THE OBJECTIVE
El archivo del buitre

¿Se puede decir ya que Bildu es filoetarra o faltan más pruebas?

La formación vasca ha decidido presentar a varios condenados por asesinato en sus listas para las elecciones del 28-M

«Si aquí nos conocemos todos», era el texto que utilizó el dibujante Peridis para decorar la viñeta que acompañaba la noticia de que hasta 442 candidatos en la listas de Herri Batasuna / Euskal Herritarrok / Batasuna habían sido encausados por terrorismo, pertenencia o colaboración con ETA, encabezados por sus portavoces de la época como Jon Salaberría o Arnaldo Otegi, que empuñaron capuchas y armas antes de ocupar escaños. 

No se puede decir que en ese tema haya habido mucho complejo en una organización que hasta sacaba a los miembros de ETA en sus spots electorales [1996]. Que puso como su candidato a lehendakari en enero de 1987 a un etarra como era Juan Karlos Yoldi (condenado a 25 años de cárcel por su pertenencia al comando asesino Goyerri) y que tuvo que ser trasladado en furgón policial al parlamento de Vitoria para que pudiera dar ahí su ‘discurso’ como candidato (fue, probablemente, una de las primeras veces que un grupo de diputados, la mayoría del PSOE-PSE abandonaron el pleno para no tener que escuchar a un criminal dándoles lecciones de democracia) en una sesión a la que difícilmente se le podía ver otro objetivo que no fuera el de provocar. 

Y es que de provocar saben bastante. El 29 de enero de 1998 el terrorista José Luis Barrios abrió fuego contra un matrimonio de sevillanos desarmados, Alberto Jiménez Becerril y Ascensión García, dejando huérfanos a todos sus hijos. Tan sólo uno año después, Euskal Herritarrok presentaba en su lista para la presidencia de Navarra al citado José Luis Barrios. Todos sabían perfectamente quién era y que cruzó el parlamento desde la prisión para tomar posesión de su acta el 2 de julio de 1999 aunque fuera sólo por unos días. Aquella lista de Euskal Herritarrok en la que Barrios iba de número 3 estaba encabezada por Pernando Barrena, que ahora es el encargado de representar a EH Bildu en el Parlamento Europeo, donde ha sido diputado hasta el año pasado. Uno de los portavoces de Euskal Herritarrok que más defendió por aquellos días el derecho del asesino Barrios a ser candidato era Patxi Zabaleta, entonces aún en EH, luego fundador de Aralar y hoy bien integrado en EH Bildu.

José Antonio Urrutikoetxea ‘Josu Ternera’ fue una de las principales cabezas del Comité Ejecutivo de ETA de la que formaba parte cuando se produjeron episodios tan inolvidables como la matanza de niñas en Casa Cuartel de Zaragoza, la masacre de Hipercor o el asesinato de Yoyes. Nada impidió que en las autonómicas de 1998 Euskal Herritarrok metiera en sus listas a Urrutikoetxea, a que ocupara el asiento en el Parlamento Vasco que había dejado Gregorio Ordoñez tras ser asesinado. Y para que la provocación fuera completa, Urritikoetxea fue designado por el Parlamento Vasco como representante en el Comité de Defensa de los Derechos Humanos. Fernando Buesa (PSOE) denunció entonces aquella provocación y no tardaría en ser también asesinado por los esbirros de Urritikoetxea. El portavoz de Euskal Herritarrok en esos momentos en el Parlamento Vasco y su cabeza de cartel era Arnaldo Otegi, que ahora es el líder de EH Bildu.

La justicia declaró a acreditado que Herri Batasuna, Euskal Herritarrok y Batasuna eran, simplemente, marcas de una organización asesina, pero desde 2011 se viene asegurando que no era ese el caso de EH Bildu. A pesar de que el Tribunal Supremo sentenció que sí, el Tribunal Constitucional decretó lo contrario aquel 6 de mayo de 2011. 

Parecía que los miembros de EH Bildu, incluyendo aquellos que nunca habían militado en HB/EH/Batasuna como Oskar Matute o Jon Iñarritu, querían dejar atrás el pasado y presentarse como un partido que «conseguía cosas» del Estado para Euskadi al estilo del PNV, y ahí estuvieron, logrando que ese PSOE del «nunca pactaré con EH Bildu» pactara Presupuestos y legislaciones con ellos como si fueran un grupo político más. Y en las primeras elecciones municipales, después de este ‘blanqueamiento’, se vienen arriba y vuelven a colocar a asesinos en las listas.

Algunos tertulianos, exdircoms de partidos del gobierno y compañía, intentan convencer de que es algo que aceptar por «normalidad democrática». Dado que es imposible sostener que con la fuerza actual de la que dispone la izquierda abertzale no tuvieran miembros suficientes para cubrir todas sus listas que recurriendo a criminales condenados, más aún viendo la ubicación de varios de ellos en puestos puramente testimoniales, sólo cabe entenderlo como una provocación de quienes quieren dejar claro que aún saben cómo hacer daño.

Y saldrá el PP con su argumentario a decir que todo es culpa del PSOE por pactar con ellos. Y saldrá el PSOE con el suyo a decir que la culpa es del Aznar por negociar con ETA en 1998. Y algunas víctimas no saldrán, simplemente sufrirán.

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