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Yolanda Díaz mantiene la retórica contra el gasto militar pero no incomodará a Sánchez

La vicepresidenta escenifica su discrepancia por táctica política y para evitar que los morados la tachen de belicista, pero los suyos dicen que no tensará la cuerda

Yolanda Díaz mantiene la retórica contra el gasto militar pero no incomodará a Sánchez

La ministra de Trabajo y vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, se suma esta vez a la protesta de Podemos. La dirigente gallega ha manifestado su contrariedad a subir el gasto militar hasta el 2% del PIB, tal y como se comprometió el pasado lunes el presidente, Pedro Sánchez. Los morados fueron los primeros en desmarcarse de dicho anuncio. Y esta vez Díaz ha decidido alinearse con sus socios, aunque fuentes cercanas a la ministra revelan a THE OBJECTIVE que su intención no es alimentar la tensión interna del equipo de Gobierno. «No se va a oponer», sostienen.

Díaz está midiendo al milímetro su posición. El equipo de la vicepresidenta sabe que Sánchez no quiere más choques internos. La situación política es delicada por la cuestión internacional. El propio presidente habló de ello en las últimas conversaciones discretas con Díaz. Los socialistas defienden que el acuerdo del 2% del PIB para gasto militar se tomó en el ámbito de la OTAN. Es decir, que Sánchez tiene las manos atadas.

Lo cierto es que hace pocas semanas -antes del estallido del conflicto en Ucrania– el presidente se negó a asumir dicho aumento de gasto, y la semana pasada dijo lo mismo la ministra de Defensa. En el Gobierno calculan que este desembolso puede llegar hasta los 17.000 millones de euros, frente a los 10.000 millones actuales.

Para Podemos se trata de cifras inaceptables. El lunes, el partido morado se adelantó. Después de su Consejo Ciudadano Estatal del viernes, los portavoces de Podemos dijeron que la prioridad del Ejecutivo tenía que ser el «escudo» social para paliar la crisis económica. Podemos propone entregar cheques de hasta 500 euros para las familias necesitadas. Su equipo económico sostiene que se trataría de una partida de 5.700 millones en total, perecido al incremento que Sánchez planea para el gasto de defensa.

Díaz frente a una exigencia de Trump

En declaraciones a TVE, el portavoz de Podemos Pablo Fernández subrayó el martes que para su formación lo «más urgente» es blindar los servicios públicos, para dar «certezas» a los ciudadanos en estos momentos de «incertidumbre», y ve en consecuencia «secundario» elevar al 2% del PIB el gasto en defensa para cumplir solicitado por la OTAN.

La duda sobre los tiempos de la propuesta de Sánchez permanece viva en los círculos políticos. Después del encuentro entre los líderes europeos de Versalles, Sánchez se abrió a un incremento por encima del 1,2% del PIB. El aumento hasta el 2% del PIB se pone sobre la mesa de la OTAN desde hace tiempo, aunque fue durante la administración de Donald Trump cuando esta exigencia se concretó con contundencia.

Sánchez, empeñado entonces en desmarcarse del presidente de Estados Unidos, enfrió las esperanzas de Washington. Pero ahora, después de los anuncios de Alemania, Francia e Italia, Sánchez ha decidido rectificar. La oposición, con el Partido Popular a la cabeza, ha aplaudido dicha rectificación.

No es la primera vez que el presidente corrige su postura. Con el envío de armas a Ucrania, Sánchez dijo que no entraba en sus planes. Pero modificó su estrategia tras recibir varios toques de atención: tanto de Josep Borrell como de otros ministros del Ejecutivo y miembros ilustres del partido socialdemócrata europeo. Tal y como ha podido saber THE OBJECTIVE, la negativa de Sánchez a enviar armas generó malestar en la familia socialista europea porque dejaba en manos de los populares el protagonismo en dicha política. Los socialdemócratas europeos no podían permitirse que uno de sus presidentes flaqueara. Sánchez acabó bajando la cabeza.

Táctica política y mala relación con Montero

El anuncio del envío de las armas desencadenó, no obstante, una ruptura en el Congreso con Podemos y dos de sus ministras: Irene Montero y Ione Belarra. Díaz se alineó con Sánchez. Esta vez, sin embargo, los intermediarios de Díaz han dejado claro que la vicepresidenta «está de acuerdo» con Podemos. Pero las fuentes consultadas señalan que no se trata de un «apaciguamiento» con el grupo de Irene Montero, ni de una sumisión a los morados. Todo lo contrario. Díaz quiere evitar que los morados la acusen de favorecer una escalada de la violencia y de actuar para controlar un «espacio político».

«Es normal que Yolanda diga que ella no comparte el aumento en Defensa. Pero no se va a oponer», zanjan desde las filas cercanas a la ministra. Personas conocedoras de su estrategia lo explican: «Es que el gasto es para la OTAN y ella en eso tiene que estar en contra». En el Congreso, la diputada catalana Aina Vidal (que forma parte del círculo afín a Díaz) lo explicó claramente.

«Hay un riesgo claro en la escalada armamentista» y por eso ha pedido al Gobierno que se desmarque y sea una voz diferente en la UE, «que abandere una Europa social, pero no militarizada», dijo la diputada. Aunque dejó entender que si bien la vicepresidenta «no comparte» la decisión de Sánchez (y que en esto está alineada con Podemos), no llevará la sangre al río.

El razonamiento que trasladan a la prensa los de Díaz es que la vicepresidenta respeta las competencias pactadas en el comienzo de la legislatura. Se refieren al hecho de que en materia de Defensa los morados, entonces con Pablo Iglesias al mando, pactaron delegar toda la responsabilidad a los socialistas. Y que lo mismo ocurre con los temas de política exterior. Iglesias había acostumbrado a Sánchez a saltarse de vez en cuando esta regla no escrita, pero Díaz no quiere tensar la cuerda. Los suyos aseguran que Díaz respetará la decisión de Sánchez, aunque mantendrá la retórica contraria a asumir más gasto militar.

La decisión de Díaz ha sido recibida de forma diferente por las fuentes moradas. Algunos sostienen que «es una buena noticia», aunque se abren a que se trate de una maniobra dirigida a evitar el fuego amigo de los morados. Otros, en cambio, enmarcan dicha postura en una relación de subalternidad a Sánchez. «Yolanda va a estar a favor de lo que diga Sánchez», zanjan para manifestar todas sus dudas sobre su liderazgo. En definitiva, alertan de que la guerra fría entre Díaz y el núcleo duro de Podemos sigue activa. Y que las relaciones personales están todavía muy afectadas. Pero que esto no puede convertirse en otro elemento de tensión en el Ejecutivo.

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