Para la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la principal de las agencias de la ONU allí desplegadas, la situación humanitaria en el sur de Bangladesh «se degrada progresivamente en una catástrofe de proporciones bíblicas».
Desde su creación en abril de 2015, el campamento ‘Jungle’ ha sido el cobijo de miles de refugiados. Las organizaciones de ayuda aseguran que el máximo histórico se ha producido este mes, con cerca de 10.000 personas. Sin embargo, las condiciones en las que viven han sido motivo de críticas por parte de numerosos ciudadanos. Los refugiados duermen a la intemperie y el estado de salud de la gran mayoría es grave. Las autoridades francesas llevaban tiempo haciendo esfuerzos por cerrar definitivamente el campamento después de su desmantelamiento parcial hace menos de 6 meses.
Los refugiados fallecidos procedían de Alepo, de donde habían huido de los combates de la zona, donde ayer comenzó un alto al fuego de 48 horas. El bombardeo tuvo lugar sobre las 18.00 –hora local– y en las imágenes difundidas en las redes sociales se muestran tiendas destruidas e incendiadas, así como los trabajos de los bomberos para sofocar las llamas y la evacuación de víctimas. Además, un vídeo suministrado por la red Comités de Coordinación Local se escucha a algunos de los afectados gritar: “rusos, rusos”.
La Prefectura ha denunciado que algunos ‘activistas extremistas’ han sido «irresponsables» pues han impedido que los inmigrantes suban a los autobuses que los llevarían a centros oficiales. Según diversos medios, al menos una persona ha sido arrestada por tratar de convencer a los refugiados de que no fueran a los espacios alternativos de realojo. Por su parte, las organizaciones humanitarias han denunciado que temen que muchas personas terminen en campamentos clandestinos más precarios.
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