La Guardia Civil cotejará la voz de un comisario para verificar si amenazó a su exnovia

El Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Las Palmas de Gran Canaria, que investiga al comisario provincial de Santa Cruz de Tenerife, Luis Felipe San Martín Fernández-Marcote, por un presunto delito de violencia de género contra su expareja, ha ordenado a la Guardia Civil que coteje la voz masculina del vídeo que presentó la víctima como prueba para verificar que corresponde a la del mando policial, suspendido de empleo y sueldo desde el mes de diciembre. En las imágenes, a las que tuvo acceso este periódico, el comisario presuntamente amenazaba a su exnovia apuntándole con la pistola, mientras le gritaba: «¿Me estás diciendo la verdad? ¡Dime la verdad!» en el transcurso de una discusión por celos en 2021. 

La magistrada tomó declaración este martes a varios implicados en la causa, entre ellos al comisario, imputado por un delito de amenazas graves y maltrato, que, según fuentes judiciales, se negó a ello. Entre tanto, la titular también justificó que la autoridad judicial al frente del proceso fuese el Juzgado número 2 de Las Palmas, puesto que la presunta víctima tiene su domicilio en esta ciudad, aunque los hechos denunciados hubiesen sucedido en Santa Cruz de Tenerife, señalan las mismas fuentes.

El vídeo del comisario

El vídeo, grabado en diciembre de 2021 por la víctima en la vivienda del investigado, se advierte al comisario Felipe San Martín, aunque no se percibe todo su rostro, y se escucha a una mujer, K. C., discutiendo. En ese mismo momento, se ve al hombre con el arma y la mano en el martillo, es decir, preparado para disparar. La grabación ofrece unos segundos en que se ve el arma de lado, con el dedo de él en el martillo y dicho martillo en una posición muy baja. 

Ante esto, la víctima le pide en reiteradas ocasiones que deje la pistola. Él la ignora e insiste en el misma pregunta: «¿Me estás diciendo la verdad? ¡Dime la verdad!»,siempre con el arma en la mano. Continúa con expresiones semejantes que hacen evidente que se trata de una discusión por celos. Hasta que, finalmente, ella consigue que él deje el arma en la cama. Unos hechos, ubicados en diciembre de 2021, por los que la víctima «ha vivido atemorizada, con pánico y miedo» desde entonces. 

«El denunciante reconoció el arma» 

El juez dio por buenas las imágenes después de que un agente, que ayudó a interponer la denuncia a la mujer, y que también prestó declaración, confirmase que las personas que aparecían en el vídeo eran el investigado y la víctima, tanto por su apariencia física como por su voz. Y también el arma, la cual reconoció que «era la que el investigado tenía asignada» y que en la grabación «se encontraba amartillada» y en posición de disparo. 

Instantáneas que junto a «las contundentes manifestaciones de la posible perjudicada», que «relató los hechos con todo lujo de detalles», fueron indicios suficientes para que el Juzgado número 2 de Violencia sobre la Mujer imputase al comisario provincial un delito de amenazas en el ámbito de la violencia de género y acordase «la necesidad» de adoptar medidas cautelares: entregar el arma reglamentaria y una orden de alejamiento de 500 metros respecto de su anterior pareja, según reza el auto, al que ha tenido acceso este diario. 

«Intimidación gravísima» con la pistola 

El comisario provincial, por su parte, negó los hechos en un primer momento, aunque ahora se ha negado a declarar ante la juez. Sin embargo, advirtió el juez en el auto, los «indicios son abrumadores, no solo porque la declaración de la víctima es detallada y precisa, sino porque el vídeo no deja lugar a duda: un hombre intimida a la víctima con arma de fuego, arma que es idéntica a la que el investigado tiene asignada», y que reconoce el agente, así como la mujer: «Elementos que certifican la veracidad de cuanto se ha dicho».

El juzgado, en la misma linea, define los hechos como «una situación extrema a pesar del tiempo transcurrido —sucedieron a finales de 2021—», ya que, continua,« no se concibe mayor intimidación que el empleo de un arma de fuego por parte de una persona que, siendo policía, está formado para conocer su funcionamiento y, por tanto sabe usarla». Por lo que, «aunque parece que nunca llego a apuntar con el arma a la víctima, la sola forma en la que la usa, unida al resto de elementos circunstanciales (celos, domicilio, formación policial) implican una intimidación gravísima», concluye.

El denunciante 

Cabe destacar que el agente que cursó la denuncia por violencia de género, el inspector jefe de la Brigada Provincial de Policía Judicial, había protagonizado algunos desencuentros con el comisario suspendido en el pasado. Este mando, que dirigía las pesquisas del conocido caso Mediador, fue apartado de su puesto por Felipe San Martín después de que varios agentes le denunciasen por acoso laboral. La Unidad de Asuntos Internos, sin embargo, archivó los hechos tras no advertir ninguna irregularidad, según publicó este diario.

Según ha señalado el jefe de la Policía Judicial en Tenerife, decidió ayudar a la víctima como «un deber moral, ético y profesional». Después de reunirse ambos en un octubre y de advertirle más tarde la mujer que había tenido problemas al interponer la denuncia en la Unidad de Familia y de la Mujer (UFAM) en Gran Canaria, el mando decidió ayudarle y entregó a los investigadores de la UFAM en Tenerife toda la documentación y pruebas sobre los episodios de violencia de género que habría protagonizado supuestamente el comisario provincial contra ella.