Me he pasado al mal llamado “lado oscuro”. Muchos periodistas calificamos así a los consultores políticos. Quizá porque la mayoría de las veces desconocemos su labor y la imperiosa necesidad de trabajar juntos. Ambos actores se necesitan. Ahora lo sé. En estos diez años como cronista política he observado que los pocos que se han acercado, enseguida los hemos calificado de “vendehumos”. Sobre todo, cuando matizaban lo pronunciado por su candidato para que la frase, un poco salida de contexto, no abriera portada al día siguiente.
La lista de 2018 contiene cuatro palabras, ‘micromachismo’, ‘fake news’, ‘procés’ y ‘posverdad’, que ya figuraban en la de 2017.
J. D. Salinger tenía 30 años “pelados, acababa de salir de la veintena” cuando conoció a Jean Miller en la piscina de un hotel de Daytona Beach. Estaba leyendo ‘Cumbres borrascosas’ y un hombre vino a decirme: “¿Cómo está Heathcliff? ¿Cómo está Heathcliff?” —dice Miller en ‘Salinger’, la biografía que firman David Shields y Shane Salerno—. Me lo dijo no sé cuantas veces. […] Por fin me volví hacia él y le dije: “Heathcliff tiene problemas”.
La novela que nos gusta y el periodismo clásico compartían una premisa precisa: contar una historia. Y contarla bien. En el ámbito del marketing político ha hecho fortuna el término storytelling, que no es otra cosa que transmitir un relato con fines persuasivos. O sea la Biblia de toda la vida pero en eslóganes torcidos. No hay que negarle eficacia a la estrategia nacionalista de construir, en los tres últimos siglos, y de manera intensísima en los últimos cuarenta años, un relato áureo que desafiaba, manipulaba y en último término tergiversaba los hechos más elementales de la historia.
Me desperté a las 6 de la mañana y, tras ducharme y vestirme, dudé si ponerme el gorro y la bufanda del Español. Los disfraces no van mucho conmigo, pero corría una alerta por bajas temperaturas y mi amigo Rafa me había aconsejado que fuera abrigado, pues de la estación de autobuses a Mestalla iríamos en su vespa. El caso es que ir de incógnito me pareció más artificioso que lucir los colores de mi equipo. Se me ocurrió entonces que Rafa había aterrizado en Twitter porque, según él, hay ausencias demasiado clamorosas, lo que me condujo a ese aforismo que dice ‘no alardees de humildad: no eres lo bastante importante’. Hay mañanas en que el pensamiento se abre paso como un rompehielos.
Hace algo menos de un año se publicó en Alemania una nueva edición de ‘Mi lucha’, el manifiesto de Adolf Hitler. La edición superó las expectativas más optimistas, y se ha convertido en un éxito de ventas.