columnismo

El Cuarto Poder

El Cuarto Poder

«¿Cuáles son los contrapoderes ahora mismo en España? La prensa, en teoría. Pero hay columnistas que se postulan a los premios al talento a base de comer de la mano del Gobierno»

Efecto dominó

Efecto dominó

Hay episodios que refuerzan la impresión que el proceso al Procés tramó, trama y tramará una telaraña legal y penal en ocasiones arbitraria para envolver lo que también está siendo juzgado pero que se pretende invisibilizar

Ahora que Otegi tuitea

Ahora que Otegi tuitea

Yo pienso ahora en la memoria histórica de lo reciente; ahora que van a venir a reescribir el relato de las Vascongadas y a perdonarnos la vida. Yo soy tan raro que ni perdono ni olvido a los carlistones ultramontanos que mataban por la espalda. Ni perdono ni olvido porque aún huele a quemado y a muerto en Hipercor. Huele a infierno en la casa cuartel, en el nombre del pabellón que le dieron a un concejal que mataron por julio.

Todo podría ser mentira

Todo podría ser mentira

Este artículo está escrito con un estado de ánimo tan exaltado que no estoy seguro de que deban leerlo quienes me consideran una persona ecuánime, pero es que la alcaldesa de Barcelona me ha puesto de los nervios al considerar que es más digno de rememoración un payaso que un soldado. No es una anécdota que esta mujer insípida se permita dar una calle a un actor que si fuera de derechas sería machista, mientras desprecia al Almirante Cervera. Es la confirmación de que se ha instalado en la ortodoxia un síndrome político que podemos caracterizar por los siguientes síntomas: 

La posverdad es pecado

La posverdad es pecado

Un banco de alimentos es un observatorio de la pobreza. El reparto de comida entre los más necesitados no tendría sentido sin un protocolo que cuantificara la demanda por municipios, distritos, barrios; que constatara, por ejemplo, la existencia de un súbito pico de menesterosos en un área determinada y, en razón de ello, y en cooperación con los servicios sociales de la localidad, evaluara a qué obedece, de qué modo paliarlo o si va acompañado de otras carencias. Se trata de que la beneficencia no sea únicamente un parche más o menos redentor, sino también una oficina de monitorización de la miseria o, por emplear un tecnicismo al uso, del riesgo de exclusión social. Para los (des)amparados, obviamente, esa cuota de burocracia suele ser desagradable. Nombre, estado civil, número de hijos, profesión…  Nadie responde de buena gana a la taxonomía  de su propia desventura.

Publicidad
Publicidad
Publicidad