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Cultura

'La unidad: Kabul': el horror afgano cierra con nota la serie original de Movistar+

La tercera y última entrega de la serie creada por Dani de la Torre y Alberto Marini dignifica, una vez más, el cine de acción patrio

La unidad antiterrorista más famosa de España está de vuelta. Movistar+ acaba de estrenar La unidad: Kabul, la tercera entrega de la serie creada por Dani de la Torre y Alberto Marini en 2020. En esta tercera y última temporada, la historia se desplaza completamente y nos sitúa en Afganistán. Son los días inmediatamente anteriores y posteriores a la toma de Kabul por parte de los talibanes.

En esta nueva misión, varios agentes antiterroristas españoles se encuentran en Afganistán. No saben que Kabul será tomada por los talibanes. Tampoco saben que España tendrá que iniciar la evacuación de civiles y colaboradores afganos. Su objetivo es verse con un infiltrado que tiene información acerca de un posible atentado en Europa, pero se ven sorprendidos por los enfrentamientos entre muyahidines, talibanes y fuerzas del ISIS-K. Acaban envueltos en una serie de situaciones de vida o muerte. Un relato angustioso y preciso de unos hechos muy cercanos en el tiempo toma protagonismo en La unidad: Kabul.

Una producción con vocación internacional

Para los que no conozcan su historia, un poco de contexto. La unidad llegó a nuestras vidas por primera vez en mayo de 2020, en plena cuarentena por el coronavirus. Creada por Dani de la Torre y Alberto Marini, la producción corrió a cargo de Vaca Films para la primera temporada, aunque para la segunda y tercera confiaron en Buendía Estudios, una compañía fruto de una alianza entre Atresmedia Studios y la Movistar+.

La serie se centra en un grupo especial de la Policía Nacional, una unidad de élite que se dedica a luchar contra el terrorismo yihadista y otros delitos relacionados con el crimen organizado internacional. La trama sigue a los miembros de esta unidad mientras llevan a cabo operaciones encubiertas, investigaciones y enfrentan diversos desafíos en su trabajo diario.

la unidad kabul
Fotograma de ‘La unidad: Kabul’. | Movistar+

Desde el día uno, La unidad destacó por contar con un elenco muy diverso de actores, desde algunas estrellas de la ficción patria como Nathalie Poza o Luis Zahera, a otros más desconocidos pero con un marcado acento internacional. Y es que una de las características más marcadas de este thriller es su vocación internacional. Diversos idiomas conviven en cada una de las temporadas y lo hacen con la naturalidad que podríamos esperar de otras producciones europeas.

Para esta tercera temporada, denominada La unidad: Kabul como si de otra serie se tratara, esa vocación internacional se remarca todavía más al trasladar la práctica totalidad de la historia fuera de España. Ya habían viajado y mucho en las dos anteriores temporadas, pero en esta dan un pasito más.

Un pasito más en La unidad: Kabul

Se rodó en Almería –como un buen spaghetti western– pero parecía Afganistán. La unidad: Kabul cuenta con un equipo impresionante: 300 artistas y técnicos, 130 actores y extras, y 40 especialistas, incluyendo 28 jinetes. Un despliegue impensable hace no tanto tiempo para una serie nacional que nada tiene que envidiarle a otros grandes thrillers de factura internacional.

En términos argumentales, esta tercera temporada tiene todo el sentido. Es un cierre de ciclo. Comenzaron con la historia de un yihadista detenido en España, luego exploraron cómo el yihadismo afectaba a los protagonistas y ahora vuelven al origen del terror. El horror afgano que puede sentirse no solo a través de los agentes españoles, sino –y sobre todo– desde la perspectiva de los afganos que buscan huir de los talibanes. Aquellas escenas sacudiendo pañuelos al viento en el aeropuerto militar de Kabul para poder escapar en alguno de los aviones de los occidentales es muestra de aquel horror, y una de las cosas mejor rodadas de toda la serie.

Este cierre con nota de La unidad: Kabul se sustenta sobre lo que ya conocíamos de entregas anteriores: un trabajo actoral coral de garantías, una producción ambiciosa, una historia verosímil –basada en algunos hechos reales, aunque con una buena ración de ficción–, y una trama que mantiene al espectador pegado a la pantalla. Elementos, todos ellos, que dignifican el cine de acción patrio, tan en boga estos días.

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