THE OBJECTIVE
Miguel Ángel Benedicto

La Cataluña (indepe) nos roba

«La aprobación de la amnistía podría robar el futuro democrático del país, pero cuando la izquierda moderada reaccione, si lo hace, quizás sea demasiado tarde»

Opinión
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La Cataluña (indepe) nos roba

Ilustración de Alejandra Svriz.

¿Y si es la Cataluña independentista la que nos roba? La Cataluña que entonó el Espanya ens roba, comandada ahora por el honorable Puigdemont desde Bruselas y Junqueras en Barcelona, es la que ahora mismo quiere hurtarnos el Estado de derecho, la igualdad o la solidaridad a través de la amnistía. 

La impunidad de las fechorías del procés conlleva la ruptura de la igualdad ante la ley cuando un delito determinado solo es castigado en función de quién, dónde y cuándo se comete. Asimismo, desautoriza a los jueces y demás funcionarios que trabajaron para que se cumpliera con la legalidad vigente. La ley de amnistía daría al traste con todo ese esfuerzo de manera arbitraria al condonar la responsabilidad de aquellos que protagonizaron la declaración unilateral de independencia y de todos los amigos cercanos a Puigdemont que cometieron o están acusados de otro tipo de delitos: Borrás, Boyé, los Pujol… incorporando en la futura norma lo que se denomina el lawfare.

La ley de amnistía tampoco cuenta con el consenso político y social que requieren este tipo de decisiones tan trascendentes con casi la mitad del Parlamento en contra y una sociedad, que en las encuestas tampoco se muestra partidaria de la impunidad a cambio de la investidura de Pedro Sánchez. Un cambio de esta naturaleza requeriría de una reforma constitucional agravada con un referéndum en todo el Estado español, tal y como argumentan más de 300 juristas españoles de reconocido prestigio en una declaración en defensa del Estado de Derecho. 

«Parece pesar más en Bruselas el miedo a la extrema derecha antieuropeísta de Vox que el populismo independentista»

En la Unión Europea ya pueden ir tomando nota de esta futura ley. En 2019, la Comisión Juncker no dudó en rechazar el proceso de amnistía que había iniciado el Gobierno de Rumanía que, como España en estos momentos, ostentaba la presidencia de la UE. Ahora parece pesar más en Bruselas el miedo a la extrema derecha antieuropeísta de Vox, que el populismo independentista cuya impunidad rompe con la Carta Magna a la vez que viola la separación de poderes y ante el que el Ejecutivo de Von der Leyen se ha puesto de perfil. Tanto criticar desde Europa las injerencias de Putin en los procesos electorales o durante el referéndum ilegal de Cataluña, para que ahora la biblia que leen los funcionarios comunitarios, el Financial Times, salga en defensa de la amnistía para aliviar las tensiones entre Cataluña y el resto de España.

Desde luego, la impunidad del prófugo y sus cómplices no acabarán con el problema. La inclusión en la futura norma de un relator internacional que legitime el proceso de autodeterminación no va en esa dirección, ni tampoco que la CUP promueva la elaboración de una ley para organizar una nueva consulta popular sobre la independencia. La aprobación de la amnistía nos hará poco fiables en el exterior después de que nuestros diplomáticos hayan defendido, sobre todo en la época de Borrell al frente de Exteriores, la legalidad democrática de las actuaciones del gobierno y sus tribunales tras los sucesos del 1-O de 2017. 

Además del hurto del Estado de Derecho, parece alucinante que quienes se quejaban de que España les robaba, pidieran desde 2012 al Estado central que les ayudara a financiar sus gastos través del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) para evitar el colapso económico. Cataluña es la comunidad autónoma que más dinero recibió y ahora se le condonarán 15.000 millones de la deuda que tiene contraída con el Estado central, más el ahorro de 1.300 millones en intereses. Para más inri esa deuda pasa ahora al Estado español, lo que no le beneficiara de cara a los mercados a la hora de buscar financiación.

«A este paso Puigdemont pedirá que se rehabilite la Monumental para su vuelta a lo Tarradellas»

Que la región española con más deuda durante la crisis financiera sea la que más se beneficie en la futura ley, no deja de ser discriminatorio para comunidades que como Madrid no se acogió al FLA y no debe dinero al Estado central. 

La aprobación de la amnistía podría robar el futuro democrático del país, pero nos tienen tan absortos con las rubialadas, el franquismo o el coco de la extrema derecha (que aquí es mala malísima, pero con la de Italia incluso podemos entendernos) que cuando, sobre todo, la izquierda moderada reaccione, si es que lo hace, o quiera darse cuenta del error, quizás sea demasiado tarde.

Y mientras tanto, Puigdemont disfruta del Waterloo socialista y se gusta con los pases que está dando al PSOE en esta embestidura. A este paso pedirá que se rehabilite la Monumental para su vuelta a lo Tarradellas. 

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