THE OBJECTIVE
Enrique García-Máiquez

A dos carrillos

«Los conflictos dan bastante pereza. Y Juanma Moreno lo ha entendido a la primera»

Opinión
Comentarios
A dos carrillos

Un gesto de Juanma Moreno Bonilla lo retrata. El columnista Antonio Burgos lo motejó de Moreno «Nocilla» por su propensión al pasteleo y remachó machaconamente el chiste en muchísimos artículos. A la primera oportunidad, Moreno Bonilla nombró a Burgos hijo predilecto de Andalucía. Por supuesto, el escritor y periodista lo merecía con creces, pero la grandeza del gesto fue del recién reelegido presidente andaluz. Esto destaca su buen talante, que le ha ganado votos más allá de las siglas del PP, y del que vamos a hablar a continuación, pero el motecillo nos trae otra imagen de la mano: Juanma Moreno Bonilla se ha merendado las elecciones andaluzas.

Lo ha hecho a dos carrillos, por la izquierda y por la derecha. Y esto tiene una dimensión muy andaluza. Por la derecha, ha capitalizado el alivio de tantos de quitarse de encima en las pasadas elecciones a un PSOE institucionalizado en el sur. El resultado de Juanma Moreno entonces fue pésimo, aunque la suma con Cs y con Vox le dio la presidencia. Y aquí, con sus suaves maneras, ha amortizado esos apoyos, apropiándose del mérito de desplazar al PSOE ante los ojos de muy buena parte del electorado afín. Hablando de nocilla, Ciudadanos ha sido muy untuoso, y no se ha preocupado de marcar terreno propio. Vox, por su parte, le dio el apoyo desde muy fuera y se quedó ídem de ese mérito en la percepción popular. Durante la campaña, Macarena Olona criticó a Juanma, como era lógico, y gracias a eso Vox no ha acabado devorado como Cs, e incluso ha crecido. Pero así Olona se separaba del mayor mérito de Juanma que era también mérito de Vox: el relevo del PSOE. Juanma la dejaba hacer, sibilinamente.

Por la izquierda, también ha merendado Juanma y todavía más. Aquí la carrera de protocolo le ha venido de perlas. Juanma Moreno no ha pisado ningún avispero ideológico ni ha meneado ningún hormiguero de la administración paralela. Nada. No ha tenido en sus tres años de gobierno ni un solo conflicto social ni una huelga ni una manifestación ni un escándalo mediático. Es un dato que, conociendo mínimamente el entramado que dejaron cuarenta años de gobiernos socialistas, nos da la medida de hasta qué punto Juanma Moreno Bonilla se ha cuidado de no pisar ningún callo. Incluso en los debates televisados no discutió con nadie, se limitó a sonreír a izquierda y a derecha. A merendar. 

Los votantes socialistas no se han visto en otra. Podían castigar las veleidades de Sánchez, que tan mal caen en Andalucía, sin poner en riesgo ni su andamiaje ideológico ni tampoco tantos puestos paralelos. Cuando Vox ha querido acusar a Juanma de pasividad, ya era tarde, por mucho que fuese verdad. Había que haberle obligado antes a entrar en los temas candentes a cambio del necesario apoyo legislativo. La pasividad le había permitido forjarse el mito de «el hombre tranquilo», que ha resultado ganador.

¿Cómo ha podido morder por la derecha y en la izquierda? Porque a unos les bastaba con que desplazase a los socialistas del poder y a otros con que no desplazase los pilares ideológicos y estructurales del socialismo en el poder. Ha sido lo suficientemente flexible (le han dejado) para hacerlo a la más completa satisfacción de ambos lados del espectro.

Naturalmente, por el centro también se ha puesto las botas, como demuestra Ciudadanos, de quien no han quedado ni las migas. La bajada de impuestos, una pulcritud mínima en la gestión y un no meterse en jardines ha bastado para conquistar a una mayoría del pueblo andaluz que aprecia como pocos el laissez faire, laissez passer en su versión más existencial: «Vive y deja vivir». Los conflictos dan bastante pereza. Y Juanma lo ha entendido a la primera. Ahora, con una mayoría absoluta, será todavía más difícil sacarle de esa rentable inacción de clara raigambre rajoyista.

Al final, el epigrama de la nocilla ha servido para que él se coma —leche, cacao, avellanas y azúcar— la merienda casi entera. Otra broma que se le ha gastado con mucha frecuencia consistía en reírse de sus estudios: un grado de protocolo. La realidad es que le ha venido de perlas.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D