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Ricardo Dudda

Los secretos de Ayuso

«El concepto transparencia siempre ha sido un adorno retórico. Ningún líder político es transparente por iniciativa propia: a uno lo obligan a ser transparente»

Opinión
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Los secretos de Ayuso

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. | Agencias

En 2019, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, dijo en su toma de posesión: «La transparencia es un principio fundamental de la democracia y un derecho de los ciudadanos. Por eso, impulsaremos la transparencia en la gestión pública, facilitando el acceso a la información y la rendición de cuentas». Esta semana, la Asamblea de Madrid, donde el PP tiene mayoría absoluta, aprobó una ley (por la tramitación urgente, esa estrategia de los políticos contemporáneos para sortear el control parlamentario) que permitirá al Gobierno de la comunidad reforzar su dominio de la Cámara de Cuentas, el Consejo de Transparencia y Telemadrid.

Como explica la exdiputada autonómica de Ciudadanos Dolores González Pastor (merece la pena leer su análisis al completo), que fue ponente de la Ley 10/2019, de 10 de abril, de Transparencia y de Participación de la Comunidad de Madrid, el Consejo de Transparencia pasa «de ser un órgano adscrito a la Asamblea de Madrid, con plena independencia funcional y jerárquica de la administración pública que controla, a ser un órgano totalmente dependiente jerárquicamente del gobierno. El consejero de Presidencia pasa a ser jefe directo de quien ha de resolver reclamaciones de transparencia contra el propio gobierno. El controlador pasa a ser subordinado del controlado».

Como escriben en la organización Civio, la ley de 2019 era una de las más avanzadas de España. La reforma a esa ley «añade las competencias en protección de datos al organismo garante de la transparencia; segundo, resta independencia a dicho organismo, que pasará a depender directamente del Gobierno y no de la Asamblea; tercero, elimina las sanciones por incumplimiento de la norma actual».


El concepto transparencia siempre ha sido un sonajero, un adorno retórico. Si uno se compromete con la Transparencia con mayúscula, ya no necesita ser transparente. Ningún líder político es transparente por iniciativa propia: a uno lo obligan a ser transparente (no siempre es así, claro: permítanme el cinismo). Provoca cierta melancolía hoy defender la neutralidad de las instituciones y la transparencia de los gobernantes. Al fin y al cabo, el ciclo reformista en España (esa estrechísima ventana de oportunidad que hubo después de la Gran Recesión en la que algunos intelectuales, politólogos y comentaristas de la política española discutieron sobre reformas institucionales, incentivos, transparencia y contrapesos) murió con el sanchismo.

Hoy la política es solo guerra cultural y mediática. La neutralidad y la transparencia son coqueterías o lujos; algunos en la oposición al sanchismo piensan que la única manera de derrotar al presidente, o de ofrecer una alternativa, es usar sus mismas armas. Con esta ley, Ayuso sigue la estela de Pedro Sánchez, un presidente especialmente opaco y arbitrario que incluso ha sido amonestado por vulnerar el derecho al acceso a la información.

ACLARACIÓN: La Presidencia de la Comunidad de Madrid quiere hacer constar que ni la Cámara de Cuentas ni Telemadrid cambian su relación con la Asamblea de Madrid y no dependerán orgánicamente del Gobierno. Y el Consejo de Transparencia mantiene su independencia, entre otras cosas, porque se garantiza en la ley que su presidente no puede ser removido del cargo y le otorga total independencia funcional. Presidente que, además, debe ser ratificado por la Asamblea.

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