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Los agricultores denuncian robos de algarroba: ¿por qué es tan codiciado este fruto?

La caída del precio no ha provocado una disminución de los robos y los agricultores piden más planes de vigilancia

Los agricultores denuncian robos de algarroba: ¿por qué es tan codiciado este fruto?

Los agricultores piden más planes de vigilancia para evitar estos robos. | Molnar Szabolcs (Pixabay)

Los robos de algarroba se han adelantado este año y, según denuncian desde la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), cada vez son más numerosos y mejor organizados. Afirman que «se producen a plena luz del día, cada vez en unas fechas más tempranas (cuando los frutos secos aún no han alcanzado el estado óptimo de maduración) y por parte de bandas que actúan con una mayor organización, rapidez y uso de materiales para incrementar sus ganancias». 

Un ejemplo de esto es un robo que se cometió a mediados de agosto que llamó la atención por su magnitud. En la comarca de Camp de Turia, en Valencia, la Policía detuvo a cuatro personas por la apropiación indebida de más de cinco toneladas de algarroba, un botín valorado en unos 82.000 euros. 

En esta zona, además de en la comarca alicantina de la Vega Baja del Segura, «las fuerzas de seguridad han constatado un incremento de sustracciones» de este fruto, según informan desde Ava-Asaja.

Pero ¿qué tiene la algarroba para ser tan codiciada por los ladrones? ¿Por qué este fruto es el objetivo de tantos robos? 

Durante mucho tiempo, el principal motivo ha sido su elevado precio de venta, lo que hacía que estas sustracciones fueran especialmente rentables, según explica a THE OBJECTIVE Armando Boullosa, responsable de la sectorial de frutos secos de AVA-Asaja. Ahora, aunque afirma que «el mercado está totalmente hundido», con precios que rozan los costes de producción y no dan rentabilidad, «sigue habiendo robos porque aunque sea más barato, a ellos no les cuesta nada». 

Estos delitos son habituales también en otro tipo de cultivos, como el de la naranja, una fruta que también codician los ladrones cuando su precio sube, como ocurrió el año pasado, cuando era muy rentable su variedad para zumos. En el caso de la algarroba, su precio vivió una escalada que llegó a situar el kilo a 2,26 euros, una cifra que ha caído en picado en 2023.

¿Cuál es el destino de estas algarrobas?

Los robos no han cesado a pesar de la bajada de precios, incluso se han incrementado. Y la pregunta que surge es: ¿a dónde van estas algarrobas robadas? 

Según explica Boullosa, durante mucho tiempo «el problema estaba en los almacenes clandestinos que las compraban, pero denunciando mucho se ha conseguido poner coto a muchos de ellos». 

Aunque en menor medida, los almacenes clandestinos siguen existiendo y funcionando, por lo que los ladrones siguen teniendo esa opción, pues compran sin registro este producto que se utiliza tanto para piensos de animales como para alimentación humana, en muchas ocasiones como espesante en alimentos como los helados. 

Pero no son estos almacenes los únicos compradores de la algarroba robada, sino que entre ellos también hay algunos poseedores de superficie agraria, asegura Boullosa. «Hay agricultores que tienen una pequeña cantidad de tierra y tienen el Regepa (Registro General de la Producción Agrícola) y pueden meter una pequeña parte de productos robados y así blanquean dinero», explica. 

Son agricultores, señala, que aunque tiene poca superficie de cultivo, están incluidos en el Regepa, por lo que pueden registrar pequeñas cantidades que aseguran haber comprado al precio real, que se sitúa en la actualidad alrededor de los 0,4 euros, cuando realmente lo han comprado por mucho menos a vendedores ilegales. 

Un plan de vigilancia y guarderías rurales 

Boullosa reconoce que la Policía está controlando a los agricultores que venden su producto a las cooperativas, que son las que más tarde lo distribuyen a la industria. «Están controlando las cantidades para evitar el fraude», afirma, pero considera que no se controla lo suficiente. «No se hace mucho, a veces miran para otro lado», denuncia. 

En la Comunidad Valenciana, una de las zonas más afectadas por estos robos, la asociación agraria AVA-Asaja ha pedido a la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, que se reimplante e intensifique el plan especial de vigilancia que han llevado a cabo durante los últimos años agentes de la Guardia Civil y de la Policía autonómica. «Además de los campos, la asociación insta a centrar los controles a las puertas de los almacenes que son susceptibles de recibir los productos sustraídos, donde pide una comprobación rigurosa de la trazabilidad de cada lote, cuya cantidad debe coincidir con el potencial productivo de las parcelas indicadas en el registro». 

Además, valoran positivamente la contratación de guarderías rurales que han iniciado algunos ayuntamientos, como el de Chiva, que «conocen el término y pueden ayudar a prevenir delitos», porque «toda colaboración es necesaria frente a un problema que amenaza la supervivencia misma del cultivo». 


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