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Opinión

¿Qué más puede ocurrir en la boda de Tamara Falcó?

«No se entiende que, más que una celebración, estemos asistiendo a un culebrón que se complica día a día con nuevas tramas, a cuál más absurda»

¿Qué más puede ocurrir en la boda de Tamara Falcó?

Tamara Falcó en los premios Goya. | Gtres

Uno podría pensar que Tamara Falcó necesita urgentemente el dinero que genere la exclusiva de su inminente enlace con Álvaro Onieva porque, la verdad, no se entiende que, más que una boda, estemos asistiendo a un culebrón que se complica día a día con nuevas tramas, a cual más absurda, y a la caza constante de titulares. El último, a propósito de la dieta extrema de la novia, es para cagarse. Y no es por hacer un chiste escatológico. Es literal. A Tamara Falcó la han ingresado en Marbella para seguir una dieta de líquidos y laxantes, valorada en 30.000 euros, para lucir tipazo a toda costa. La salud aquí es lo de menos, lo importante es quedar mona en las fotos. La última vez que hizo una salvajada así perdió 20 kilos. Esa clase de sacrificios le vienen de familia: su madre, Isabel Preysler, es una experta en tratamientos y cirugía plástica, la segunda fase de un proceso al que la marquesa de Griñón, viendo el panorama, llegará más pronto que tarde.

Todo este enredo comenzó de la peor manera posible: con unos cuernos públicos por parte del novio, vía redes sociales (hay que ser cateto en estos tiempos de stories para ir besándose con otras en festivales donde la gente vive pegada a un móvil grabando). Tamara la dolorosa hizo su gira televisa arrasando en audiencia y dejando una frase para la posteridad: «Me da igual que hayan sido seis segundos o un nanosegundo en el metaverso». La boda se anuló, pero llegaron las Navidades y con el espíritu mágico de las fiestas llegó el perdón, la portada del ¡Hola! y la vuelta a las andadas. Que le den por saco al metaverso, al fin y al cabo solo se puede visitar a través de un dispositivo de realidad virtual o un navegador web, demasiado lío para Tamara, más pendiente de la alta costura que la high tech.

Luego nos enteramos de que las invitaciones al enlace funcionaban como las entradas VIP de los grandes eventos, a precio de oro. Con los años, ya hemos asumido esa ordinariez de la lista de bodas en la que los invitados van montando el nidito de amor a los novios reservando las cosas más inútiles que uno pueda imaginar, lo que no imaginábamos es que llegaría el día en que compraríamos directamente el cubierto del banquete y acceso a la barra libre. En este caso, ver a los novios y poder tocarles en vivo salía a 150 euros por cabeza. Lo dicho, más o menos lo que un pack Meet & Greet para un concierto de Beyoncé, por ejemplo. Pero, vamos, no hay color, que Beyoncé no sale en El hormiguero.

«Dichosa ella: que la engañan, portada y exclusiva pagada; que hace las paces, portada y exclusiva pagada, y así todo»

Faltaba una dosis de escándalo, que llegó a cuenta del vestido de novia. Sophie et Voilà, la marca bilbaína encargada del diseño, publicó un contundente comunicado para anunciar el fin de la colaboración con la marquesa: «Sentimos un profundo respeto por la creación artística de otros compañeros y nuestra ética empresarial nos impide traspasar ciertos límites que pondrían en peligro la autoría original del diseño. Por eso, y por el respeto que nos merece la originalidad de los trabajos de otras marcas de alta costura, no podemos cumplir con determinadas exigencias de la señora Falcó, que desde el inicio de la relación hemos desaconsejado y negado a realizar por acercarse demasiado a diseños ajenos a nuestra firma». Está bastante claro, no parece estar escrito en chino. No sabemos si a Tamara Falcó le vino un muy insistente golpe de inspiración llegado de algún catálogo francés o italiano, el caso es que finalmente se ha visto obligada a acudir a Carolina Herrera, a quien le ha pedido un vestido inspirado en Grace Kelly.

En todos y cada uno de estos pasos, la marquesa de Griñón ha pasado por caja y por la portada de la revista ¡Hola!, que funciona a la vez como patrocinadora y notaria de sus desgracias y alegrías. Dichosa ella: que la engañan, portada y exclusiva pagada; que hace las paces, portada y exclusiva pagada, y así todo. Uno entiende la necesidad de ir creando noticias alrededor del evento. Esa boda es como un cerdo, vamos, hasta los andares. Y como quedan algunas semanas hasta el 8 de julio, imaginamos que todavía nos falta mucho por ver. Incluso sería probable, dado el nivel y el surrealismo que nos rodea, que, llegado el fatídico día, nos encontremos con el novio a la fuga. Eso sí que daría para un buen titular.

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