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Messi se interna en el área del dólar… tras regatear a Nike

El argentino ultima su desembarco en América llegando a Silicon Valley poco antes de publicar un jugoso libro sobre su ‘traición’ a Nike

Messi se interna en el área del dólar… tras regatear a Nike

Todo encaja. Por un lado, el dólar está más fuerte que nunca y la economía estadounidense sufre menos que la europea el actual descalabro de las finanzas globales. Por el otro, Leo Messi afronta en tres semanas el que probablemente sea su último Mundial y cumple 36 años en junio: su lucrativo paso por la gran élite europea del fútbol se antoja ya amortizado. La liga estadounidense, la MLS, le muestra en el horizonte un brusco bajón en lo deportivo, pero también tierra fértil para un futuro próximo: Forbes publicaba hace un par de semanas que en la temporada regular que acaba de terminar (ahora están con los tan americanos play-offs) registró un récord de asistencia, con de más de 10 millones de espectadores frente a los 8,6 millones de 2019. Y el proyecto cuenta, además, con el gran aliciente de que el próximo Mundial, en 2026, se disputará en EEUU, además de en México y Canadá.

Aunque todavía no hay ningún anuncio oficial, todo apunta a que Messi terminará jugando en la MLS. Sus lágrimas al despedirse de su Barça rumbo a los petrodólares del PSG muestran la orientación última de las decisiones que toma el emporio económico en que se ha convertido. La «esperanza» que dijo públicamente Laporta haber albergado de que jugara gratis en el Barça tiene una clara interpretación irónica. Poder, claro que se podría haber quedado… Pero al imperio Messi le quedaban unos cuantos millones que rascar en el fútbol europeo. Y, lógicamente, no los iba a desperdiciar.

Que el siguiente caladero sea EEUU parecen confirmarlo los últimos movimientos del perfil empresarial-financiero del fenómeno Messi, culminados en la presentación a bombo y platillo del holding Play Time, una empresa de inversión con sede en San Francisco. Messi ha puesto el dinero y seguirá a lo suyo, a jugar al fútbol. De dirigir la empresa se ocupará Razmig Hovaghimian, un producto arquetípico de Silicon Valley: tras licenciarse en Berkeley y hacerse el MBA de rigor en Stanford, se forró en 2013 al vender la web de vídeos en streaming Viki por 200 millones de dólares; desde entonces se dedica a invertir donde huele pelotazo como socio del fondo de capital riesgo Graph Ventures. Con una nota exótica en su currículum: es directivo de la compañía japonesa Rakuten, que fue la que le compró Viki. Rakuten: los amigos de Piqué y expatrocinadores del Barça. Quizá sea solo casualidad.

Bloomberg publicó la noticia el pasado día 19.De momento, hay pocos detalles sobre los derroteros de Play Time. Aparte de que Leo está «emocionado de extender nuestras raíces hasta Silicon Valley», se sabe que invertirá en empresas de deportes, medios de comunicación y tecnología. Y que la primera partida ha ido a parar a Matchday.com, plataforma online cofundada por Hovaghimian. De momento, solo muestra una web con el entusiasta lema «Estamos construyendo el juego para 5.000 millones de fans». Y una etérea autodefinición en el apartado about us: «Todo comienza con una pelota, y nos unimos como uno (…) Para crear conexiones reales y derribar las barreras que nos separan. Construir juntos un lugar donde los aficionados se codean con los mejores jugadores del mundo. Donde tú defines tu experiencia», etc.

Posiblemente se conozcan más detalles en breve: su lanzamiento está previsto para antes del Mundial de Catar. El último de Messi. Todos los medios darían su reino por tener algunas de sus declaraciones (y las de todos sus amigos) en exclusiva. ¿Cómo manejará la FIFA los derechos de las imágenes en los vestuarios, las concentraciones y otros lugares emblemáticos que los futbolistas toman con sus móviles? ¿Cuánto puede costar un autógrafo digital, autentificado a través de NFT, de un Messi a punto de afrontar uno de sus últimos partidos en un Mundial? En estas páginas ya explicamos hasta qué punto sabe exprimir estas cosas el deporte americano. De momento, solo podemos especular. Veremos. 

«En 22 días, la selección argentina debuta en el Mundial y sus jugadores vestirán la ropa de Adidas. Messi incluido, claro. No en vano, en 2013 la firma alemana prorrogó su contrato con la albiceleste hasta 2030» 

Lo cierto es que la extensión de «raíces» en Silicon Valley es solo el último paso, hasta el momento, de una incursión perfectamente planificada del entorno económico de Messi en EEUU. Jorge Pacheco publicó en mayo en El Español un detallado artículo sobre dicha incursión, que ya por entonces incluía «viviendas de lujo y su vínculo con el Inter de Miami de David Beckham». A nadie se le escapa el enorme peso de Messi en la selección argentina, sobre todo después de ganar (por fin) un título, aunque fuera la Copa América. Quizá sea casualidad –o alineamiento de conocimientos inversores varios– que la albiceleste haya prodigado sus últimos amistosos antes del Mundial en el país del dólar. Obsérvese la descripción de El Gráfico de «la locura por Messi en EEUU» a finales de septiembre.  

Además, el aspecto sentimental podría estar también cubierto con la probable coincidencia de Leo con su querido amigo, casi familia, Luis Suárez. Aunque este juega actualmente en la liga uruguaya para preparar el Mundial, ha dejado claro que en cuanto pueda saltar a la MLS para volver a compartir equipo con Messi.

Todo cuadra. Parece. Pero fijémonos en un par de detalles para matizar. Aparte de Bloomberg, por ejemplo, otros gigantes de la prensa económica estadounidense, como el Wall Street Journal o Forbes, no se han hecho eco de la llegada de Messi a Silicon Valley. Tampoco el principal periódico de San Francisco, el Chronicle. Sí aparece en el moderno medio online Standard

En realidad Messi sí que ha aparecido últimamente en el Wall Street Journal, símbolo máximo de la economía estadounidense. En concreto el pasado 14 de octubre, pero desde una óptica bastante distinta. El amplio artículo Cómo Nike perdió a Lionel Messi introduce el libro que dos periodistas del diario, Joshua Robinson y Jonathan Clegg, publican justo mañana: Messi vs. Ronaldo: One Rivalry, Two GOATs, and the Era That Remade the World’s Game (Messi vs. Ronaldo: una rivalidad, dos de los más grandes de todos los tiempos y la era que cambió el fútbol mundial). 

La rivalidad entre CR7 y Messi da mucho de sí. Resulta curiosa la elección del episodio de Nike, uno de los grandes bastiones del sector deportivo en la economía estadounidense. El reportaje recuerda que, «gracias a su astuto juicio, su hábil sincronización y un poco de suerte, la empresa descubrió a los dos jugadores en los albores de sus carreras (…) Entonces Nike perdió uno». La clave está en el padre de Messi, presente en todas las decisiones clave de su carrera, alguna de las cuales, recordemos, lo llevó ante un juez español. Entonces, Jorge Messi se decantó por el gran rival de Nike.

 «Hay versiones opuestas sobre lo que provocó el cambio del Sr. Messi a Adidas. Al final fue una combinación de factores, todos unidos por el único hilo conductor de un padre que decidió que Nike no estaba tratando a su hijo adecuadamente«, dice el artículo del WSJ, cuyo relato se basa «en docenas de entrevistas con antiguos ejecutivos de Nike y Adidas, así como con compañeros de equipo de Messi y Ronaldo, entrenadores y miembros de su entorno, muchos de los cuales hablaron bajo condición de anonimato, ya que sus relaciones, y a veces sus vidas, dependían de la discreción». Según esta versión, Jorge Messi no hizo prisioneros y dejó claro que «el conflicto se resolvería ‘donde haya que resolverlo’, es decir, en los tribunales españoles.

El único problema para Nike era que no había ningún contrato. Nunca (o ya no) existió un acuerdo legalmente vinculante. Lo que la empresa tenía con el campamento de Messi era más bien una carta de compromiso, que los jueces españoles dictaminaron a lo largo de varios meses que no valía ni el papel de fax en el que estaba impreso. El 1 de febrero de 2006, el Sr. Messi salió al campo del Barcelona a jugar un partido de la Copa del Rey con un par de Adidas F50″.

Los alemanes habían ganado. «El hecho de arrebatarle Messi a Nike fue un golpe tan trascendental que [el director general de Adidas, Herbert Hainer] lo destacó en la presentación de resultados de la compañía en mayo. En lo más alto de la lista de logros recientes de la empresa, dijo, antes de vender 15 millones de balones de fútbol y 750.000 pares de botas, estaba ‘el fichaje del mejor futbolista del mundo menor de 21 años de Argentina… que, según muchos, tiene el potencial de ser el próximo Maradona’». 

En 22 días, la selección argentina debuta en el Mundial ante la de Arabia Saudí. Sus jugadores vestirán la ropa de Adidas. Messi incluido, claro. No en vano, en 2013 la firma alemana prorrogó su contrato con la albiceleste hasta 2030.  

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