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El archivo del buitre

Ana Pardo de Vera y sus 330 días de reflexión: periodistas que piden disculpas

La periodista ha tardado casi un año en reconocer que atribuyó una condena inexistente al exmarido de María Sevilla

Un futbolista que juegue de delantero tiene que asumir que puede encontrarse en el terreno de las faltas al igual que un periodista que juegue en primera línea escribiendo, informando u opinando tiene que asumir los inevitables riesgos de equivocarse, dar un dato falso o cometer un exceso verbal, caso en el que tendrá que someterse a la amarga medicina de reconocer su error y pedir disculpas públicas.

Es imposible saber al 100% cuándo una disculpa de un periodista obedece a una reflexión, a un examen de conciencia y un propósito de enmienda y cuándo obedece a un simple salir al paso ante posibles consecuencias legales. Imposible porque las inteligencias artificiales aún no están duchas en la lectura de mentes, pero una pista que nos puede poner en la pista de la motivación es el tiempo de reacción. 

En la historia de los periodistas de la capital hay pifias por doquier. En general, al ser publicadas, el periodista responsable de la publicación es puesto en aviso de su error a las 24 o 48 horas y debe proceder a la disculpa. 

Al ABC no le será grato recordar la portada de «La mirada del asesino» del 28 de noviembre de 2009 atribuyendo a una persona un asesinato que ni había cometido, ni se había producido. El entonces director del periódico subió el vídeo con su disculpa el 2 de diciembre de 2009, es decir, dos días después. Ninguna portada ha escocido tanto en Miguel Yuste como la de la foto del falso Hugo Chávez entubado. El mismo 24 de enero de 2013 que se publicó, la edición digital del diario ya incluía una disculpa sus lectores.

En televisión la capacidad de reacción entre dar una información y ser consciente de que se ha cometido una pifia se mide en días. A saber, tres ejemplos:

– El informativo de Iñaki Gabilondo insinuó el 14 de diciembre de 2006 que los de la AVT colaban a «víctimas falsas» en sus manifestaciones. La disculpa llegó el 20 de diciembre, es decir, seis días después, coincidiendo con la protesta formal de la entidad citada.

– El 28 de septiembre de 2009 el programa de Carlos Cuesta en la televisión de Unidad Editorial presentó un documental sobre mendicidad de 2001 como el Estado de la «España de Zapatero» en aquel momento. Su disculpa por el error llegó el 6 de octubre, por tanto 8 días después, eso sí, coincidiendo con que el día antes, los de El Intermedio habían puesto de manifiesto dicho error.

Jordi Évole se inventó el 23 de febrero de 2018 que Marta Sánchez tributaba en el extranjero y tardó 19 días en reconocer su fake en Twitter, lo que tardó en conceder una entrevista la aludida para desmentirlo (no antes). 

Bien, Ana Pardo de Vera ha pedido disculpas públicas en TVE el 21 de abril de 2023 por una información dada el 26 de mayo de 2022, cuando para defender al Gobierno por haber indultado a María Sevilla por secuestrar a su hijo y dejarlo sin escolarizar, se le ocurrió venirse arriba e inventarse que su marido era un pederasta condenado. Ha necesitado un total de 330 días para darse cuenta de ese error, 279 si se cuenta su primera rectificación en Twitter.

¿Cuánto tiempo necesita un periodista para darse cuenta de que un dato de la magnitud que supone aludir a una sentencia por pederastia era falso? ¿Son necesarios más de 200 días para confirmar si existía o no la demanda en cuestión? En especial cuando el mismo 26 de mayo ya se estaban cuestionando sus palabras y ella no dudo en dar a entender en redes que tenía pruebas. Para el 31 de mayo de 2023 publicar un reportaje en Público sobre esas «pruebas» que venían a ser los «informes objetivos» de la abogada de María Sevilla (porque lo que es sentencias por pederastia, nada de nada).  

En su doble disculpa de este 21 de abril Pardo de Vera argumentó que confundió a Rafael Marcos con otro marido del caso Infancia Libre, lo cual tiene a los periodistas que siguieron aquel caso con una doble confusión. Porque no se tenía constancia de que ningún otro marido de los denunciados por las de Infancia Libre tuviera condena por pederastia alguna y porque aquel 26 de mayo de 2022 en TVE no se estaban hablando del caso Infancia Libre, sino específicamente del caso Rafael Marcos-María Sevilla. Lástima que Pardo de Vera evite dar el nombre de esa persona misteriosa con la que, según ella, confundió a Rafael Marcos, aunque si uno fuera su abogado, estaría rogando para que no vuelva a soltar nombre alguno en estos menesteres. 

Cuando se piden disculpas, genéricas, y concretadas en la corporación que estuvo a punto de presidir, en sus compañeros periodistas, pero, eso sí, evitando concretarlas en, precisamente, la persona a la que acusó de pederastia y cuando se tardan 330 días en pedir perdón, la balanza entre si se hace por una reflexión personal o si se hace por otro tipo de recorridos no ofrece demasiado lugar a la duda.

Le queda el consuelo de quedar por delante a la hora de disculparse, aunque sea de formas paupérrimas, de aquellos que nunca han ejercido tan incómodo ejercicio. 

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