El sector que aborda los retos más urgentes del planeta ('foodtech') necesita más inversión

KM ZERO Food Innovation Hub opera desde Valencia sin hacer demasiado ruido. La institución se define como un think tank alrededor de la industria alimentaria y elabora cada año un informe donde se recogen las tendencias del sector y se selecciona al centenar de startups más relevantes de España en este ámbito.

Hay pocas dimensiones donde los problemas y desafíos más acuciantes de la humanidad se reflejen con tanta nitidez como en el universo foodtech. La sequía cada vez más pertinaz, las proteínas de origen vegetal como alternativa a carne y pescado, el eficaz vuelco productivo que propone la inteligencia artificial, la debilidad de las cadenas de suministro o el mandato siempre aplazado de la descarbonización confluyen aquí con especial vigor. 

Uno de los movimientos más interesantes del paisaje foodtech se articula en torno al planteamiento de la comida como medicina. Junto al auge de los suplementos que sugieren y ensalzan expertos globales como Peter Attia o Andrew Huberman (creatina, magnesio) como autopista hacia la longevidad, el hub valenciano confiere en su informe a la alimentación un rol crucial «para el tratamiento de diversas afecciones». 

«La presión regulatoria y la conciencia de la salud -explica el estudio- impulsan a la industria a reformular alimentos y explorar nuevos ingredientes. El aumento de la oferta de productos funcionales, dirigidos a mejorar la salud cognitiva o fortalecer el sistema inmune, refleja también un cambio en las preferencias del consumidor». 

Este bloque de vital importancia no se entiende sin una íntima correlación con otro vertical, agrotech, donde España, por tradición y potencia, tiene mucho que decir. El escollo a la aceleración reside, por ahora, en una tenue inversión. En 2023, por ejemplo, se registraron en España 25 operaciones protagonizadas por startups foodtech y agrotech por un valor total de 58,7 millones de euros, cifra que apenas representa el 2,5% de los fondos levantados durante el año, según el Observatorio de Bankinter.  

Excepción inspiradora

La catalana Heura Foods anunció el pasado febrero una operación cuantificada en 40 millones que lanza un mensaje cristalino: los fondos olisquean al fin buenas oportunidades de negocio en el sector. Esta empresa, incluida obviamente entre las 100 de KM ZERO, está especializada en la elaboración de carnes 100% vegetales y opera en una decena de países. La última ronda permitió la entrada en el capital de la holandesa Upfield, dueña de marcas como Flora, Becel y ProActiv. 

Curar comiendo 

Entre las startups alineadas con el propósito de la comida curativa, el dossier resalta, además del caso de Heura, nombres como los de Bountica (proteínas para proteger alimentos perecederos), Plant People (suplementos), Wildwonder (refrescos con prebióticos y probióticos) o Eatnova (alimentos formulados específicamente para luchar contra la diabetes, afecciones cardíacas, etc).  

Llamada a aumentar el rendimiento de los cultivos y a ahorrar agua y energía, la IA se integra en proyectos como Source.org (optimización de invernaderos), Tastewise (herramienta para que las marcas desarrollen nuevos productos) y Maolac (proteínas funcionales similares a la leche materna).

En agrotech, el informe cita, entre otras, a Moolec Science (nuevos ingredientes a partir de la agricultura molecular), Madeinplant (plantas como biofactorías sostenibles), Neolithics (análisis avanzado sobre la calidad de los alimentos), C-Crop (tecnología de fenotipado aplicada al campo) y Treetoscope (riego de precisión).