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La hoja de ruta de Sánchez e Illa: pactar con ERC las diputaciones y 25 escaños

Los presupuestos catalanes son el primer paso. El PSC negocia con ERC pactos en un sinfín de ayuntamientos y en diputaciones después de mayo

La hoja de ruta de Sánchez e Illa: pactar con ERC las diputaciones y 25 escaños

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y Salvador Illa. | Europa Press

El apoyo presupuestario entre el PSC y ERC de esta semana no es más que el principio -o más bien la continuación- de una alianza estratégica que comienza en Cataluña y termina en Madrid . Los socios, Salvador Illa y Pere Aragonés, intentan disimular la profundidad de su ‘plan oculto’ por el difícil equilibrio que supone pactar con su principal competidor electoral. «Esto no es un acuerdo de legislatura, sino un pacto presupuestario», señalaron ambos, mirando por el rabillo del ojo a uno y otro lado de la mesa donde se efectuó la firma. Además de lo planteado en esas declaraciones, el pacto implica también a Pedro Sánchez y garantizaría el margen para optar por un segundo mandato en el Palacio de la Moncloa. Un plan trazado hace un año, adelantado por THE OBJECTIVE, y que las fuentes socialistas y gubernamentales consultadas creen estar tocando con los dedos. 

Según relatan dichas fuentes gubernamentales, el objetivo de Pedro Sánchez es superar el récord histórico del PSC en unas elecciones generales: 25 diputados. Un resultado que supondría retornar a la época dorada de los socialistas catalanes en 2008, con la fallecida Carmen Chacón como cabeza de lista por Barcelona, quien logró arañar el 45,39% de los votos. De lograrlo, el PSC doblaría su representación en el Congreso y sus resultados de las ultimas elecciones generales, en noviembre del 2019, cuando rozaron un 20% del voto y 12 escaños. 

Esta fue una victoria para los socialistas que convirtió a Cataluña en el principal granero de voto de José Luis Rodriguez Zapatero, garantizándole optar a un segundo mandato. Y esa victoria de Zapatero es el espejo en el que se mira Pedro Sánchez. Tras la conquista popular de Andalucía en junio de 2022, y la incontestable fuerza de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, Cataluña es la única y más segura plaza -y baza- electoral a la que fía Sánchez sus opciones de mantenerse en Moncloa

El presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, junto a Jaume Collboni, Meritxell Batet y Miquel Iceta en un acto en Barcelona.

Los sondeos: «Estamos fortísimos»

La expectativa se fundamenta en los sondeos socialistas. «Estamos fortísimos», apuntan. Como adelantó este periódico, dichos sondeos indican que Jaume Collboni tiene muchas opciones de ganar en el Ayuntamiento de Barcelona y desalojar a su alcaldesa, Ada Colau, lo cual ha motivado su abandono como teniente de alcalde para distanciarse de la regidora de los Comunes y consolidar sus opciones de victoria.  

El equilibrio es complicado porque su plan de crecimiento se elabora a costa de su aliado de legislatura, y el plan trazado constituye un abrazo del oso para ERC del que es difícil no salir asfixiado. De hecho, en 2008, ERC fue el principal perjudicado por los 25 escaños de Chacón, al sufrir un descalabro de cinco escaños, de 8 a 3, frente a los 13 que ostenta actualmente en el Congreso. Y los vasos comunicantes se han agrandado, habida cuenta de que el perfil de Salvador Illa genera una gran aceptación y mejor valoración entre los votantes de ERC que la que tenía su predecesor Miquel Iceta.

Fuentes socialistas explican que «hay muchas posibilidades de conseguir ser primera fuerza y desbancar a ERC», de quienes apenas les separan 80.000 votos en las ultimas elecciones generales en Cataluña: 794.666 (PSOE) y 874.859 (ERC). Un mal augurio para ERC, que también corrobora la formación independentista: «No es Podemos ni Junts quien nos hace daño. Nuestra frontera y nuestro rival es con el PSC». Y el problema es que antes de las generales vienen las municipales, termómetro y adelanto de los resultados que suelen arrojar las elecciones en todo el país, que se celebran seis meses después. 

Objetivo: las cuatro diputaciones provinciales 

Por eso, ERC y PSC se miran por el retrovisor, recelosos, pero a la vez cómplices, porque la llegada de Illa como primer secretario del PSC ha obrado el milagro de la ruptura del independentismo, el mantenimiento de ERC en la mesa de diálogo pese al levantamiento de Junts per Catalunya y el trabajo «fino y soterrado» que ha permitido generar complicidades sobre el terreno y promesas a futuro con los republicanos. Según las fuentes socialistas consultadas, «Illa sabe bien que, a nivel autonómico, lo importante son los pactos, no los números» y mayo de 2023 podría abrir la puerta a un sinfín de acuerdos en centenares de ayuntamientos y en las cuatro diputaciones provinciales. Y en ERC saben bien que, si no dan los números a nivel nacional, el PP desbancará a Sánchez en La Moncloa. Esto último implicaría menos cesiones pero más posibilidad de recuperar votos.

La ruptura del independentismo es tal que, por ahora, los republicanos están muy por la labor de un acuerdo: «No vamos a cometer los mismos errores que en la diputación de Barcelona». Esto último alude a ese momento en que ERC se quedó fuera del pacto entre PSC y Junts per Catalunya para el ente supramunicipal. Un ente con el presupuesto más alto de España, 955 millones, y con una plantilla de 3.977 personas, que actúan sobre 322 municipios. 

ERC y PSC: «Está hablado»

Las otras tres diputaciones están actualmente gobernadas por ERC y Junts, que es precisamente lo que los socialistas aspiran a cambiar. No en vano, el propio president, Pere Aragonés, puso la diputación de Barcelona como ejemplo de la conveniencia y la posibilidad de pactar con el PSC. Según fuentes socialistas, «esto está hablado», aunque la relación simbiótica y pragmática que mantienen PSOE y Esquerra oscila entre el control de daños y la voladura controlada. Hay semanas prósperas como esta, en las que intercambian los presupuestos de la Generalitat por el apoyo de ERC a seguir tramitando la ley mordaza en el Congreso. Y hay otras en que Aragonés planta a Sánchez en la cumbre hispano-francesa en Barcelona, se abstiene en el decreto de medidas anticrisis, pone palos en las ruedas de la reforma laboral y anuncia una ruptura de sus relaciones tras el escándalo Pegasus.

Desde que en 2019 forzaron la convocatoria de elecciones al presentar una enmienda a la totalidad de los Presupuestos de Sánchez después de la cumbre de Pedralbes, en el PSOE mantienen todas las cautelas respecto a sus socios: «ERC no es de fiar». Pero han aprendido a hacer lo propio, a jugar a dos bandos, a mimetizarse con sus exigencias y postulados, a conceder los indultos, la destitución de la directora del CNI, la derogación de la sedición y la reforma de la malversación, todo al dictado de ERC. Pero con la virtud de que sus cesiones sirvan para arrebatarles la rentabilidad del electorado independentista.

El PSC pacta en privado con ERC con la intención de comerse a ERC. Y el cerebro de esta operación no es Pedro Sánchez, sino Salvador Illa. El segundo propone y el primero dispone. Frente a quienes dicen que el PSC es una sucursal del PSOE e Illa un títere en manos de Sánchez, el primer secretario del PSC se ha convertido en una de las personas que le inspira mayor confianza, autoridad y respeto al presidente del Gobierno. Y es él quien ha trazado el plan para que su jefe pueda seguir en Moncloa.

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