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La ruptura con Argelia dispara un 45% la llegada de inmigrantes a Baleares

El repunte de llegadas durante el verano a las costas baleares confirma a esta comunidad como nueva vía de entrada de la inmigración irregular a Europa

La ruptura con Argelia dispara un 45% la llegada de inmigrantes a Baleares

Una patera con cientos de inmigrantes a bordo. | Europa Press

La ruptura de relaciones entre Argelia y el Gobierno de Pedro Sánchez ha confirmado el peor presagio de los expertos en materia de inmigración. Frente a la ruta canaria, que refleja una tendencia a la baja en la llegada de inmigrantes a las costas hasta julio (9.308) –aunque sigue siendo un 27% mayor respecto a 2021–, en Baleares los últimos datos confirman a esta región como nueva vía de entrada de la inmigración ilegal en Europa. En lo que llevamos de año, han arribado a estas costas 49 embarcaciones con 838 inmigrantes, un 45% más con respecto al año anterior, cuando llegaron 40 con 578, según desgranan las fuentes policiales consultadas por THE OBJECTIVE.

El ritmo migratorio ha aumentado sobre todo durante el verano, marcando cifras récord pese a que 2021 dejo también cifras jamás vistas en esta comunidad autónoma. Ese año, llegaron 163 embarcaciones que transportaron a 2.392 personas hasta Baleares. Un dato que creció un 62% respecto a 2020 y que suponía multiplicar por más de cuatro los datos de 2019. El temor a un repunte migratorio en esta comunidad autónoma comenzó hace dos meses. El 10 de junio, día en el que Argelia hizo pública la ruptura de relaciones con el Gobierno español, 113 inmigrantes de origen argelino llegaron a las islas en cuestión de 15 horas, la mayor cifra que se había registrado en todo el año, según confirmó la Delegación del Gobierno. Las llegadas que se han ido produciendo semanas después, como la del pasado 2 de agosto, cuando en menos de un día llegaron seis embarcaciones con 98 personas.

El cambio de postura del Ejecutivo con el Sáhara Occidental en favor de Marruecos ha provocado que el país argelino mire para otro lado y no solo Baleares, sino otras costas como Almería y Murcia, hayan comenzado a advertir un incremento en los flujos migratorios en las últimos meses. A finales de julio, en menos de 48 horas, un total de 326 inmigrantes arribaron a distintos puntos de estas tres comunidades autónomas, dejando completamente desbordadas a las patrullas de la Guardia Civil, informó El Mundo.

Faltan infraestructuras

Pese a esta realidad, critican fuentes policiales, las infraestructuras para una recepción óptima de la inmigración siguen sin estar listas. El Ministerio del Interior sigue acondicionando el que será el Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) en Palma, en una instalación cedida por el Ministerio de Defensa, el antiguo cuartel palmesano de Son Tous

«El invierno pasado empezaron a adecuar el lugar, con módulos prefabricados para albergar hasta a 200 personas, pero todavía no hay fecha de apertura, han tenido tiempo suficiente. Mientras tanto, seguimos improvisando», critican los agentes. El departamento dirigido por Fernando Grande-Marlaska pretendía acabar las obras de este centro temporal en agosto, sin embargo, sigue clausurado.

Por otro lado, el país norteafricano mantiene su frontera cerrada, lo que imposibilita llevar a cabo las devoluciones de los inmigrantes a su país, una vez transcurren las 72 horas que pueden estar retenidos por la Policía antes de quedar en libertad, según marca la ley. En Baleares, durante los siete primeros meses de 2022, ya son 49 los cayucos que han llegado a sus costas con casi 900 personas a bordo.

Llegadas desde mayo

La llegada de ciudadanos magrebíes —sobre todo, argelinos— y sirios a las costas almerienses es una constante, sin embargo, la Policía ha advertido un aumento de estos flujos migratorios en los últimos meses, principalmente desde que el Gobierno anunció su cambio de posición respecto al Sáhara para, según manifestó el martes el presidente Pedro Sánchez, «mantener la integridad de Ceuta y Melilla». Un cambio histórico por el que Argelia, en palabras de su presidente, Abdelmayid Tebune, ya advirtió hace meses a España de las consecuencias, que finalmente ha ejecutado.

A principios de mayo, THE OBJECTIVE ya dio cuenta de que el país argelino estaba permitiendo la llegada y posterior salida de su territorio a cientos de inmigrantes sirios, afganos y bangladesíes que, desde hacía al menos un mes, estaban arribando en pateras a las costas almerienses y murcianas. Entonces, las fuentes consultadas calculaban que habían llegado en torno a 1.000 personas a bordo de embarcaciones a estas costas.

La prueba del contraataque argelino está en que la llegada de estos inmigrantes a costas españolas resulta inusual. Hasta ahora, la conocida como ruta argelina —que comenzó a activarse en torno a 2019— había sido utilizada principalmente por ciudadanos argelinos que huían por el clima de inestabilidad y el caos político de su país. De hecho, el año pasado fueron más de 4.000 los que lograron llegar a las costas almerienses a bordo de 400 embarcaciones. Cifras que convirtieron a esta zona en el primer puerto español en numero de pateras y el segundo, después de Gran Canaria, que más inmigrantes recibía.

En este caso, los ciudadanos que también están llegando a España proceden deTurquía. Según fuentes policiales desplegadas en el extranjero, se trata en su mayoría de sirios, pero también de otros países como Afganistán o Bangladés, que residían en suelo turco desde hacía seis años, fruto del plan que firmó la Comisión Europea con Turquía en 2016 para contener los flujos migratorios provocados por una década de guerra en Siria. No obstante, parece que esa cifra ha comenzado a decrecer ante el efecto llamada procedente de Argelia.

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