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La investidura desmoviliza a los más radicales: menos de 300 personas 'rodearon' el Congreso

La anecdótica presencia de manifestantes contrastó con el dispositivo de 1.600 agentes diseñado por Interior

La investidura desmoviliza a los más radicales: menos de 300 personas ‘rodearon’ el Congreso

Un grupo de congregados en Neptuno, este miércoles. | TO

La primera sesión de investidura de Pedro Sánchez, blindada con un dispositivo de más de 1.600 agentes, estuvo marcada por protestas anecdóticas a ambos lados del perímetro de seguridad establecido por las fuerzas de seguridad en la Cámara baja durante la mañana y la tarde de este martes. Apenas 300 personas ‘rodearon’ el Congreso frente a las previsiones del Gobierno. Sí recobraron fuerza por la noche en las inmediaciones de Ferraz, donde por décimotercera jornada miles de personas clamaron contra la ley de amnistía negociada entre PSOE y Junts, entre gritos de «¡Pedro Sánchez a prisión!» o «¡no es un presidente, es un delincuente!». Una marcha que concluyó con cargas policiales y 14 detenidos después de que un grupúsculo lanzase botellas de cristal y bengalas contra los agentes, como ha ocurrido en anteriores convocatorias.

El ingente dispositivo que diseñó el Ministerio del Interior —jamás visto antes en una una investidura— para garantizar la seguridad en los accesos al Congreso ante la previsión de protestas, contrastó con lo que ocurrió durante la mayor parte de la jornada: apenas 300 personas se acercaron a las inmediaciones del hemiciclo, según fuentes policiales. Una cifra que se fue diluyendo conforme pasaron las horas hasta el punto de quedar decenas de ellos, durante la tarde. En determinados momentos, incluso se escuchaba más el ruido de los coches que pasaban por Neptuno que el de los pitidos y las proclamas de los congregados. 

La concentración se desarrolló de manera pacífica, aunque fue especialmente bronca con la prensa, a la que acusaban de «manipular». Una ‘incriminación’ que fue aumentando hasta el punto de señalar a un grupo de periodistas que cubrían la protesta, a quienes gritaban: «Fuera de aquí, fuera de aquí, prensa manipuladora!». Fue cuando alrededor de una quincena de agentes salieron del perímetro de seguridad, reforzado con un triple vallado, para vigilar de cerca la situación, sin que finalmente fuese necesario ningún tipo de intervención. Tal vez el momento más tenso que se vivió durante toda la mañana.

«¡No somos ultras, somos españoles!»

Decenas personas, la mayoría vestidas con la bandera española, volvieron a rechazar la violencia que se ha registrado durante las últimas protestas en la sede socialista y recordaron en varias ocasiones: «¡No somos ultras, somos españoles!». Algunos de los congregados incluso advirtieron que «quitarían la capucha a todo aquel que la llevase», haciendo referencia a los grupos radicales que protagonizaron los altercados. También hubo otro grupo de personas que, encomendándose a la Virgen, rezó varios rosarios para «impedir que se rompiese España». 

La tensión se respiró más dentro que fuera de la Cámara baja. Tras el rifirrafe entre el líder de Vox, Santiago Abascal, y la presidenta del Congreso, Francina Armengol, por la comparación que hizo el primero entre el dictador Adolf Hitler y el presidente del Gobierno, el presidente de la formación de extrema derecha decidió abandonar el hemiciclo junto al resto de sus diputados. Poco después, acompañado de la mayoría de parlamentarios de Vox, Abascal fue a saludar a los pocos manifestantes que quedaban a Neptuno. 

Escoltados por el centro de Madrid

El encuentro apenas duró unos instantes. Sin embargo, los allí congregados iniciaron una marcha espontánea hacia Ferraz siguiendo a los dirigentes de Vox, que movilizó el dispositivo policial. Una decena de agentes y diez furgones policiales custodiaron a un grupo de unas 50 de personas, que hizo un recorrido desde Cibeles hasta Ferraz, pasando por el Paseo de Recoletos y las calles de Genova, Sagasta y Alberto Aguilera. Durante el trayecto se escucharon todo tipo de referencias contra el Gobierno y el presidente en funciones y Carles Puigdemont: «¡España ha despertado hijos de puta! ¡Puigdemont a prisión!».

Una vez alcanzada la calle del Marqués de Urquijo, el grupo se unió a cientos de manifestantes que ya aguardaban a escasos metros de la sede del PSOE. «No habrá paz para los traidores» fue el lema que encabezó la décimo tercera protesta frente a Ferraz, a la que asistieron unas 2.000 personas, según fuentes policiales, y que contó con la presidencia del presidente de Vox, Santiago Abascal, y otros miembros del partido como Javier Ortega Smith. 

La noche, sin embargo, concluyó con cargas policiales después de que un grupúsculo de embozados intensificasen el lanzamiento de objetos, botellas de cristal y bengalas contra los agentes. La noche concluyó con 14 detenidos y nueve heridos.

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