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Junts sospecha que el plantón de Aragonès a la Diada oculta una alianza con el PSC

Los de Carles Puigdemont anuncian que asistirán a la manifestación y ven en la postura de ERC una «estrategia para ir ridiculizando el independentismo»

Junts sospecha que el plantón de Aragonès a la Diada oculta una alianza con el PSC

La decisión del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, de no asistir a la manifestación de la Diada (aunque sí a los actos institucionales) ha provocado un terremoto en el movimiento independentista. La entidad que convoca la protesta, la Asamblea Nacional Catalana (ANC), ha censurado que el mandatario catalán se haga «la foto» con el Gobierno de Pedro Sánchez y que «no la quiere con centenares de miles de catalanes». Y Junts per Catalunya también ha aprovechado la polémica para marcar distancias con ERC y todos sus consejeros asistirán a la manifestación.

Fuentes de la formación consultadas por THE OBJECTIVE aseguran que detrás del plantón de Aragonès hay «una estrategia para ir ridiculizando el independentismo» y ensayar una nueva alianza con el PSC de Salvador Illa. Las relaciones entre los socios del Govern hace tiempo que no pasan por su mejor momento, pero las discrepancias sobre el relevo de Laura Borràs al frente del Parlament ha acentuado la división.

Los de Carles Puigdemont se encuentran con unas bases que les piden romper con el «autonomismo» de ERC y quieren aprovechar la manifestación de la Diada para postularse como el partido que no ha renunciado a la independencia ni al contacto con las movilizaciones ciudadanas. «La decisión de Aragonès ha reafirmado nuestras ganas de ir», apuntan estas fuentes.

«Estigmatizar el independentismo»

Un sector cada vez más importante de Junts, aunque con poco peso ejecutivo dentro del partido, avisa de que «ERC quiere estigmatizar al independentismo» y que esta renuncia a asistir a la manifestación del 11 de septiembre responde a este objetivo. El presidente de la Generalitat ha justificado su ausencia con el motivo de que la manifestación es contra los partidos independentistas y no contra el Estado.

La ANC ha hecho un llamamiento a la «no rendición, la lucha continuada de la sociedad civil para avanzar hacia la independencia más allá de los partidos políticos». Y desde hace tiempo que esta entidad se muestra muy crítica con el Govern. En su último informe de fiscalización al Ejecutivo autonómico, le suspendió por no concretar pasos hacia la secesión y le reprendía porque las adjudicaciones públicas fueran «a manos del Ibex 35».

Diálogo con el Gobierno

Aragonès y su equipo hace tiempo que interpretan estas posiciones frontales de la ANC como un ataque a su apuesta por el diálogo con el Estado. Las consignas de Oriol Junqueras desde el fracaso del procés son las de «ampliar la base» o, en palabras de Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, «pinchar la burbuja del independentismo mágico». Unas aseveraciones que desde Junts consideran que es para «estigmatizarles» y reducirles como el independentismo «hiperventilado» incapaz de llegar a pactos con el Gobierno central que beneficien a los catalanes.

De hecho, la alianza entre ERC y el PSC lleva tiempo funcionando -de facto- en el Parlament. La Ley del catalán 8/22 y la renuncia del Gobierno de Pedro Sánchez a recurrir ante el Tribunal Constitucional se debe a esta alianza entre los socialistas y los republicanos que impera tanto en el Congreso como en la Cámara catalana.

Si al inicio de la legislatura autonómica, ERC quiso marcar pedigrí nacionalista y reeditó junto a Junts un nuevo gobierno, las desavenencias continuas con sus socios han hecho que empiecen a mirar hacia el PSC. En el día a día en el Parlament hace tiempo que ha pasado a ser un aliado prioritario. E incluso los próximos Presupuestos podrían contar con su apoyo.

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