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Prohibido pararse en la calle o pasear con niños: la pandemia que hizo enloquecer a los políticos

Con el fin de las mascarillas en interiores se terminan dos años de medidas restrictivas, algunas de las cuales se han demostrado completamente absurdas

Prohibido pararse en la calle o pasear con niños: la pandemia que hizo enloquecer a los políticos

Europa Press

Después de más de dos años conviviendo con la pandemia de covid-19, el fin de medidas como el uso obligatorio de mascarillas en interiores parece anunciar el final de la epidemia que agitó al mundo desde 2020. Durante este tiempo, los líderes políticos mundiales han tenido que improvisar medidas de contención del virus que en algunos casos resultan, vistas con el tiempo, del todo controvertidas si no absurdas.

El mundo no se enfrentaba a una situación de crisis sanitaria de esta envergadura desde hace 100 años, desde que el planeta fuese golpeado por la conocida como ‘fiebre española’. A pesar de ello, aunque los políticos no contasen con antecedentes cercanos, desde el inicio de la pandemia se tomaron muchas medidas de contención del virus, que echando una mirada atrás, son francamente ridículas por su ineficacia a la hora de parar la transmisión.

En España se han adoptado medidas que en su día fueron acatadas, sin contestación, y que visto a día de hoy, son cuanto menos llamativas. Comenzando por algunas de las excepciones que permitían a la población abandonar sus domicilios durante el confinamiento, como la de poder salir a pasear a tu mascota, pero no poder salir a pasear con los menores; medida que provocó un repunte de adopciones de mascotas del 50%, de los cuales el 17% lo hacían simplemente por el hecho de poder salir a la calle, lo que acabó provocando que a final del mes de mayo fuesen abandonados más de 2.000 perros, según denunció la Fundación Affinity.

La Semana Santa del año pasado fue una festividad atípica para los españoles, ya que los ciudadanos se encontraban con el problema de que no podían desplazarse de una comunidad autónoma a otra, pero sí podían viajar al extranjero, del mismo modo que un madrileño no podía visitar Toledo, pero un francés sí podía acudir a cualquier parte del territorio nacional. Incluso, se dio la peculiaridad de que una persona podía acudir a otra autonomía si previamente realizaba una escala en un país extranjero.

El ministerio del Interior dio orden a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado de que desplegasen un mayor dispositivo aéreo, ya que con la inmensa mayoría de la población encerrada en su domicilio se podía realizar un seguimiento más sencillo de quién intentaba saltarse las normas, lo que dio lugar a situaciones inimaginables antes de la pandemia, como que un helicóptero de la Guardia Civil aterrizase en playas y zonas rurales a detener y advertir a aquellos que se saltaban el confinamiento. Como le ocurrió a un ciudadano de Tavernes de la Valldigna (Valencia) que fue multado tras encontrarse caminando solo por la playa.

Otros casos de menor repercusión, pero igualmente llamativos, fueron los de múltiples alcaldes que decidieron prohibir sentarse en los bancos de su ciudad o incluso obligarles a permanecer andando, sin poder pararse, como ocurrió en el municipio de Lucena (Córdoba). Otro caso irrisorio, aunque aislado, fue el de un operario del metro de Bilbao que, estando encargado de la desinfección de las escaleras mecánicas, realizó su tarea sin moverse del escalón en el que estaba mientras la escalera se movía, una limpieza que el calificaron las autoridades del metro de «alta intensidad».

https://twitter.com/metrobilbaoeus/status/1417087054186434565?s=20&t=dYAPFcqXUkibrARewS0E1A

A pesar, de que estas medidas corresponden en su mayoría al inicio de la pandemia, hoy en día se siguen sucediendo casos curiosos como el que este martes ha aprobado el Consejo de Ministros en lo relativo a utilizar las mascarillas en espacios privados. Según se anunció tras el consejo, la utilización de la mascarilla en el metro deberá ser usada dentro del vagón pero se podrá estar sin ella en el andén, aunque esté atestado de gente.

Más casos excéntricos en el extranjero

En otros países también tomaron medidas de dudosa efectividad, como fue el caso de la República Checa en donde el gobierno obligó a sus ciudadanos a usar dos mascarillas en espacios cerrados, forzó a las embarazadas a usar mascarilla mientras daban a luz y no les dejaban ver a sus hijos hasta que obtuviesen un test covid negativo o si un checo acudía a consumir a un bar, éstos debían recoger su consumición en un vaso de plástico y salir a la calle a beber separados uno de otros por unos pocos metros de distancia.

En Brasil, que fue uno de los países más laxos de la pandemia por la actitud con la que afrontó el presidente del país, Jair Bolsonaro, que llegó a afirmar que «el brasileño no se contagia porque es capaz de bucear en una alcantarilla» — en referencia a la ciudadanía que le pedía medidas para paliar el avance del virus –; su gobierno prohibió el uso de almohadas en los vuelos nacionales como medida para frenar la covid-19.

En la ciudad de Nueva York el departamento de salud inició una campaña que buscaba que los ciudadanos usasen la mascarilla hasta en el coito. «Hazlo más kinky», fue el lema de la campaña para animar a sus ciudadanos a usar la mascarilla hasta en la cama. «Sé creativo con las posiciones sexuales y las barreras físicas, como los muros, que permiten el contacto sexual mientras se previene el contacto cara a cara», aconsejaba el Ayuntamiento de Nueva York.

En Sudáfrica el gobierno, concienciado en la protección de sus habitantes, impulsó como medida para las zapaterías la prohibición de vender cualquier calzado que no fuese cerrado. Además, prohibió el uso de camisetas y camisas de manga corta si no se usaban con un chaqueta por encima.

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