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La risa unilateral de Cataluña

La semana clave del independentismo catalán, vista desde la única lectura posible: el absurdo. En manos del Parlament de Cataluña y del Senado español quedan dos decisiones atadas e irreconciliables: la ruptura unilateral de Cataluña o la intervención total de la autonomía, por parte del gobierno central. Esta semana, en Barcelona, la vida siguió hasta que el artículo 155 decida lo contrario. El humor se alza como “enanos en hombros de gigantes”, para ver más y más lejos. No sabemos si los politólogos también, pero los guionistas, seguro, necesitaron binoculares. 

La risa unilateral de Cataluña

La semana clave del independentismo catalán, vista desde la única lectura posible: el absurdo. En manos del Parlament de Cataluña y del Senado español quedan dos decisiones atadas e irreconciliables: la ruptura unilateral de Cataluña o la intervención total de la autonomía, por parte del gobierno central. Esta semana, en Barcelona, la vida siguió hasta que el artículo 155 decida lo contrario. El humor se alza como “enanos en hombros de gigantes”, para ver más y más lejos. No sabemos si los politólogos también, pero los guionistas, seguro, necesitaron binoculares. 

 

El miércoles, a las 7 de la noche, el autocar sale puntual para trasladar al público hacia Sant Just Desvern, donde verán en vivo, el último episodio de Està passant, el informativo satírico que sirve de antesala al telenoticias de la televisión pública catalana.

– Yo he venido hoy y he tenido un día, que mejor ni te explico, ¡eh! —dice Chiqui.

Ella trabaja en el Departament d’Interior, en una comisaría. “No tengo ganas de nada”. Pero aquí está, sentada junto a su madre, Rosa María, de 79 años de edad, que cada noche, desde el 13 de septiembre, se parte con la nueva apuesta de Minoria Absoluta, la productora más grande de carcajadas catalanas: “Esto es como una despedida. Con lo que dicen que en teoría pueden hacer”.

Es decir, poner en práctica desde Madrid —Senado mediante— el artículo 155 y tomar el control de al menos tres de los elementos más distintivos de la institucionalidad catalana: Economía (control de las finanzas), Interior (control de los Mossos d’Esquadra) y Presidencia (control del control de Cataluña). Y así, volver a la legalidad, la convivencia, la recuperación económica —bla, bla—  y celebrar elecciones en situación de normalidad —¿alguien lo recuerda?—, según dijo el presidente del gobierno central, en su monólogo del 21 de septiembre.

– Lo que dicen en las noticias —dice Chiqui— que atacarán Mossos y TV3 y Catalunya Ràdio.

Porque el 155 representa también la toma de control de Madrid de los medios públicos de Cataluña, para garantizar “una información veraz objetiva y equilibrada” —bla—, que ya no estaría en manos de periodistas, productores y guionistas, sino de gestores. Sea lo que sea que eso signifique.

– Entonces, pienso yo, que nunca en la vida he venido a TV3 y justo he venido hoy, que está todo este tema así. Y yo, como soy un poco de señales, y hay todo este mal rollo… uf.

Ni decirle que esto no es TV3, que TV3 queda en Sant Joan Despí. No hay huevos, Chiqui.

 

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Toni Soler y la señora Rosa María en el programa Està passant | Imagen vía Andrea Daza/The Objective

 

 

El resumen es que los catalanes no saben en qué tipo de país amanecerán el fin de semana —uno real, uno autonómico, uno latinoamericano. ¿Habrá independencia? ¿La hubo ya y no nos dimos cuenta? El conflicto político Rajoy versus Puigdemont, Barcelona versus Madrid, Cataluña no es España —o sí, después de todo— ha probado ser un guión inacabable, con giros inesperados cada semana —aún mejor los sábados que los domingos— con mucho nudo y ningún desenlace, poniendo a prueba la convivencia de los protagonistas y, sobre todo, de los actores secundarios:

–  Mira, yo no era independentista. Pero ahora ya me es igual. No insultaré a nadie, ni pondré comentarios despectivos en el Facebook de ninguna persona. Ahora, si tú pones: “Cada vez que te veo, Albiol, yo vomito”, pondré un Me gusta.

Una vez en el plató, ya todos sentados —menos una desobediente— Toni Soler, uno de los artífices de Minoria, con su producto estrella, el Polònia, que lleva más de una década parodiando la política catalana y española, se queda mirando fijamente a la matriarca del público:

– Y usted, señora, ¿no piensa sentarse durante todo el programa?

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El plató de Està passant | Imagen vía: Andrea Daza/The Objective

 

Rosa María no puede con la emoción. Ni con la cámara de TV3 que no le deja ver bien al trío calavera: Soler, Jair Dominguez —músico, guionista, escritor, llamado a declarar en 2012 por un juez de la Audiencia Nacional ante un presunto delito contra la Corona (desestimado, va)— y Óscar Andreu —introvertido, escritor, mil personajes del programa radial La Competència—,  que siempre encontrará la forma de decir al aire la palabra esbojarrat —se pronuncia ‘esboyarrat’, cosa de locos— y, más tarde, Elisenda Carod, periodista, pelirroja, entrevistadora de falsos directos o de directos directos, que despierta a los oyentes de RAC105 desde el programa Fricandó Matiner.

Pero el equipo es bastante más grande e incluye genias como Dolors Boatella —en Twitter ya se geolocaliza “fuera del marco constitucional”— o Enzo Vizcaíno —ex guionista de Crackovia, dibujante y comediante de stand-up. En fin. Que de regreso en el autocar, Paula Torramilans, becaria de producción desde hace dos meses, le contaba a Nacho —hijo de Rosa María, hermano de Chiqui— que hace días que el programa se produce en incertidumbre. Es lo que hay en Cataluña.

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Este jueves, por ejemplo, no hubo —programa, porque incertidumbre siempre hay en el conflicto de país o del país dentro del país— y el viernes tampoco habrá —porque recopilan lo mejor de la semana. Así, el miércoles se fueron a dormir sin saber si habría o no 155 que les interviniera el sentido del humor el lunes. Lo único cierto —eso sí, segurísimo— es que el martes hay partido. Y por tanto, tampoco hay programa. En Cataluña, Panenka se queda pendejo.

O-río-o me reviento

A principios de semana, luego del saque de banda de Rajoy, con el 155 a cuestas, las risas nerviosas secuestraron el seny —la famosa e impronunciable cordura catalana— para instalar esta sensación tan francesa de je ne sais quoi: ni cuándo, ni cómo, ni dónde estalla todo por los aires y entran los tanques por la Diagonal. El lunes, mientras tanto, como para hacer tiempo, un centenar de personas entraron en un bar de la calle Balmes —El Medi— para ver qué daba de sí la crisis política actual.

 

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Lunes de micro abierto en El Medi | Imagen vía JA Ribas – Estudio de fotografía Barcelona

 

Charlie Pee y Albert Floyd llevan años organizando estas noches especiales en la muy instalada tradición del stand-up comedy barcelonés. Este lunes, era la tercera vez que Modgi, guionista de la revista El Jueves, subía al escenario. Y acaso por eso, se aventuró con material nuevo. Arrancó con un bloque provocador sobre la dimensión desconocida del correctivismo político, para venir a decir que, si lo que te gusta hacer es realmente provocador, no lo llevas escrito en una camiseta.

Ejemplos: “Es fácil ver a un adulto de clase media con una camiseta que dice Fuck The Police, pero nunca verás a un calvo con bigote con una camiseta que diga ‘Follar niños’. Porque nadie es tan honesto expresando el lado más oscuro de su personalidad”. De seguidas, nos pidió imaginarnos con una camiseta que confesara nuestro secreto más jodido. Ejemplos: “Jamás pude despedirme del abuelo antes de morir”. “Atropellé al perro de mi vecino y fingí que ya estaba muerto cuando lo encontré”. Hagamos una pausa, pensemos, bebamos. Una camisa que diga: “Yo apoyé la aplicación del artículo 155”. No hay huevos, Chiqui.

El martes, el escritor Sergi Pàmies salía del escaparate —así se llama su columna en La Vanguardia— para decir que el 155, “anunciado con una chusquera anticonstitucional”, paraliza. Del todo. “Y aún hay quien especula sobre la dificultad técnica de intervenir los medios públicos”, escribió, “como si no supieran que los van a cerrar y se quedarán tan anchos. Mirar TV3 y escuchar Catalunya Ràdio como si fuera la última vez provoca un macabro vértigo cuando intentamos imaginar un país sin estos referentes criminalizados por quienes confunden la discrepancia con sus contenidos con el delirio represor”. Pero ya está. Ahora viene el vacío, porque ni DUI —o sí—, ni 155 —que también. O quién sabe y se termina aplicando la receta letal: DUI + 155 = 666.

El guionista Joan Tharrats ya se imaginaba el momento en que un gestor le ordenase poner a Bertín Osborne en lugar del El Senyor Pla, el malo del Super3 de TV3, donde él escribe: “Ni en la dictadura de Franco recuerdo un momento similar”. Y eso que no es tan viejo. Casi adolescente fue guionista de la revista El Papus, aquella que en 1977 unos apostólicos anticomunistas decidieron estallar, antes de que él llegara a la redacción: “La bomba, por horas, casi me pilla”. Con el portero, en cambio, no tuvo compasión. Y no. Con Franco no se reía mejor.

 

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Modgi, guionista de El Jueves | Imagen vía: JARibas – Estudio de fotografía Barcelona

 

“No estamos en situación de guerra”, dijo el miércoles el director de TV3, profesor Vicent Sanchis, en un auditorio lleno de estudiantes en la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna. “No confundamos sus deseos con la realidad”, insistía. Una realidad esquiva, donde el Parlament lleva al límite la legalidad y la Constitución se empieza a leer con pavorosa literalidad. Así son las crisis democráticas en la postmodernidad o como quiera que se diga esta época en el futuro. Con Franco, al menos sabías cuál era el sistema y quién, el censor.

Por eso, la risa funciona como válvula de escape. Oye, que Peter Berger dijo que “la risa puede abrir el acceso a la verdad”, pero joder, no sabíamos que la verdad se podía quedar sin conexión de datos. Ríete tú del camarote de los hermanos Marx cuando puedes desternillarte con la Guardia Civil apertrechada en un crucero de los Looney Tunes: “Imaginar a unos tíos cachas y engorilados, que vienen con el objetivo de intimidarte”, dice Mogdi, “embutidos en los camarotes diminutos de un barco con un Piolín gigante, es casi una provocación para que te rías”.

Y, además, tenemos a los medios, todos tan serios, ofreciendo información tan confusa. Mogdi piensa de inmediato en el tratamiento que del procés, hacen los medios de la “España es una y no 51”: “En las tertulias políticas nos comparan con los nazis a diario. Debemos ser los nazis más pringados de la historia, ya que en lugar de invadir Polonia dejamos que nos suspendan la autonomía y que manden a la Policía a zurrarnos”. Catalunya, über alles. “De hecho, según algunos medios unionistas, Puigdemont, Junqueras, Anna Gabriel y Trapero son igual que Hitler. Así que somos mucho peores que los nazis, porque ellos sólo tenían a un Hitler y nosotros tenemos a cuatro”. Mejor reír para no llorar.

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Vicent Sanchis, director de TV3. | Imagen vía: Andrea Daza/The Objective

 

A los estudiantes, Vicent Sanchis, les dijo que, en el fondo, lo que había era una intención de escarmiento, de dibujar líneas de funcionamiento y eliminar el punto de origen. Como quien dice, cerrar la fábrica de sistema fordista que produce y produce independentismo en Cataluña. ¿Cómo se hace para intervenir un medio de comunicación con más de 2 mil trabajadores? Si no lo sabe él, que dijo no saberlo, menos lo saben en Madrid. Pero la realidad es que desde mediados de septiembre el gobierno central asumió el control financiero de la Generalitat, incluso antes de que tuviera lugar el referéndum que nunca debió tener lugar y que, sin lugar a dudas, tuvo lugar el 1º de octubre. Pero la realidad es que con intervención financiera y sin presupuestos aprobados, Televisión de Catalunya, sí que se vería en serios problemas: “Estamos pidiendo créditos personales”, le soltó Sanchis a Marçal Sintes, cuando le preguntó sobre el tema. Hay que responder medio en broma, medio en serio, si el objetivo es sobrevivir enteros la semana.

Otro ejemplo, de la cosecha de Modgi: “Ahora, el Gobierno central controlará la televisión pública catalana porque, según ellos, manipula la información. Sin embargo, el Consejo de Informativos (es decir, los trabajadores) de la televisión pública española, controlada por ese mismo Gobierno, está pidiendo la dimisión de su cúpula directiva porque consideran que la cobertura que se está realizando sobre el procés es sesgada, manipulada y carente de pluralidad. Desde aquí la paradoja parece tan absurda que reírse es la única opción legal que te queda para evitar que te estalle el cerebro”. La risa como derecho constitucional.

Entre la cautela y la broma infinita

Este jueves, Ana Polo, reportera, guionista, voz de La Segona Hora, programa de RAC1, principal emisora privada de Cataluña, sólo estuvo media hora en antena. Como casi todos los espacios de humor, ellos también cedieron ante los informativos. Como casi también cedió Puigdemont, ante las presiones de su propio partido, y como casi toda la tensión de la semana pareció ceder, ante un anuncio de elecciones autonómicas anticipadas, que debía frenar el 155; pero que, en realidad, terminó cediendo antes las presiones de fuerzas parlamentarias, hasta acelerar una intervención que en la madrugada parecía inminente. La noche es oscura y alberga horrores. “¡¿De verdad no lo tenían planificado?!”, dice Polo —celebérrima por no haber ligado en Cuba—  en las profundidades de Las Cuevas de Los Rajahs, un bar del gótico donde hasta hace poco podías asfixiarte bailando salsa —cuando se llamaba Las Cuevas de Sorte, también celebérrimas en Venezuela— y ahora, oh, fortuna, puedes asfixiarte escuchando jazz y stand-up comedy.

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María Rovira, mejor conocida como Oye Sherman en Las Cuevas de Los Rajahs | Imagen vía Andrea Daza/The Objective

 

Polo vino a hacerle barra a su colega, María Rovira, “ministra de propaganda digital” —bio de Twitter. No confundir, como le pasó a Anna Gabriel de la CUP, con la regidora del partido de izquierda radical, María Rovira, también de la CUP. Que de esto va parte del monólogo de María Rovira —mejor conocida como Oye Sherman que como María Rovira. Vaya, que en el fondo, todos los problemas de Cataluña pasan por un problema de identidad: “Me parece que hay cosas de las que casi no se están hablando por culpa del procés”, dice Sherman. “Se está hablando poco de mí” —y seguramente más de la regidora de la CUP— “estoy siendo eclipsada por esta vorágine”. Y como Cataluña debe parir centenares de Marías Roviras, Sherman concluye que “es muy fácil ser yo. Soy la Pepe García catalana”. Y por ahí se va.

Pero en las tardes, como Polo, Rovira se pone delante del micrófono de Catalunya Ràdio, en el programa Estat de Gràcia, hoy también cedido para los espacios de información. Pero como todos, ella tampoco desconectó y estuvo todo el tiempo pendiente de lo que se decía en el Parlament. Y tampoco encontró una concreción sobre lo que estaba pasando, ni sobre el significado de lo que se estaba decidiendo: “Y por tanto, es siempre un escenario de incertidumbre”, dice. “Nosotros nos preparamos. Hace poco hicimos un manifiesto en relación con la aplicación del 155. Y, a partir de ahora, es verlo venir”. Sin saber si será tan terrible, si será tan estricto, si será tan patético. “Todo se mueve en un escenario muy abstracto. El 155 es esta cosa que tiene nombre, pero no tiene forma. Ni aplicación concreta. Veremos qué pasa. No creo que ni los mismos dirigentes sepan, exactamente, cómo se materializará este 155 porque todo va en función de cómo responda el gobierno catalán y cómo lo que haga el gobierno central. Todo es muy reactivo”.

¿Cuándo se pone seria la cosa? Mogdi —también presente en Las Cuevas de Los Rajahs —asegura, con mayúsculas, que YA lo está: “Al menos, jamás se había visto tan seria como hasta ahora. Las cargas policiales del 1 de octubre marcaron un antes y un después. Cataluña no ha realizado la desconexión institucional del Estado español, pero ver cómo la Policía de tu propio Estado utiliza la fuerza de forma desproporcionada contra ti, sólo porque estás votando, hizo que muchos catalanes desconectaran mentalmente de España”. En ese sentido, Sherman es enfática: “No vivimos en una dictadura, porque los medios todavía se expresan, pero sí que en el peor de los casos vemos que una posible censura se nos viene encima”. Este es el aire que se respira: “Un poco entre la cautela y la broma”.

Y como todo parece un mal chiste, la gente se vuelca en el refugio siempre generoso del humor: “La lectura que hago es que la situación actual ha politizado mucho más a los ciudadanos. Todos estamos consumiendo mucha más información de lo que es habitual y no estamos preparados para ello, es apabullante”. Para el guionista, no hay mejor mecanismo que el humor para dar salida a toda esa sobreinformación en forma de juicio de valor: “Te ríes, tomas aire y sigues adelante. En ese sentido, la comedia es un instrumento mucho mejor que otros para procesar los datos, porque evita que te encierres en una trinchera ideológica o que acabes con un gorro de papel de aluminio en la cabeza”. ¿Cómo acabará esta historia? “La respuesta la tengo clarísima: no tengo ni puta idea”.

Un colofón para sea lo que sea que esté pasando

El miércoles, a las 8:15 de la noche, Toni Soler se pone puntual delante de la cámara y dice:

Bona nit. Està passant. És un quart de nou… estamos en directo en TV3. No todo en la vida ha de ser 155 o DUI. También hay Gürtel… la fiscal anticorrupción ha dicho que está aclaparadoramente acreditada la caja B del PP y considera que ha quedado probado que Luis Bárcenas era el famoso “Luis el cabrón” de las conversas. El que no está muy claro quién es, es el misterioso M. Rajoy que sale en los papeles de Bárcenas. ¿Quién debe ser? (…) Pero hablemos de otro tipo de gente que le gusta poner la mano en cajas, concretamente en urnas. Uno de los guardias civiles que se ha instalado en los bungalows de un cámping en La Escala (entra imagen). ¡Bonitos, eh! Ya los hemos tenido en barcos, en hoteles. Ahora en campings. La verdad es que no saben dónde ponerlos. De hecho, había un Guardia Civil que no ha encontrado sitio y le hemos alquilado una parcela en nuestro plató (la cámara muestra la tienda de campaña). Pero, lo hemos acogido. Volem acollir. (…) Y otro dato, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart (los líderes de la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural) todavía están en prisión. Y hace una semana y dos días. Està passant.

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Sketch de la Guardia Civil | Gif vía Andrea Daza/The Objective

 

Antes de entrar, Rosa María, la matriarca, le preguntaba a Chiqui qué sería de la vida de Jordi Pujol.

– Ese está libre, mami. Muy mayor para la cárcel.

– Pues ya lo podrían cambiar por los Jordis, que ése vale por dos.

Sabiendo que el jueves no hay programa y que el viernes emiten un resumen, el trío calavera de Està passant, deja grabada una presentación coral: “Bona nit”, comienzan los tenores:

“Hoy les ofrecemos los mejores momentos de la semana. Después de unos días intensos, ya podemos decir que somos”, y Toni Soler dice, “una república”; y Òscar Andreu dice, “una colonia española”; y Jair Domínguez dice: “un país devastado por una invasión alienígena”.

Vuelve el coro: “Como todos saben, a estas horas, el president Carles Puigdemont ha proclamado”, y Toni Soler dice, “la independencia”; y Òscar Andreu dice: “Está detenido”; y Jair Domínguez dice: “En realidad era un extraterrestre reptiliano”; y todos dicen, “como muchos ya habían avanzado”. Pero hay más: “Por su parte, el presidente español Mariano Rajoy, ha dejado claro que aplicará la constitución”. Y Toni Soler dice: “Que aplicará la constitución”; y Òscar Andreu dice “que aplicará la constitución”; y Jair Domínguez añade: “Y se pondrá papel de plata en la cabeza para que lo puedan detener tranquilamente… que tampoco hay mucho para leer, porque todos sabemos…”, y Toni Soler lo interrumpe:

– Calla, calla ya, ya está. Calla ya, que ha quedado claro que esto está grabado y no sabemos qué ha pasado hoy.

– Umjú —añade Òscar Andreu.

“Los dejamos con los mejores momentos de la semana” (Soler), los peores momentos de la semana (Andreu), “los mejores aliens de la semana” (Domínguez).

Y la regidora pide al público que aplauda, mientras entran los créditos, mientras Chiqui, Rosa María y Nacho, y el resto de los que estamos ahí, todavía libres, nos fundimos en una risa redentora.

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