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Vodafone quiere cerrar su venta en España antes de fin de año para no perder más valor

La operadora quiere mantener la valoración de sus activos en España por encima de los 6.000 millones de euros

Vodafone quiere cerrar su venta en España antes de fin de año para no perder más valor

Margherita Della Valle, CEO de Vodafone. | Agencias

Vodafone acelera las negociaciones para intentar vender todo o parte de su negocio en España antes de que finalice este año. Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE indican que la idea es tener cerrada la operación antes de que se anuncie la resolución de la Unión Europea sobre la joint venture entre Orange y MásMóvil. Una carrera contrarreloj que eliminaría las interrogantes que surgirán en el mercado de las telecos tras la fusión y que les permitiría conseguir una valoración superior a los 6.000 millones de euros.

El análisis que se hace en Vodafone es que después de que se anuncie la fusión definitiva –independientemente de las condiciones de Bruselas– pueden perder la ventana de oportunidad y su filial española podría reducir su valor en un nuevo escenario en el que pasará a ser el tercer actor, a mucha distancia de los dos primeros, y con un cuarto operador reforzado (probablemente Digi) que les discuta su posición en pocos meses.

En este sentido, Vodafone tiene abierto varios frentes –una decena de opciones están sobre la mesa según dicen quienes están cerca de estos movimientos– que van desde solo vender la red fija, pasando por la entrada de un fondo de inversión con liquidez, hasta la venta total de su negocio. El común denominador en todos estos movimientos es que los británicos valoran todo su negocio en España por encima de los 6.000 millones de euros, frente a los 5.000 millones con los que trabaja Zegona, el único que ha reconocido formalmente su interés.

Mário Vaz, CEO de Vodafone España.
Mário Vaz, CEO de Vodafone España. | Agencias

Fondos interesados

En este sentido, a los cuatro grandes interesados que han trascendido en diferentes informaciones: el citado Zegona, más Apollo (que según Expansión se uniría a JB Capital Markets), Apax, Macquarie se suman otros fondos de inversión como Iliad, Vanguard o GIP, aunque todos ellos en diferentes modalidades y estado de las conversaciones y barajando varias fórmulas de entrar en la filial española.

Sin embargo, hasta el cierre de este artículo no se había producido ninguna oferta formal para activar alguna de estas palancas, lo que ha generado cierta preocupación en Vodafone. Se cree que si la venta -de parte o todo el negocio- se retrasa para 2024 el precio ofertado puede ser mucho menor, como ya ha pasado en anteriores procesos en los que se llegó a valorar en 7.500 millones todo su negocio, pero sin llegar a concretar ninguna operación.

La gran dificultad de las operaciones de integración (M&A) que ha enfrentado Vodafone en el pasado es precisamente la de su valoración. La compañía siempre ha estado convencida de que su filial española vale más de lo que ofrecen por ella, lo que ha hecho que las operaciones en las que han estado implicados se dilataran en el tiempo perdiendo la oportunidad de cerrarlas.

Fusión con MásMóvil

El mejor ejemplo se produjo con las negociaciones con MásMóvil. A comienzos de 2020 comenzaron los acercamientos con los amarillos ofreciendo 6.000 millones de euros, una oferta rechazada por Vodafone. La operadora dirigida por Meinrad Spenger volvió a intentarlo en marzo de 2021, esta vez ofreciendo 7.500 millones por todo el negocio, pero nuevamente sin llegar a acuerdo por la fórmula en la que se haría el reparto de la empresa resultante. Durante todo este proceso, pesaron los 7.200 millones que Vodafone pagó por ONO en 2014 y que hicieron que los británicos fueran sumamente conservadores con las ofertas recibidas.

En agosto de este mismo año, MásMóvil compró Euskaltel por 2.000 millones y en julio de 2022 cerró su acuerdo de joint venture con Orange en una operación valorada en 18.600 millones de euros, 7.800 millones para Orange España y 10.900 millones para MásMóvil. En cambio, durante los tres últimos años Vodafone no ha detenido la fuga de clientes y ha ido perdiendo competitividad y tamaño en sus estructuras.

Las negociaciones con MásMóvil estuvieron en manos del anterior CEO, Nick Read, que vivió la etapa en la que Vodafone discutía el primer lugar en España a Telefónica, pero los tiempos han cambiado y su sustituta, Margherita Della Valle, cambió totalmente su posicionamiento con respecto al negocio en el país. Fue agresiva desde el momento en que fue ratificada como primera ejecutiva: asumió a finales de abril y en los resultados anuales de mediados de mayo puso a su negocio español en «revisión estratégica».

Apollo y Zegona

Desde entonces, se han disparado los rumores. Desde mediados del verano, han empezado a sucederse los interesados: Apax, Apollo y Zegona, aunque siempre con diferencias en la valoración. Antes del verano, Bloomberg publicó que Apollo -y posteriormente Apax- ofrecían 3.500 millones por toda la compañía, una cifra que estaba por debajo incluso de los 4.000 millones que Vodafone pedía sólo por su red fija.

En septiembre, Zegona manifestó su interés barajando un valor total de 5.000 millones, una subida respecto de las ofertas de julio, pero todavía por debajo de lo que prevé sacar la operadora británica. Hasta la fecha los que han aparecido como potenciales compradores en informaciones en prensa siguen sin presentar ofertas formales y solo Zegona ha confirmado el interés de manera oficial.

Valoración de Vodafone

Las fuentes consultadas indican que la valoración que hace Vodafone está por encima de los 6.000 millones, sumando su valor en libros, más su cartera de clientes (15 millones de líneas fijas y tres millones de banda ancha) y sus contratos con la Administración. La compañía facturó 3.949 millones de euros en 2022 y tiene un valor en libros de 5.282 millones, que se redujo desde los 6.093 millones tras la escisión de sus activos de torres móviles a Vantage Towers.

El problema es que el tiempo pasa y la resolución de la joint venture de Orange y MásMóvil podría producirse en las próximas semanas rebajando el actual valor de Vodafone por debajo de los 5.000 millones. De hecho, a los fondos no les interesa mover ficha por el momento, conscientes de que podrían pagar menos a medida que el tiempo avanza. Es por ello por lo que la gran baza de Vodafone sigue siendo cerrar cuanto antes la operación y agarrándose al gran interés que en estos momentos hay por la compañía.

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