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Ocuppy White Walls: El museo ha muerto, viva el museo

Ocuppy White Walls: El museo ha muerto, viva el museo

Occupy White Walls, el juego desarrollado por el equipo británico Stikipixels y disponible de forma gratuita a través de Steam, comparte con su cuasi homónimo Occupy Wall Street la invitación al desacato.

Si el movimiento que llevó a cientos de personas a «apropiarse» del Zucotti Park de Nueva York suponía una rebelión contra los símbolos de la crisis económica y sus barreras intangibles, esta experiencia interactiva nos propone adoptar la misma postura contra otro de esos elementos que delimitan nuestra realidad, otro de los lugares sacrosantos cuyas normas no pueden ponerse en entredicho: el espacio museístico

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Imagen de Occupy White Walls vía Steam.

Occupy White Walls nació hace ya tres años, pero parece un juego más que adecuado para estos tiempos de pandemia. Ya hemos hablado de cómo los espacios virtuales se han reinventado para convertirse en sustitutos de la interacción física. Pero han sido capaces de ir mucho más allá de ser un simple reemplazo, convirtiéndose en puertas a distintas realidades maleables; es el caso del AMAZE / SPACE, donde tuvo lugar el evento del mismo nombre, el pasado verano, que se define como «un espacio cultural inmersivo» y se ha cedido posteriormente para otras exhibiciones de desarrolladores de videojuegos independientes. No necesitamos más que instalar el ejecutable en nuestro ordenador y tendremos acceso a las distintas exposiciones cuando se celebren. Igual que entrar en una galería en el «mundo real», con la salvedad de que se encuentra siempre a nuestro alcance y podemos recorrerla cuantas veces deseemos. Podemos detenernos todo el tiempo que queramos en las obras, sin miedo a que llegue la hora de cierre. Tocar lo que nos apetezca, interactuar, navegar por distintos tipos de contenidos ramificados y metadiscursivos. En suma, romper las normas habituales de lugares donde nuestra posición, casi siempre, suele limitarse a la de observador. 

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Imagen de Occupy White Walls vía Steam.

¿Y quién no ha visitado un museo y ha fantaseado con reorganizar lo que tiene a su alrededor? Tal vez cambiar un cuadro de lugar… o llevarnos uno a casa. Occupy White Walls nos ofrece esta posibilidad. El imperativo que le da nombre no podría ser más claro: adelante, ese muro blanco es tuyo. Tienes libertad para colocar en él lo que quieras, del modo que te apetezca, en el orden que más te guste. Ocúpalo

Comenzamos nuestra andadura en el universo de Occupy White Walls en el centro del universo, la Plaza, que nos servirá para comprender las normas. Enseguida nos damos cuenta de que estamos en un escenario atípico, que escapa de la rigidez a la que nos tienen habituados los museos. Distintos tipos de decoración y de estéticas se combinan sin una lógica aparente en las salas a las que podemos acceder. En ellas encontraremos cuadros procedentes de etapas históricas variadas, muchos de ellos conocidos de sobra, pero también creaciones de arte digital de autores desconocidos. Todo un mosaico de expresividad cambiante por el que podemos pasear el tiempo que queramos, contemplando en detalle y dejando nuestros propios comentarios junto a los de otros visitantes. Occupy White Walls es un MMO, un juego multijugador masivo, lo que implica que compartiremos experiencia con personas a lo largo y ancho del mundo.

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Imagen de Occupy White Walls vía Steam.

Una vez hayamos explorado a fondo la plaza, llegará el momento de ocupar nuestros propios muros. Y es que la auténtica razón de ser del juego se encuentra en nuestra sala personal, al principio un espacio vacío suspendido en el infinito, casi surrealista, hasta que empecemos a decorarla a nuestro antojo. Algo así como Los Sims, pero exclusivamente centrado en nuestra expresividad artística. Dispondremos de un crédito con el que podremos adquirir obras de un catálogo que se irá ampliando; una moneda completamente virtual, eso sí, ya que Stikipixel quiere mantener su creación en las antípodas del «mercado del arte» de nuestro mundo real, al que consideran «cínico, condescendiente y poco ético, dirigido solo a los muy-ricos». En Occupy White Walls, tal como explican en el manifiesto que exponen en su página web, «no importa lo pobre que seas mientras seas creativo, tengas clara tu opinión y seas entusiasta». 

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Imagen de Occupy White Walls vía Steam.

Entusiasmo es, desde luego, lo primero que nos viene a la mente cuando decidimos dar el siguiente paso en nuestra exploración del juego: visitar otras salas. Podemos hacerlo al azar o dirigirnos a la de alguien que conozcamos. La primera experiencia suele ser aleatoria, claro; pero, incluso así, es bastante fácil recalar en un espacio absolutamente espectacular. Occupy White Walls cuenta ya con un cierto recorrido, pero no deja de ser un juego de nicho, y ello implica que quienes le dediquen tiempo lo van a hacer con todas las de la ley, volcándose al máximo. Probablemente, en nuestro primer viaje dejemos atrás nuestra sala casi vacía, sin tener demasiada idea aún de cómo decorarla, qué estilo escoger o qué obras exponer. Un par de saltos a algunas salas donde contemplamos la inmensa creatividad de otros jugadores, y regresaremos a la nuestra con la cabeza bullendo de ideas… o tal vez abrumados ante las inmensas posibilidades estéticas y arquitectónicas. Jamás un museo nos había abierto las puertas de esta manera, jamás había pedido a gritos de este modo que lo hiciéramos nuestro. 

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Imagen de Occupy White Walls vía Steam.

Si alguna vez hemos suspirado por visitar la National Gallery de Londres, algo más lejano todavía en estos días, Occupy White Walls nos lo permite. 

Si, por el contrario, nos atraen más los espacios imposibles, tenemos opciones tan trabajadas como este homenaje a Twin Peaks. 

Hemos mencionado que el arte digital también tiene cabida en este museo de museos, y es que los artistas tienen la posibilidad de subir sus propias obras de manera completamente gratuita. Sin normas estrictas ni restricciones, a excepción de los términos y condiciones (que regulan el buen uso de la galería o los derechos de terceros). La sección dedicada a artistas en la web, que nos explica cómo participar con nuestras creaciones si lo deseamos, esconde otro importante manifiesto, que demuestra que el estudio no se corta a la hora de dejar claras sus intenciones. «Creemos que el modelo ‘basado en paredes’ está roto, no funciona con la audiencia que considera el arte aburrido o complicado». Así pues, ellos abren una pasarela para que los artistas puedan conectar con el público de un modo directo, abierto y honesto, sin intermediarios ni marchantes. Si alguien compra tu obra con su dinero virtual, es porque realmente le gusta.

Es posible ir más allá e interactuar o compartir su trabajo a través de las redes. Puede parecer frívolo, resumido de este modo; tal vez un magro consuelo para quienes tratan de abrirse camino a nivel profesional (ya sabemos que la famosa visibilidad online no da de comer ni paga facturas). Sin embargo, toda rebelión comienza desde lo simbólico, y esta no podía ser menos. Occupy White Walls es, en esencia, una celebración del artista, y de la libertad que nunca debería perder bajo el yugo del capitalismo.

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