerda en su texto que el poeta y Benjamín Prado escribieron a cuatro manos una novela à clef vomitiva, machista y chusca a mediados de los 90, denigrando a la esposa del poeta, lo que hizo con toda probabilidad que Alberti borrase al poetastro en su Arboleda definitiva.  

Cuestionario maldito a Puigdemont:

-¿Qué más le falta al acuerdo con Sánchez? Mi restitución automática como President, a lo Tarradellas.

-¿Echará de menos  Waterloo?  No, pero reconozco que fue una jaula dorada todo gratis, gracias al Consell de la República.

– ¿Quién lo financió? Los soldados de Catalunya, por supuesto.

-¿Por qué no se ha naturalizado belga? Porque perdería la nacionalidad española sin la cual no puedo ser President, una prueba más del colonialismo español.

-¿Por qué Laura Borràs y los Pujol ha de ser amnistiados? Todo suma, todo suma.

-¿Por qué no le propuso a Junqueras exiliarse con usted? Por el tamaño del maletero.

– ¿Qué le pedirá a Sánchez cuando toque aprobar los presupuestos?  Pues la clau i el duro.

-No le entiendo.  Póngase un pinganillo.

– ¿Qué harán si no se oficializa el catalán en la UE?  Apoyaremos el ruso en las Bálticas.

-¿Cómo han sido las negociaciones? –Fáciles, lo único difícil fue la foto.

-¿Por qué? Porque el fotógrafo del PSOE no conseguía evitar del todo el mural con la urna.

–  ¿Sabe que, si se independiza, Cataluña saldrá de la UE? No, la que saldrá será España.

-¿Y eso?  Es la cláusula secreta: pregúntele a Cerdán.

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