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Opinión

El coñazo que ganaron dos gallegos

Lo más interesante de este soporífero debate veraniego fueron los rifirrafes de Abascal y Díaz

El coñazo que ganaron dos gallegos

La lider de Sumar, Yolanda Díaz, junto al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. | Europa Press

Hubo un momento, en torno a la mitad del segundo bloque, cuando Abascal pretendía hablar y Yolanda Díaz le cortó el paso, sonrió el líder de Vox y soltó un «ahora que esto se estaba poniendo un poco vivo». Hubo risas en el plató. «Esto», a lo que se refería Abascal, es el debate entre tres que han protagonizado los candidatos del PSOE, Vox y Sumar a la Presidencia del Gobierno en RTVE. Un debate que nació con dudas de su eficacia tras la ausencia–o espantada táctica– de Alberto Núñez Feijóo, pero que se ha acabado demostrando muerto. Un debate nonato. Una sucesión de monólogos cuyo estribillo ya conocíamos. En un fino análisis, un soberano coñazo. 

Llegamos arrastrando los pies a este debate, en las postrimerías de una campaña de altas temperaturas y un tanto desquiciada. Pedro Sánchez, ojeroso, transmitía un cansancio honesto, un agotamiento que le hacía parecer otro Sánchez diferente al de aquel hiperactivo candidato en el cara a cara de hace apenas unos días. De cuando éramos jóvenes. Le enseñaba la muleta Abascal con sus presas dinamitadas por el gobierno, el derribo de las centrales térmicas, sus críticas–marca de la casa– a la Agenda 2030, pero no enseñaba los cuernos el astado de Tetuán. Miraba, callaba, pasaba. Estuvo Yolanda Díaz fría en un principio y luego empezó a sacar los colmillos. Y se ganó el aplauso del respetable cuando le recordó a Abascal que Bildu votó no, como Vox, en contra de la reforma laboral.

De hecho, lo más interesante de este soporífero debate veraniego fueron los rifirrafes de Abascal y Díaz, frente al acaramelado romance, a la luz de la luna, de Pedro y Yolanda, de Yolanda y Pedro. «Lo mejor de tu vida, me lo he llevado yo», le faltó cantar Sánchez, a lo Julito Iglesias. Y también es cierto que hay varios grados de separación entre un debate encorsetado, lo de hoy, frente a un debate por momentos ininteligible, como el cara a cara del pasado lunes. Jugaron los candidatos a los soliloquios, incluso Xabier Fortes — moderador del cotarro– insistió en que podían pisarse un poco. «Gresca, pelea, vamos, señorías», debió pensar para sus adentros. Pero no hubo manera. Querido Albert Rivera, por Dios, te echamos de menos, nadie como tú sabía animar un debate. 

Querido Albert Rivera, por Dios, te echamos de menos, nadie como tú sabía animar un debate

La candidata de Sumar, pese a dormir, como ella ha confesado, dos horas al día, ha estado más propositiva que ninguno. Incluso ha rivalizado contra el PSOE de un Sánchez, repito, desganado, como el que va al debate por ir. Y ha estado bien, ganadora, sí, la gallega. Porque ha sabido atraer a un posible votante que se estaba decantando por el PSOE tras una campaña malograda, que empezó con una Yolanda suave para acabar con Terminator Díaz. El propio debate ha sido un reflejo de su campaña. Empezó la ferrolana con un «quiero hablar de los problemas de la ciudadanía», y acabó metiendo en el debate a Marcial Dorado, preguntándole a Abascal su opinión por la foto de marras. Atajó razonablemente bien Abascal, primero diciendo que no estaba Feijóo para defenderse y, luego, acusando a Díaz de las fotos de su organización de partidos con dictadores latinoamericanos. 

Sin embargo, ganó también el debate el líder de los ‘populares’. Tranquilidad, de momento no he enloquecido. Ganó Alberto Núñez Feijóo el debate aun no asistiendo, efectivamente. ¿Le quitará votos las intervenciones de un perezoso Abascal que ni siquiera se ha dirigido al posible votante ‘popular’? Sinceramente, lo dudo mucho. ¿Era arriesgada la ausencia del gallego? Sí, lo era. Pero ha logrado escabullirse de la imagen que él no desea para intentar aunar el mayor número de votantes centristas: una foto al lado de Abascal a tres días de que se abran las urnas. Luego después, ya se verán las fotos si hace falta. Si será por fotos.  

Y a los que claman, exaltados, por el ‘error histórico’ de Feijóo, habrá que pedirles paciencia. Fíjense en un detalle, la audiencia del debate. Si es alta, sudores fríos en Génova; si es baja, alegría contenida entre las filas ‘populares’. Y otro detalle, bastante mayor, miren el domingo a qué partido le otorgan los españoles su confianza mayoritaria. Entonces veremos si hubo ‘error histórico’ o acierto táctico del gallego, aunque sea innegable calificar la no asistencia de Feijóo como un ejercicio notable de las pocas ganas de confrontar sus ideas. Las ganas inconfesables de que se acabe ya la campaña. Eso, y que la silla de Espejo público se ha transformado en la peor enemiga del candidato ‘popular’. Igual el domingo, Feijóo, se recupera milagrosamente de la lumbalgia para dar saltos en el balcón de Génova. Igual nunca nos acordamos de este debate intrascendente que ganaron dos gallegos. O igual no. Apuesto por lo primero. 

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