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Doctor Cacabelos, el sabio del alzhéimer: «Su cura pasa por evitar que las neuronas mueran»

El experto ha desarrollado un dispositivo único que interpreta la información genética a partir del perfil farmacogenético

Doctor Cacabelos, el sabio del alzhéimer: «Su cura pasa por evitar que las neuronas mueran»

Doctor Ramón Cacabelos. | Cedida.

Es el gran sabio. Así lo define quien lo conoce. Así también lo avalan sus numerosas publicaciones científicas, galardones y décadas de investigación en el campo de las neurociencias, la medicina genómica y la farmacogenética de las enfermedades del Sistema Nervioso Central, que lo han hecho posicionarse como uno de los más distinguidos científicos a nivel internacional.

Hablamos del doctor Ramón Cacabelos (Cambados, Galicia, 1955) que ha revolucionado el campo de la medicina genómica con la creación de su herramienta Mylogy, un dispositivo único en el mundo que interpreta la información genética a partir del perfil farmacogenético de cada persona y permite al médico personalizar el tratamiento que prescribe a sus pacientes.

Desde hace tres décadas dirige el Centro de Investigación Biomédica EuroEspes, sede actual del Centro Internacional de Neurociencias y Medicina Genómica. Allí, él y su equipo se han convertido en referentes mundiales en el estudio de enfermedades del sistema nervioso central, como el alzhéimer o el parkinson.

PREGUNTA.- La falta de éxito en la búsqueda de un fármaco para el alzhéimer ha sido una de las mayores frustraciones de la medicina moderna. No obstante, el consumo de estos medicamentos es mayor en España que en países de su entorno. ¿Confiamos demasiado en fármacos poco eficaces?

RESPUESTA.- El cerebro está programado genéticamente para vivir más de 100 años. El sensor de nuestra longevidad de especie está entre los 100 y los 120 años. Y en el caso del alzhéimer, lo que ocurre es que en el momento en que el cerebro deja de madurar, a los 30-35 años, las neuronas en aquellas personas que están predispuestas a padecer una demencia empiezan a morir prematuramente, de tal manera que cuando aparece la enfermedad, a partir de los 60-65 años, han muerto tantos miles de millones de neuronas que, lógicamente, los tratamientos que se han desarrollado hasta ahora ya no pueden funcionar porque un tratamiento no va a resucitar las neuronas.

Por lo tanto, el fracaso de todo el desarrollo farmacéutico para el tratamiento del alzhéimer en los últimos 50 años radica en un mal paradigma de abordaje de la enfermedad. Es decir, el alzhéimer no se puede abordar tratándolo en el momento en que aparecen síntomas, porque en el momento en que aparecen síntomas ya nuestras neuronas han rebasado la capacidad de responder al ambiente, nuestra memoria está dañada y todas esas neuronas que han muerto son lo que hacen que nuestra capacidad cognitiva se deteriore. Por lo tanto, los cinco medicamentos que hay en en el mercado se desarrollaron en base a un planteamiento limitado en términos de conocimiento. Hay más de 600 genes en nuestro genoma que predicen si somos vulnerables o no a padecer la enfermedad, hay que desarrollar estrategias profilácticas preventivas que administradas a lo largo de los años, dos o tres décadas antes de que aparezca la enfermedad, evitarán que mueran las neuronas. Entonces sí empezaremos a poder combatir con cierta eficacia a esta enfermedad degenerativa, que es la principal que afecta hoy a las sociedades desarrolladas.

«El fracaso de todo el desarrollo farmacéutico para el tratamiento del alzhéimer radica en un mal paradigma de abordaje de la enfermedad»

P.- ¿Y cómo se puede evitar que las neuronas mueran?

R.- Hay varias cosas que se pueden hacer ya y, de hecho, estamos haciendo. En las poblaciones donde identificamos antecedentes familiares de demencias es donde hay que polarizar la máxima atención, porque en el 60% de los casos de demencia hay un antecedente en la familia. Entonces, a esas personas hay que hacer un screening genómico y ahí te vas a encontrar básicamente con tres modalidades de vulnerabilidad que abocan a una persona a padecer una demencia: una, que haya genómica de riesgo, es decir, que haya defectos en nuestro genoma que contienen la muerte prematura de nuestras neuronas; dos, que haya riesgos cerebrovasculares, ya que el segundo factor de riesgo más importante para padecer una demencia son microinfartos cerebrales; y tres, la toxicidad medioambiental, esto es, determinados medicamentos o sustancias tóxicas que matan a las neuronas.

El doctor Ramón Cacabelos. | Imagen: cedida.

P.- ¿Cuál ha sido el mayor avance de la década frente a frente a esta enfermedad?

R.- Ha habido tres avances importantes. El primero, gracias al desarrollo del conocimiento del genoma humano hemos empezado a entender cuál era la causa primaria. Además, en los últimos 20 años hemos visto que hay más de 600 genes que están relacionados con la enfermedad y lo que hacen es que se cumpla una regla de oro: a mayor número de defectos en nuestro genoma, la enfermedad aparece más prematuramente, tiene un curso mucho más rápido y responde peor al tratamiento; por el contrario, a menor número de defectos genómicos, la enfermedad aparece más tardíamente y responde mejor al tratamiento. Por lo tanto, el conocer todos estos genes defectuosos que predisponen a nuestras neuronas a morir prematuramente ha sido la clave de todos los avances que han venido a continuación.

El siguiente avance es que con un estudio genómico tú puedes predecir el riesgo de padecer una demencia con 20 ó 30 años de antelación. Hace unos años, solo para diagnosticar un alzhéimer tenías que analizar cada seis meses el deterioro de la memoria o hacer una biopsia cerebral. Hoy eso es una aberración. Hoy, mediante el estudio genómico, tú puedes predecir el riesgo de padecer una demencia con 20 ó 30 años de antelación.

Y el tercer avance en el que hemos estado involucrados nosotros en los últimos 20 años es en la personalización del tratamiento. Los pacientes con demencia no solamente tienen un problema de memoria, sino que pueden tener cualquier otra patología, es decir, pueden tener una cardiopatía, pueden tener un cáncer, pueden tener un hipotiroidismo, cualquier patología. Esto supone que un paciente con demencia toma de 6 a 12 o más medicamentos al día. En muchos casos es esa polifarmacia, y la interacción medicamentosa contribuye a deteriorar más a los pacientes por la toxicidad implícita que tienen los medicamentos. Entonces, lo que hemos hecho es desarrollar unas estrategias de personalización del tratamiento farmacológico mediante la implantación de programas de farmacogenética con las que analizamos el genoma de las personas para saber cuál es el medicamento que le podemos dar y los medicamentos que deben evitar para no incrementar la toxicidad.

«Lo que debe perseguir una sociedad avanzada no es vivir muchos años, sino vivir mejor»

P.- ¿El genoma se puede modificar para hacer al cuerpo humano más inteligente y evitar ciertas enfermedades?

R.-La estructura del genoma no la puedes modificar, es decir, nacemos con el mismo genoma con el que morimos. Pero a través de la epigenética tú sí puedes regular aquellos genes que son defectuosos, es lo que se llama el silenciamiento genético. Hoy disponemos de tecnologías para silenciar determinados genes que pueden provocar una enfermedad. Entonces, de alguna manera, tú puedes manipular positivamente el gen para que no se exprese y no manifieste una enfermedad.

Doctor Ramón Cacabelos. | Imagen: cedida.

P.-¿Podríamos envejecer sin enfermedad aplicando el silenciamiento genético?

R.- La vejez es la consecuencia de género de vida que tú hayas tenido. Si tú tienes un buen genoma y has tenido una buena vida, puedes llegar a la vejez sin que la enfermedad te coma. Si tienes un mal genoma y tienes una mala vida, lógicamente va a ser un desastre. Y si tienes un mal genoma y tienes una buena vida, puedes hacer que tu vejez no esté del todo deteriorada o cargada de enfermedad. Por lo tanto, el objetivo que tienen que perseguir las sociedades avanzadas es cuidar el género de vida que tenemos: la alimentación, los contaminantes, la toxicidad medioambiental, los niveles de estrés y patologías periféricas que son perfectamente evitables, como es la hipertensión arterial o la diabetes. Yo creo que lo que debe perseguir una sociedad avanzada no es vivir muchos años, sino vivir en las mejores condiciones posibles. La ambición de vivir más es un error, lo que debiéramos es tener la ambición de vivir mejor.

P.- ¿Cuál diría que es el principal misterio sin resolver del ADN?

R.- Yo creo que el principal misterio por resolver es la influencia que el ambiente tiene sobre el ADN, es uno de los aspectos más intrigantes y que nos ayudará a vivir mejor. Cuando entendamos el diálogo que existe entre el genoma y el medio ambiente desde un punto de vista molecular y desde un punto científico al máximo nivel van a cambiar muchas cosas en medicina.

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