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Cómo explicar a los niños la crisis del coronavirus

Hablamos con una psicóloga clínica para que nos explique cómo abordar la crisis del COVID-19 con los más pequeños de la casa

Cómo explicar a los niños la crisis del coronavirus

Reuters

La crisis sanitaria del coronavirus[contexto id=»460724″] que afecta a todo el planeta y que azota especialmente a Asia y Europa está provocando el cierre de los centros educativos y dejando sin clase a millones de alumnos. En España, desde el miércoles 11 de marzo, los alumnos desde infantil hasta la Universidad no tienen clase en Madrid, Vitoria y Labastida, una medida susceptible de ser ampliada a otras zonas de España.

Además de alumnos de ESO, bachillerato y universitarios, los escolares más pequeños no tendrán clase durante al menos dos semanas, lo que coloca a los padres y tutores en la tesitura de no solo de afrontar sus cuidados desde la conciliación, sino también de explicarles lo que está pasando en mitad de la confusión y el alarmismo que se apoderan de la sociedad en su conjunto.

Con este objetivo, la psicóloga Manuela Molina ha elaborado una guía para niños entre los 2 y los 7 años que anticipa y acompaña el mundo emocional infantil frente al virus COVID-19. Puedes descargarlo aquí.

Además, hablamos con la psicóloga clínica Mónica Martínez Menéndez, que nos da algunos consejos prácticos a la hora de abordar y explicar la crisis del coronavirus a los niños.

Ajustar el lenguaje según las edades

«Antes de ponernos a responder preguntar o a dar explicaciones conviene que preguntemos nosotros: ¿qué saben? ¿Qué información tienen? ¿Qué quieren saber? ¿Hay algo que les preocupe? Solo sabiendo con qué información cuentan de base seremos capaces de contestar ajustadamente», asegura la psicóloga clínica.

Una vez que hayamos ubicado las dudas y preocupaciones del niño o de la niña, podremos localizar qué debemos contarles y ajustar el lenguaje que utilicemos para hacerlo.

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Extracto de la guía del coronavirus para niños. | Imagen: Manuela Molina

«En ocasiones damos demasiada información, usamos vocabulario muy técnico… con la intención de ser lo más fieles a la realidad y esto puede llegar a ser confuso. Si preguntamos antes a los más pequeños, veremos en qué términos se refieren a esta crisis, qué vocabulario usan –gripe, resfriado, bichitos, estar malito…–, y siempre que usemos las mismas palabras con las que ellos ya cuentan les será más fácil incorporar la información», dice Martínez Menéndez.

Es decir, que si el niño o la niña ya entiende qué es una gripe o un resfriado, podremos referirnos a este virus por comparación. Si no, siempre podremos hablar de «bichitos» u otras fórmulas que puedan comprender mejor.

Evitar el contagio emocional

Los niños perciben los estados de ánimo de sus cuidadores y eso puede llevar a algo que los expertos denominan «contagio emocional».

«El contagio emocional es el fenómeno de experimentar emociones que otro está experimentando. Este fenómeno está muy relacionado con la empatía y nos ayuda a conectar con el otro, pero en caso de sentimientos de inseguridad o miedo, puede ser contraproducente, sobre todo para los más pequeños», advierte Martínez Menéndez.

Para evitar el contagio emocional en este tipo de crisis que nos llenan, irremediablemente, de miedo o confusión, lo mejor es «que controlemos no solo los mensajes verbales que enviamos –debemos tratar de validar los sentimientos de los más pequeños, normalizar y hacerles ver que comprendemos cómo se sienten, pero siempre enviando mensajes de calma y seguridad– sino también los no verbales, como nuestro lenguaje corporal, tono de voz, expresión facial…».

Mónica Martínez Menéndez advierte de que es más fácil controlar voluntariamente los mensajes verbales que los no verbales, por eso conviene que «si nos sentimos ansiosos, no contestemos preguntas o entremos en explicaciones hasta que realmente nos hayamos calmado y podamos transmitir así esa calma y seguridad».

Controlar qué información les llega

El alarmismo que se muestra a veces en algunos medios de comunicación podría llegar a los más pequeños, por eso Martínez Menéndez nos recomienda que «conviene controlar qué programas ven y qué información consumen nuestros hijos», como en cualquier situación, no solo en crisis.

Es decir, que es importante que los más pequeños no estén expuestos a una programación que no sea recomendada para su edad y, si lo están, que siempre haya un adulto cerca «para poder resolver sus dudas y traducir esta información de nuevo a un lenguaje más accesible para ellos», apunta la psicóloga.

«La mejor forma de que este alarmismo no cale en ellos es que no cale en nosotros, como comentaba antes, si nosotros estamos nerviosos, ellos lo estarán, si estamos tranquilos, también se contagiarán de esta calma», concluye.

Los niños aprenden por imitación

Los niños aprenden por imitación. Es decir, que incorporan información imitando aquello que ven en sus modelos y referentes. Es lo que los expertos denominan «aprendizaje vicario».

Es por eso, apunta nuestra psicóloga clínica, que «la mejor forma de ayudarles a implementar las medidas de higiene es que vean que también nosotros las cumplimos. Una buena forma de conseguir esto es establecer rutinas juntos –’vamos a lavarnos las manos con mamá…’– y servirles de modelos».

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Extracto de la guía del coronavirus para niños. | Imagen: Manuela Molina

Escuchar antes de hablar

Todos los puntos se resumen en una idea única: cuando abordemos esta crisis con los más pequeños, como con cualquier otro concepto de la vida, es importante que escuchemos antes de hablar.

Mónica Martínez Menéndez aconseja que nos hagamos algunas preguntas: «¿cómo se sienten ellos?, ¿hay algo que quieran preguntar o les preocupe?». Advierte además de que «es importante tener en cuenta cuáles son sus necesidades antes de fijarnos en las nuestras. Quizá los niños en un momento de crisis como este solo necesiten sensación de protección, calma, seguridad por parte de sus mayores… y no tanta información».

Preguntada por casos más extremos, como el del contagio de un familiar o amigo, o incluso del fallecimiento de un allegado, Martínez Menéndez responde que «tenemos que tener en cuenta muchos aspectos a la hora de hablar de muerte en general». Por ejemplo: ¿Está el niño en edad de entender el concepto de muerte?, ¿ha tenido relación anterior con la muerte?, ¿hay creencias religiosas de por medio?.

En este caso, Martínez Menéndez asegura que «debemos prestar especial atención en transmitir que, aunque el contagio es algo probable, que este acabe en muerte no lo es en absoluto, y que esto solo se está dando en población de riesgo, de la que ellos no forman parte«.

«En general, y a modo de resumen, los niños son espejos y esponjas, reflejan y absorben todo lo que ven en nosotros. Cuanta más calma por nuestra parte, más calma por la suya», insiste para concluir.

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