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Las grandes empresas ven riesgo de recesión económica si la guerra en Ucrania se prolonga

Una visión que contrasta con la opinión del Gobierno que acota el impacto de la guerra a los precios de la energía y a una presión en la inflación

Las grandes empresas ven riesgo de recesión económica si la guerra en Ucrania se prolonga

Una imagen de loa guerra de Ucrania, en una imagen de archivo. | REUTERS

Las grandes empresas españolas ven con preocupación la guerra en Ucrania y las consecuencias económicas que puede tener para todo el continente. Fuentes de compañías que cotizan en el Ibex 35 han trasladado a THE OBJECTIVE su convencimiento de que el riesgo de una recesión económica es muy alto si es que el conflicto se prolonga en el tiempo.

Una visión que contrasta con la opinión del Gobierno de Pedro Sánchez que, por el momento, acota el impacto de la guerra a los precios de la energía y a una mayor presión en la inflación. La propia vicepresidenta económica y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, defendió que la Unión Europea hará «lo que sea» para mantener la estabilidad financiera, la recuperación económica y la creación de empleo.

Por el contrario, las grandes corporaciones indican a este diario que el impacto de una guerra de larga duración en la frontera este de Europa puede ir más allá de una caída del negocio de empresas que tienen vínculos con estos dos países y puede afectar a todas las industrias en las que desarrollan su actividad. No solo hablamos de energía, sino que además de banca, tecnología, logística, transportes y manufacturas.

Caída de las bolsas

Sacar a Rusia del tablero económico mundial podría desestabilizar la cadena de componentes, el flujo financiero, el suministro de la energía por todo el continente. Unos problemas que podrían disparar aún más la inflación, hacer caer el consumo de los hogares ante el aumento de los precios y que se retrasen operaciones empresariales ya en marcha.

En definitiva, las grandes empresas consultadas por este diario temen un escenario en el que el dinero no fluya generando una nueva recesión justo en momentos en el que mundo y España parecían salir de la crisis de la pandemia y -de la mano de los fondos europeos- se esperaba una dinamización empresarial y productiva. Un desbarajuste que afectaría directamente a un desplome en el PIB.

El primer impacto y el más patente para los inversores es el comportamiento en bolsa. El propio Ibex 35 ha perdido un 5,1% desde el comienzo de la guerra y está a punto de perder el suelo de los 8.000 puntos. Pero el resto de bolsas europeas lo están pasando peor: el MIB italiano ha perdido casi un 8%, el Dax alemán se ha dejado un 6,4%, el CAC francés un 6% y el FTSE inglés ha perdido un 3,5%.

Impacto energético

Sin embargo, el gran golpe para la economía europea es el mercado energético. El 40% del gas que se consume en Europa viene de Rusia y en el caso de Alemania se va al 60% y en los países de Europa del Este llega al 100%. En el papel, Europa no puede prescindir del gas de Moscú porque su producción de energías renovables es todavía insuficiente para compensar a los combustibles fósiles.

De esta manera, si el Kremlin corta el grifo el impacto para la primera economía de la UE tendría consecuencias devastadoras en el continente. No estamos hablando sólo del suministro de los hogares alemanes, sino que de todas sus industrias. El corazón manufacturero y fabril de Europa está en Alemania, por lo que problemas en su suministro energético afectarían a todo el tejido productivo continental.

En el caso español compramos el gas a Argelia, lo que en principio nos da tranquilidad. Sin embargo, esta dependencia sumada a un eventual corte en el gas ruso podría generar una escasez de energía que eleve de manera inevitable la factura que tenga que pagar nuestro país. De momento, el único país autosuficiente es Francia gracias a su despliegue nuclear, pero este suministro solo alcanza para cubrir al país galo.

Impacto financiero

El segundo gran impacto que barajan las empresas consultadas es el del sistema financiero. Con los bancos rusos fuera del swift -el sistema mundial de validación de operaciones financieras- todo el aparato económico mundial se resentirá. Por el momento, la UE ha acordado dejar dentro del sistema a los bancos más importantes para poder realizar las operaciones de venta de gas

Por otro lado, el impacto de los tipos de interés puede ser muy duro en la incipiente recuperación. La Reserva Federal de Estados Unidos ya anunció que este mismo mes subirá los tipos un 0,25% para frenar la inflación y «enfriar» una economía que parece desbocada, al menos en este país. Sin embargo, hay expertos que creen que antes habría que calibrar el impacto de la guerra en la economía mundial y evitar una retirada masiva de estímulos de todos los bancos centrales.

Con todo, incluso en un escenario de subida de tipos parece imposible que se pueda contener la inflación. En máximos históricos -por encima del 7,4% en España- la guerra ha disparado los precios de los combustibles y la energía y nadie espera que bajen mientras dure el conflicto. Si a esto le sumamos los problemas de suministros de cereal ucranio, el impacto final será que los españoles tengan que pagar cada vez más por la gasolina, la luz y los alimentos básicos.

Impacto tecnológico

Otra derivada son los suministros tecnológicos. Uno de los ejes del plan de bloqueo a Rusia es frenar el acceso a Moscú de tecnología digital, semiconductores y material bélico. Sin embargo, este diario ya ha contado que el impacto sería acotado y que incluso podría poner en riesgo la industria de estos chips en todo el mundo.

Estados Unidos podría lograr que los mayores productores del mundo como Taiwán y Corea dejen de suministrar chips a Rusia -algo que está por ver-, y afectar los envíos a Rusia. Sin embargo, los grandes productores de semiconductores en todo el mundo utilizan materia prima rusa y ucraniana para fabricarlos.

Moscú suministra el 45% de todo el paladio que se usa en el mundo para fabricar chips, una materia prima que no solo es el principal componente de estos semiconductores, sino que es fundamental para poner en marcha memorias, sensores y todo el hardware que Estados Unidos y Europa quieren bloquear. Considerando la escalado que está tomando la guerra en Ucrania no debería extrañar que el Kremlin corte el grifo de estas materias primas. 

La importancia de China

Por otro lado, este diario también ha contado que China está siendo el mayor soporte económico de Rusia ante este bloqueo. No solo de productos tecnológicos, sino que de receptor de reservas de gas que pueden quedar sin destino si el bloqueo de Europa va a más. Pekín evita condenar la invasión de Rusia, pero todavía no le ha apoyado oficialmente.

En la mente de los directivos de las grandes empresas españolas está el temor de que China entre en conflicto, lo que podría acarrear sanciones para el gigante asiático. En este punto, si Pekín sale del circuito comercial los efectos para todo el resto del mundo serían incalculables ya que hablamos de la segunda economía del mundo por detrás de Estados Unidos, con un PIB de 13 billones de euros y con un peso relevante en todos los sectores productivos mundiales.

En cualquier caso todo dependerá, dicen estas fuentes, de cómo siga evolucionando el conflicto. Si Europa entra en guerra -algo que se ha descartado desde todos los estamentos- el impacto sería devastador, pero si por el contrario se sigue bloqueando económicamente a Rusia, el impacto de esta recesión podría ser más acotado.

Plan del Gobierno

Ante esta situación de posibles dificultades económicas el Gobierno ya se ha anticipado con un paquete de medidas presentadas por Pedro Sánchez este miércoles en el Congreso de lo Diputados. Un Plan Nacional de Respuesta al Impacto de la Guerra en el que el presidente pidió un «gran pacto» para las rentas, prometió protección a las familias más vulnerables por el inevitable aumento de los precios de la energía y los alimentos y anunció la aceleración de la transición ecológica y protección a la industria electrointensiva.

En cuanto a gasto, prometió 100 millones de euros para sustituir alumbrado público, 1.000 millones para acelerar el Perte del hidrógeno verde y 550 millones para acelerar el autoconsumo. A esto hay que sumar el impacto fiscal de extender hasta el 30 de junio los tipos más reducidos de la energía para los consumidores y el bono social eléctrico y la reducción de los peajes de la industria electrointensiva.

Sánchez también pidió que Europa vuelva a suspender la aplicación de las reglas fiscales para poder realizar un mayor gasto público para mitigar los impactos de esta nueva crisis. En la UE ya se baraja mantener esta flexibilidad fiscal más allá de este año 2022.

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