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Isabel Díaz Ayuso, la boxeadora de Moratalaz que noqueó a la izquierda el 4-M

La mandataria termina el 2021 más cómoda en la Asamblea al rozar la mayoría absoluta, pero enfrentada a Pablo Casado por el control del PP madrileño

Isabel Díaz Ayuso, la boxeadora de Moratalaz que noqueó a la izquierda el 4-M

«Me gusta la lucha cuerpo a cuerpo». Isabel Díaz Ayuso (Madrid, 1978) pasó de su victoria en el 4-M con su eslogan de «comunismo o libertad» a enfundarse los guantes de boxeo, un deporte al que llegó tras los comicios en los que noqueó a la izquierda y que practica de forma esporádica con sesiones repartidas entre su propia vivienda y el gimnasio al que suele ir en su barrio de Moratalaz.

El Partido Popular arrasó en las elecciones del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid con 65 escaños, a cuatro de la mayoría absoluta, gracias a la gestión de Ayuso en la pandemia contra el coronavirus. Ella recurre a los movimientos sobre el ring para explicar las consecuencias de aquel combate electoral inesperado a mitad de legislatura, pues solo apretó el botón nuclear del adelanto electoral tras ver que Ciudadanos se aliaba con el PSOE en la moción de censura de Murcia. «Yo trabajo 12-15 horas al día, para estar siempre alerta, reaccionar con rapidez, escuchar a todo el mundo, no dejar un detalle suelto. Necesitas una tensión, una carrera de relevos en la que yo creo», subrayó en la entrevista que dio a THE OBJECTIVE a principios de noviembre.

Al igual que a los boxeadores de élite les cuesta mantenerse en la cima, Ayuso no se ve más de ocho años en su despacho de la Puerta del Sol, la sede de la Presidencia madrileña. Y se niega a mirar hacia la Moncloa. «Es que no tengo carrera, porque empiezo y termino en el mismo sitio, que es Madrid», deja claro para que Pablo Casado no tema por su silla de Génova. Eso sí, afila el mentón al hacer hincapié en que será un ariete contra las políticas socialistas y las «barbaridades» de Pedro Sánchez mientras esté de presidenta regional.

Ayuso gobierna ahora en solitario y con el apoyo externo de Vox, la formula que desea ahora Alfonso Fernández Mañueco cuando pase el 13-F en Castilla y León. La formación de Santiago Abascal le dio primero su apoyo a los cambios en Telemadrid y ahora a los presupuestos de 2022 -los primeros de la presidenta desde que llegó al poder-, a sabiendas de que su margen de maniobra es pequeño. Más Madrid, PSOE y Podemos no llegan juntos a los 65 diputados del PP en la Asamblea de Madrid, por lo que Vox presiona en las negociaciones, pero sin apretar para no quedarse en la esquina de la izquierda.

Isabel Díaz Ayuso: «Quiero que mi proyecto tenga la fuerza suficiente como para gobernar en libertad» 2
Isabel Díaz Ayuso en la campaña del 4-M.

El verdadero desafío para la presidenta está en el combate que ha empezado por el liderazgo del PP madrileño. Ayuso inicio el primer round antes de lo deseado por Génova y ahora el partido de Pablo Casado está inmerso en una guerra interna entre partidarios y detractores por el paso dado. Una lucha que no terminará hasta junio y que está desgastando a los populares en las encuestas.

«No quiero hiperliderazgos; no los tengo en mi Gobierno. Mis consejeros no tienen que pedirme permiso en todo momento», avisa Ayuso para desmentir el afán de protagonismo del que le culpan sus críticos. Su propuesta es hacer un PP madrileño distinto del que tuvo Esperanza Aguirre, en el que la dirección orgánica era una copia duplicada del Consejo de Gobierno regional. «Yo prefiero que haya una representación mayor de los municipios, del Ayuntamiento de Madrid y de la Asamblea», propone como contrapeso. 

Además, niega con vehemencia que quiera disputarle a Casado el liderazgo del PP. «Llevo toda mi vida política en mi partido, que me dio confianza al convertirme en candidata y yo se la he devuelto al situarlo al borde de una mayoría absoluta, defendiendo los valores y principios del PP. Yo no me he salido del PP. Jamás lo he erosionado ni he perjudicado su imagen, ateniéndome a los valores y principios en los que he crecido como político. Ahora bien, soy una mujer libre y tengo criterio propio», puntualiza.

Eso sí, la mandataria antepone los intereses de los madrileños a los del partido y niega que esté siendo desleal con Génova. «Tengo que tomar decisiones como presidenta autonómica, que están muy por encima del partido, porque soy la presidenta de los ciudadanos que me han votado y de los que no. Tomo las decisiones en función de los intereses de los ciudadanos de Madrid, porque es a lo que me debo y a lo que estoy dedicando mi vida. Ser crítica no te convierte en desleal». 

El combate por el PP madrileño

La dirección nacional está convencida, por contra, de que no habría excesiva diferencia de votos en unas eventuales primarias entre Ayuso y José Luis Martínez-Almeida. Y, sobre todo, que la distancia que pudiera obtener la presidenta regional respecto del alcalde de la capital no sería suficiente para colocarse al frente de los populares madrileños, por lo que serían los compromisarios los que tendrían la última palabra en el congreso mediante una segunda votación.

Desde 2018, el PP cuenta para los cónclaves congresuales con un sistema a doble vuelta en caso de que concurran dos o más listas. En la primera vuelta se vota en dos urnas: una para elegir al candidato favorito mediante primarias y la otra para designar a los compromisarios que participarán unas semanas más tarde en el congreso.

Si el ganador de la primera urna no supera en más de 15 puntos al segundo, se tiene que celebrar una segunda vuelta en la que únicamente participarán los compromisarios natos -en el PP de Madrid, los 300 miembros de la junta directiva regional- y los electos que hayan sido elegidos por los militantes en la primera votación. Estos últimos podrían rondar los 600 y 700 compromisarios, según las citadas fuentes, así que la elección del presidente del PP de Madrid recaería en un millar de cargos medios que, en principio, estarían más controlados por el aparato.

Ayuso, un nuevo referente político
Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado en la noche del 4-M.

El equipo de Ayuso ya ha deslizado que desearía volver al sistema previo que hubo en el congreso que aupó a Cifuentes. En aquel cónclave se estableció que, en caso de una segunda vuelta, podrían volver a votar los militantes al corriente de pago junto a los compromisarios. Sin embargo, en aquella ocasión no fue necesario recurrir a ello ya que la entonces presidenta madrileña obtuvo el 86% de los votos en la primera votación. La propia Ayuso indicó a la entrada de la última reunión de la junta directiva regional que «se dé la voz a los afiliados».

La presidenta se prepara para el combate político más esperado de 2022, alejada de las cuerdas del ring y sin querer tirar la toalla. «Yo creo que gobernar más de ocho años no es positivo, porque para que esto funcione tienes que vivir con absoluta intensidad. Los proyectos políticos, cuando están arriba y en su mejor momento, hay que saber delegarlos, para que no haya vacíos de poder», promete Ayuso.

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