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El pacto de Aragonès e Illa debilita a ERC en las zonas rurales de Cataluña con vistas al 28-M

Cargos del partido temen «sufrir» en las elecciones por haber renunciado a su programa político contrario a grandes proyectos que «afectan al territorio»

El pacto de Aragonès e Illa debilita a ERC en las zonas rurales de Cataluña con vistas al 28-M

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. | Europa Press

El pacto entre ERC y el PSC para aprobar los Presupuestos de la Generalitat ha generado malestar en las filas del partido independentista. Fuentes de la formación consultadas por THE OBJECTIVE temen incluso que el acuerdo repercuta negativamente en los comicios municipales: «Sufriremos en las elecciones», afirman.

Durante el Gobierno de coalición con Junts per Catalunya, los republicanos se habían erigido como un muro en contra de los grandes proyectos que «atentan contra el territorio» y ahora los más críticos creen que el pacto con los de Salvador Illa ha tirado por la borda este perfil del partido que les mantenía en un antagonismo ventajoso respecto al «centroderecha» de Junts.

Una de las zonas que más ha sufrido esta división interna es Tarragona. El partido a escala municipal es refractario al Hard Rock Café y algunos de sus dirigentes no han dudado en manifestarse en algunas de las concentraciones ecologistas contra este macrocasino por considerar que forma parte de un «modelo económico y de país» incompatible con el programa político de ERC.

Aragonès se impone en ERC

Fuentes de la formación subrayan el protagonismo de Pere Aragonès en gestionar el asunto de las cuentas catalanas de forma interna, e imponiéndose a los más críticas en aras de la estabilidad. «Aragonès no hace nada sin el visto bueno de Oriol Junqueras, pero esta vez ha llevado él el peso de las decisiones controvertidas», añaden.

Y es que dirigentes republicanos pidieron en el último momento dar marcha atrás con el pacto con el PSC. Consideraban que no podían plegarse a los intereses de los socialistas en lo relativo a la construcción del Cuarto Cinturón (la B-40).

ERC y En Comú Podem habían calificado esta inversión de «proyecto caduco», pero ahora también los de Ada Colau han tenido que acatar. Sin oponerse frontalmente.

Sospechas de ‘tripartito’

La importancia del «voto dual» de ERC no es un tema menor en las filas del partido. Aunque la dirección, con Gabriel Rufián al frente, ha hecho pública su intención de crecer en la zona metropolitana de Barcelona (a costa del PSC), los alcaldes y concejales de la Cataluña rural abogan por la necesidad de marcar pedigrí nacionalista.

Estos sectores sufren las acusaciones de Junts de haber abandonado el objetivo de la independencia. Y saben que las «sospechas de un nuevo tripartito», como el que hubo en la región con el pacto entre PSC, ERC y la extinta IC-V, de 2003 a 2010, no suma votos de cara al elector más nacionalista.

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