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El Gobierno paraliza la legislatura y baraja prorrogar los Presupuestos si falla la amnistía

Los socialistas dudan de que Junts recule con la amnistía y rechazan aceptar más enmiendas: «No tenemos margen»

El Gobierno paraliza la legislatura y baraja prorrogar los Presupuestos si falla la amnistía

Pedro Sánchez y María Jesús Montero. | Gtres

La cara del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, abandonando precipitadamente el Congreso de los Diputados daba buena cuenta del sentir del Ejecutivo. Rictus serio y paso rápido para evitar las incómodas preguntas de los periodistas sobre las consecuencias de un varapalo de gran simbolismo y profundidad. Los de Carles Puigdemont votando en contra de la ley de amnistía que ellos mismos redactaron conjuntamente con el PSOE, tras forzarles a incluir los delitos de terrorismo entre los beneficiarios de la misma. Un duro golpe para los socialistas, conscientes de que han llegado «al límite» de sus posibilidades y de que la cogobernanza con Junts entraña serios riesgos para la continuidad de la legislatura. 

No eran pocos los que este martes, al término del pleno, ponían en duda la aprobación misma de la ley de amnistía, sin la cual sería imposible aprobar los Presupuestos Generales del Estado e, incluso, la continuidad de la legislatura. Las fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE reconocían que, en este momento, la legislatura está «en suspenso» hasta dentro de un mes. Es el plazo en el que el dictamen de la comisión de Justicia sobre la amnistía volverá a la comisión para redactar de nuevo un dictamen con la posibilidad de llegar a nuevos acuerdos transaccionales. 30 días por delante para llegar a un acuerdo antes de ser votado nuevamente por el pleno del Congreso. 

El PSOE «ya no tiene margen» para ceder

Tanto el Gobierno como el PSOE mostraron este martes dudas razonables de que se pueda llegar a un acuerdo porque perciben poca flexibilidad de Junts para aceptar la amnistía tal y como está, y porque aseguran que el PSOE «ya no tiene margen» para ceder más. En opinión de los socialistas, «hemos llegado al límite» de donde podían llegar, «lo siguiente ya es inconstitucional». El PSOE tiene claro que la aceptación de las enmiendas que permitirían amnistiar los delitos de terrorismo sin adjetivos ni limitaciones así como los de alta traición supondrían que «esta ley no la pasa el Tribunal Constitucional» y «para este viaje no hacían falta estas alforjas. No vamos a aprobar una ley que va a tumbar el TC».

Unas reflexiones cargadas de frustración e incluso indignación respecto a la cerrazón posconvergente que «hasta ahora, no se ha movido. Sólo nos hemos movido nosotros», y que motivaba la pregunta retórica: «No sé qué hemos estado haciendo estos meses». Meses de cesiones del PSOE, de «humillaciones permanentes», según los críticos, de reuniones en Bruselas con mediadores internacionales… y para nada. 

La legislatura «depende del jefe y el jefe tira»

El Gobierno acusó este martes el desgaste de los últimos meses y quiso públicamente mostrar su enfado por el voto en contra de Junts a la proposición de ley de amnistía: «Es incomprensible que Junts haya votado ‘no’ de la mano de quienes quieren encarcelarles e ilegalizares. Les pido que reconsideren su posición». Es decir, que Junts se mueva, recule y acepte el texto que el PSOE ha pactado tras múltiples cesiones a los de Puigdemont, porque «el texto es plenamente constitucional, impecable y así va a seguir siendo». El Gobierno no aceptará nuevas enmiendas, ni se moverá de su posición actual, según trasladan fuentes gubernamentales. 

Bolaños negó abiertamente que la legislatura esté en riesgo tras esta votación, y la ley de amnistía en suspenso: «Nos quedan tres años y medio de legislatura por seguir haciendo políticas como las que hemos hecho hasta ahora». En privado, en cambio, hay matices. Ministros de relevancia niegan que esto pueda tumbar la legislatura porque «eso depende del jefe y el jefe tira». Pero también admiten que, si no se aprobara la amnistía, la legislatura continuaría en modo muy precario. Admiten que sería muy difícil aprobar los Presupuestos Generales del Estado y «habría que prorrogarlos». 

«Vamos a ver cómo respiran»

No obstante, en la Moncloa deslizan su confianza en que Junts acabará dando marcha atrás, aunque no lo dan por hecho. «Vamos a ver cómo respiran. Espero que sí. Esto ha sido sólo una votación». La convicción de que Junts transigirá es compartida por ERC. El socio republicano mostraba este martes indignación con su rival independentista por poner en riesgo una ley que «no sólo beneficia a Puigdemont, sino a miles de personas que tienen su vida en vilo». Desde ERC denunciaban la imagen «poco sólida» que transmite Junts forzando la caída del Gobierno en una votación tras meses de negociación, y confiaban en que «recularán porque no se pueden permitir que la ley no salga».

ERC se alineó este martes con el Gobierno en la presión a Junts, que «se ha metido en un callejón, en un berenjenal». Confían en que se arregle aceptando el texto conforme se aprobó en la comisión de Justicia. «No es una ley perfecta pero ninguna lo es. El PSOE ha cedido bastante. No podía ceder más. Ahora tiene que ser Junts, porque si no serán los responsables de que nos quedemos sin ley». El miedo en Esquerra es que «yo hoy sabemos seguro que saldría la ley, pero dentro de un mes nadie lo sabe. Entramos en el fango electoral: gallegas, vascas».

Aprobación tras las elecciones gallegas

Entre los más optimistas en Moncloa, se destaca el hecho de que Junts votara este martes en contra de la ley de amnistía pero a favor del dictamen de la comisión. De no haberlo hecho, se habría echado por tierra la tramitación parlamentaria de la norma al completo. Pero esta fórmula permite devolver la proposición de ley a la comisión y arreglar lo sucedido en un plazo máximo de un mes. Una prueba de que Junts lleva al límite las negociaciones, pero manteniéndolas vivas. La propia portavoz de Junts, Miriam Nogueras, reconoció en su encendida intervención de que «esta ley es un buen punto de partida» que «tiene agujeros por donde la justicia prevaricadora española puede dejarla en papel mojado».

Y por ello, «hemos demostrado que tenemos voluntad de negociar», pero «agotaremos hasta la última opción para seguir haciéndolo». Y eso ocurrirá dentro de un mes, previsiblemente «después de las elecciones gallegas» y retrasando el calendario final de la aprobación de la amnistía de abril a mayo, a las puertas de la campaña a las elecciones europeas del 9 de junio, lo que el Gobierno quería evitar a toda costa. Una evidencia de que Pedro Sánchez no lleva el timón y «tira» a rebufo de Carles Puigdemont. 

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