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Así explotó Vox en el Parlamento de Andalucía: el grupo de los ocho contra «el sanedrín»

La marcha de la primera coordinadora del grupo parlamentario dividió a los diputados. Algunos tenían claro desde hace tiempo que no iban a repetir

Así explotó Vox en el Parlamento de Andalucía: el grupo de los ocho contra «el sanedrín»

Manuel Gavira y Ángela Mulas en los pasillos del Parlamento de Andalucía. | EFE

La tormenta no se hizo esperar. Vox irrumpió en las instituciones el 2 de diciembre de 2018, tras obtener 12 escaños en las elecciones andaluzas. «Francisco Serrano dejó de contar el día 3. Lo apartaron de las negociaciones con el PP», revela una de las personas que integró el núcleo duro del candidato de la formación verde. El grupo parlamentario explotó poco después, tras la salida de su primera coordinadora. Algunos diputados trataron de hacerse con los mandos y maniobraron para arrinconar al juez, que acabó dejando el acta. El equipo se dividió entre el grupo de los ocho y «el sanedrín». De aquellos barros, estos lodos.

«Que algunos no íbamos a repetir en las listas era un secreto a voces», afirma uno de los parlamentarios de Vox que derribaron las puertas de las instituciones en Andalucía. Solo tres de las ocho provincias renuevan sus cabezas de cartel: Granada, Málaga y Sevilla. Sin embargo, los cambios son mucho más profundos. La mitad de los diputados de la pasada legislatura han sido relegados o se han quedado fuera de las candidaturas. Otros dos, Serrano y Luz Belinda Rodríguez, dejaron el partido.

Las listas de Vox

Eugenio Moltó y Ana Gil, en Málaga, y Macario Valpuesta, en Sevilla, ocupan ahora los últimos puestos. En las listas no aparece Francisco José Ocaña (Granada), María José Piñero (Sevilla) ni Ángela Mulas (Cádiz). Especialmente sorprendente ha sido la desaparición de esta última, que había anunciado su intención de repetir. Mulas adquirió gran notoriedad en la pasada legislatura al erigirse en azote del PSOE en la comisión parlamentaria que dirimía las irregularidades de la extinta Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (Faffe).

«Cuesta creer que no integre la candidatura», lamenta un antiguo parlamentario. Sostiene que Mulas ha sido apartada por sus desavenencias con la dirección provincial de Cádiz y con el hasta ahora portavoz parlamentario, Manuel Gavira. Un extremo que descartan desde el partido porque «Gavira no es presidente del Comité Ejecutivo Provincial ni forma parte de la dirección nacional, los dos órganos que deciden las listas». El marido de Mulas, Carlos Zambrano, es diputado en el Congreso por Cádiz, aunque los antiguos dirigentes en Andalucía consideran que tampoco repetirá: «Está sentenciado».

La mayoría de las personas consultadas por THE OBJECTIVE afirman que la clave está en las relaciones con la dirección nacional. «Todo dependía de Madrid, no pintábamos nada. Hubo un ninguneo absoluto», confirma uno de los parlamentarios. «Nos enterábamos de las cosas por la prensa», insiste otro. Como ejemplo, la elección de José Alcaraz como senador por designación autonómica. «Serrano era un auténtico florero. Solo iba a actos y a presentaciones», explica una persona cercana al que fue candidato de Vox a la Junta de Andalucía en 2018.

«Desde Madrid se nos pidió un poder notarial para administrar las cuentas. Lo hacían tres personas: Enrique Cabanas, Andrés Porta Monedero y el secretario general, Javier Ortega Smith. Algunos nos resistimos y caímos en desgracia», relata uno de los parlamentarios que quedaron relegados al ostracismo. Los problemas no habían hecho nada más que empezar. Todos coinciden en que el punto de inflexión fue la marcha de la primera coordinadora del grupo parlamentario, Begoña Conde, tía de Santiago Abascal. «Le encomendaron organizar el grupo y lo hizo muy bien. Está muy preparada», revela un antiguo compañero.

El punto de inflexión

Conde es doctora en Ciencias Políticas por la Universidad de Barcelona y licenciada en Sociología por la Universidad del País Vasco. Profesora en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), trabajó como asistente técnico en el Parlamento vasco durante dos décadas. En estos momentos es vicesecretaria Nacional de Formación de Vox. Abandonó la coordinación del grupo parlamentario en Andalucía apenas unos meses después de llegar para ser cabeza de cartel por Ourense en las generales de abril de 2019, aunque no obtuvo escaño. Después de ella llegaron otros cuatro coordinadores, pero «nunca fue igual».

«Tras su marcha, el grupo quedó descoordinado. Algunos diputados tomaron preeminencia sobre el resto. Concretamente Manuel Gavira, Alejandro Hernández y Rodrigo Alonso», explica un ex trabajador de Vox Andalucía en la demanda que puso contra el partido por vulneración de derechos fundamentales. En la denuncia detalla que, tras la partida de Conde, las iniciativas que iban a pleno dejaron de pasar por la secretaría jurídica del grupo y que Gavira, que repite como cabeza de lista por Cádiz, exigía que todas se las enviasen a él para registrarlas.

Manuel Gavira, portavoz de Vox en Andalucía, durante una sesión en el Parlamento. | Foto: Joaquín Corchero (Europa Press)

Algo que, según varios diputados de Vox, no sucedía. «La unidad del grupo parlamentario se resquebrajó, quedando nueve condenados al albur de las decisiones de tres», afirma el antiguo trabajador de la formación verde en su demanda. E insiste: «Antes de marcharse (Conde) ya me anunció lo que iba a pasar». El ostracismo de los diputados era cada vez más evidente y algunos, como Luz Belinda Rodríguez, incluso denunciaron acoso laboral. La almeriense dejó Vox en enero de 2020 y se convirtió en parlamentaria no adscrita. Un paso que estuvieron a punto de dar otros compañeros. Finalmente no se atrevieron.

El grupo parlamentario ha estado dividido desde entonces. «Había unos diputados de primera y otros de segunda», lamenta uno de este segundo bloque. Con Rodríguez fuera se erigieron dos bandos. Por un lado el grupo de los ocho diputados «ninguneados» y, por otro, Gavira, Hernández y Alonso, a los que los anteriores se referían como «los malignos». «Eugenio Moltó, diputado por Málaga, los bautizó como el sanedrín», afirma uno de esos diputados. Se queja porque la dirección nacional les mandó «comisarios políticos» como asesores.

«Un verso suelto»

«El sanedrín llamaba a Madrid para decirles que Serrano era un verso suelto. El objetivo era cargárselo, relata un antiguo colaborador del magistrado. Cuenta que le pidieron darse de baja y que Abascal dejó de interactuar con él en enero de 2019, aunque «siempre le defendía en público». «El juez intentó pedir ayuda al líder nacional, pero no le respondía a los Whatsapps. Lo hizo otro diputado para pedirle que no le molestara más». Serrano dejó el acta en julio de 2020, acuciado por varias polémicas y una denuncia por fraude en subvenciones públicas. Lo sustituyó Macario Valpuesta.

Uno de los parlamentarios desgrana que el grupo de los ocho había caído en desgracia y que muchos sabían que no repetirían. Uno de los casos más evidentes, cuenta, es el de María José Piñero, ligada a Serrano, que dimitió en febrero de 2020 como presidenta de Vox en Sevilla, aunque no dejó su escaño. La lista en esta provincia la encabeza el nuevo presidente, Javier Cortés, muy cercano a la diputada nacional Reyes Romero, que «ocupa el despacho contiguo a Abascal en Madrid». Su marido es Valpuesta, que cierra la candidatura. Creen que ha sido relegado porque dará el salto al Congreso en la próxima legislatura.

Serrano y Piñero en los pasillos del Parlamento de Andalucía. | Foto: María José López (Europa Press)

No todos los casos son iguales. Francisco José Ocaña, que fue cabeza de cartel por Granada en 2018, ha desaparecido por completo. En cambio, los malagueños Moltó y Gil siguen, aunque no en puestos de salida. «Sabían que no iban a repetir, así que no quisieron abrir una batalla con el partido para que les coloquen en otro sitio», afirma un antiguo colaborador. Otros dos miembros del grupo de los ocho, en cambio, vuelven a liderar la candidatura en sus respectivas provincias: Benito Morillo en Jaén y Rafael Segovia en Huelva.

«Si sigue Morillo es porque el partido no tiene estructura en su provincia. Lo mismo que Segovia, que renunció al sueldo como parlamentario porque cobra como médico», admite un antiguo dirigente de la formación verde. Destaca que Alejandro Hernández también siga al frente de la candidatura de Córdoba. «Se salva porque es presidente provincial. A los tres del sanedrín les convenía unirse, pero también tenían desavenencias». Tantas, dice, que Hernández fue apartado de la portavocía del grupo parlamentario en mayo de 2021. Lo sustituyó Manuel Gavira, que llegó a sonar como candidato regional.

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