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La fragilidad de su Alpine está martirizando a un Fernando Alonso que ya no se puede callar

El 1 de agosto anunció que abandonaba a Enstone para desfilar en dirección hacia Aston Martin, y los aficionados quieren ver una mano negra que castigue su concurso

La fragilidad de su Alpine está martirizando a un Fernando Alonso que ya no se puede callar

Fernando Alonso durante el Gran Premio de Italia 2022. | Alessio De Marco (Zuma Press)

Se le rompe. La fragilidad del monoplaza número catorce está envenenando la salida de Fernando Alonso de Alpine, y el corredor se tiene que morder la lengua para no soltar todo lo que le gustaría. El 1 de agosto anunció que abandonaba la disciplina de la escudería de Enstone para desfilar en dirección hacia Aston Martin, y muchos aficionados quieren ver una mano negra que castigue su concurso. Nada más lejano de la realidad, puesto que de manera aparente la misma falla mecánica, relacionada con su propulsor, dejó en la estacada a su compañero Esteban Ocon. Ninguno de los dos pilotos pudieron acabar el Gran Premio de Singapur, aunque en el caso del bicampeón, hubo cierta expresividad a través de sus gestos. Corría la vuelta 21 de la prueba cuando de manera súbita el motor del Alpine enmudeció. De manera automática el brillante ingenio quedó a la deriva al final de una pequeña recta. Alonso pilotó su coche, inerte, hasta una zona de protección del trazado urbano, se bajó de él sin realizar gestos ostensibles, y se colocó tras las protecciones. Por norma general los pilotos suelen subirse al primer medio de locomoción que pillan y abandonan la escena para ir a compartir su desdicha con el resto de su formación, compartir la experiencia o buscar explicaciones. No fue el caso. Fernando se sacó el casco, se sentó en una pequeña grada al lado de la pista, y mostró a las cámaras su gesto amargo al lado de un comisario deportivo. Desde allí vio pasar al resto de participantes durante un rato, hasta que decidió irse al box pasados unos minutos; dejó bajar su adrenalina. Es el mismo gesto de resignación, casi de despreocupación doliente, del que se sabe perdedor haga lo que haga, y que gastó durante su estadía en McLaren-Honda. De nada le sirvió clasificar su bólido en una sobresaliente quinta posición. Tampoco sujetar al correoso Max Verstappen, que le atacaba con saña en el momento del abandono. Dos retiradas seguidas, las dos por fallas mecánicas, es un pobre bagaje y se está convirtiendo en una amarga despedida para el que se marcha de manera discreta y aparentemente en buena sintonía. 

Las averías

Tras diecisiete carreras disputadas, las fallas mecánicas han dejado tirado a Alonso, o han lastrado su participación en ocho ocasiones, casi la mitad. El rosario de tropezones arrancó en Bahréin, con un propulsor que no entregaba toda su potencia. Para no sancionar desde el primer día Alpine decidió dejar esa unidad para entrenamientos, y pruebas menos exigentes con la mecánica. La bomba del agua le dejó tirado en Arabia Saudí con un segundo propulsor; esta vez no pudo ni acabar. En Australia su motor dejó de empujar durante los entrenos, Fernando perdió el control del coche, y acabó estrellándose. La mala clasificación, y una estrategia en carrera fallida, le condenó a casi cerrar la clasificación. En el GP de España y tras un cambio de propulsor salió desde el fondo de la parrilla para acabar noveno. En Canadá Alonso brilló como hacía años que no lograba y metió su coche en primera fila de la parrilla, con un espectacular segundo puesto en la Q3. Salió al lado de un Max Verstappen que ganó, mientras que el Alpine empezó a subir una repentina pérdida de ritmo antes de la mitad de la carrera. Resultado final: séptimo, que tras sanción, acabó siendo noveno. En Austria su monoplaza no arrancó en la clasificación al sprint. Acabó décimo. En Italia su A522 fue perdiendo ritmo de manera paulatina hasta que abandonó en boxes. Mismo resultado final en Singapur, cero puntos. 

Debería estar al menos séptimo

Alpine comenzó la temporada peor de lo que la está acabando en términos de velocidad relativa, pero con problemas mecánicos ven desvanecerse la ventaja adquirida contra su más directo rival: McLaren. La formación naranja viene de quedar cuarta en 2021. Resulta evidente que el concepto de su monoplaza no es tan eficaz como les gustaría, y por eso han perdido pie. Los Alpine, sin embargo, van en dirección contraria, ascendente, y la diferencia sería mucho mayor si su fiabilidad fuese otra. A falta de cinco carreras para liquidar el calendario existe un cálculo que apunta a que Alonso bien podría acumular entre 50 y 60 puntos más que los actuales 59, o sea, la mitad de los que ha peleado sobre el asfalto. Pensar que su equipo se confabula contra él es absurdo, porque punto de menos que trae a la suma general, es dinero de menos que recauda para la temporada siguiente. De la misma manera, un puesto más arriba o más abajo por parte de su formación en la tabla clasificatoria pueden suponer con facilidad diez o quince millones de euros de recaudación con base en los premios. Nadie quiere que el coche de Fernando se rompa, sobre todo su equipo, a lo que hay que añadir el descrédito público de la fragilidad de su nombre. Si el de Oviedo abandonó en la vuelta 21, fue en la 27 cuando su compañero siguió la misma suerte. Esto hace suponer, y así lo expresaron los responsables, que la falla puede deberse al mismo problema. Los propulsores no eran nuevos, ni tampoco tenían un exceso de uso, y hasta que no les hagan ‘la autopsia’, no sabremos de manera pública a que fue debido. Lo que si parece bastante posible es que su vida útil se vea recortada y tengan que echar mano de nuevas unidades, con el gasto que ello conlleva, y lo peor: las sanciones con retrasos en parrilla. Ello invita a pensar que les será sumamente difícil recuperar la cuarta plaza que acaba de caer en manos de McLaren. Doble pérdida, la del equipo, y la de la tabla de pilotos, puesto que el bicampeón podría bien estar situado en séptima posición justo por delante de Lando Norris. 

La mala suerte persigue al único hombre que ha disputado 350 Grandes premios en la historia de la especialidad, hito logrado en la última prueba. Serán 400 si termina las dos temporadas que ha firmado con Aston Martin. Hay muchas maneras de hacer historia, y si no puede ser ganando carreras, al menos que sea mostrando esos ramalazos de brillantez que sigue dejando muchos domingos, y que tan poco se ven en otros. Como dirían en Italia, porca miseria. 

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