La llegada a Baleares de pateras procedentes de Argelia se dispara un 628% en el último lustro

«La tesitura es cada vez peor». Es la frase que utiliza un agente de Policía Nacional, en conversación con este periódico, para resumir la «situación límite» a la que han llegado este año las fuerzas de seguridad ante el aumento de la llegada de inmigrantes, procedentes de Argelia, a las Islas Baleares. En lo que llevamos de 2022, el flujo migratorio en el archipiélago ha marcado récords, especialmente en verano, y pese a que 2021 registrase también cifras jamás vistas en estas región. El último fue hace dos semanas, cuando en menos de 48 horas se interceptaron 22 pateras —nueve en Formentera, una en Ibiza y 12 en Mallorca—, en las que iban a bordo 371 personas. La mayor oleada desde que se activó la ruta hace cinco años. 

Circunstancias que suelen ir aparejadas a un colapso de las instalaciones policiales. En este caso, la Policía Nacional tuvo que activar el Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) en Palma, el antiguo cuartel palmesano de Son Tous que ha acondicionado el Ministerio del Interior. Los ciudadanos, en su mayoría argelinos, no caben en los calabozos de las comisarías, por lo que son normalmente trasladados al CATE mientras se tramita su expediente de expulsión por entrada irregular a España. 

Un gestión que, sin embargo, nunca concluye. La ruptura de relaciones entre Argelia y España, tras el cambio de postura del Gobierno de Pedro Sánchez en favor de Marruecos en el asunto del Sáhara Occidental, ha derivado en que el país norteafricano mantenga su frontera cerrada tras el coronavirus. De este modo, la devolución de los inmigrantes a su lugar de origen no se puede llevar a cabo, una vez transcurren las 72 horas que pueden estar retenidos, según marca la legislación. 

Parada intermedia

Una realidad a la que han hecho frente los agentes en los últimos tres años, al mismo tiempo que la recepción de inmigrantes al archipiélago balear aumentaba considerablemente. Precisamente, por la imposibilidad del estado de devolverlos a su país una vez llegan a territorio español. Un punto que ha convertido a Baleares y otras zonas del Mediterráneo español en paradas intermedias de la inmigración irregular para llegar a Francia, destino al que la mayoría pretende llegar. 

Desde que se activase esta ruta migratoria, hace cinco años, las estadísticas se han disparado. Según datos de la Delegación del Gobierno en la comunidad autónoma, en 2018 fueron 187 las llegadas de inmigrantes registradas, 453 en 2019, 1.426 en 2020 y 2.167 en 2021. En 2022, la tendencia ha continuado al alza. En lo que llevamos de año, han arribado a la isla 1.362 inmigrantes a bordo de 95 pateras. Teniendo en cuenta este último dato, los flujos migratorios han aumentado en más de un 682% en el último lustro. 

No tiene «entidad suficiente»

Tanto es así que el Gobierno ha admitido por primera vez este incremento de la inmigración en Baleares desde 2018, aunque ese aumento no revela para el Ejecutivo «entidad suficiente» como para que la ruta pueda ser considerada masiva. En una respuesta por escrito a una petición del PP, publicada por Europa Press, el Ministerio del Interior ha detallado que hasta el 30 de junio se habría registrado la llegada por mar a Baleares de 494 personas migrantes, 219 más que las arribadas en patera en todo el 2017.

Interior insiste en que los datos de Baleares solo representan el 3,44% de las cifras totales de llegas irregulares a España durante el mismo periodo de tiempo, es decir, sin tener en cuenta el periodo estival, cuando han llegado centenares. El Ejecutivo destaca que la presión es mayor en rutas como Canarias o las que sufren el Estrecho de Gibraltar y el mar de Alborán. 

Respecto al refuerzo de efectivos, que exigen las fuerzas de seguridad y que pidió el PP en el escrito, el departamento de Fernando Grande-Marlaska insiste en que en el marco de la operación de refuerzo de verano llegaron a Baleares más de 300 agentes. Y que estos disponen de los medios suficientes para llevar a cabo sus funciones.