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Sánchez y Díaz temen que fracase su operación para «achicar» a Podemos el 28-M

Crece el temor a un cambio de escenario. El PSOE detecta una mejoría de Podemos frente a Díaz el 28-M, que puede facilitar el acuerdo

Sánchez y Díaz temen que fracase su operación para «achicar» a Podemos el 28-M

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en el Congreso de los Diputados. | Europa Press

¿Qué pasaría si Podemos resistiera y Sumar ‘pinchara’ el 28-M? Esa es la pregunta que se hacen en el Gobierno de coalición a fin de medir los efectos que tendrán las elecciones municipales y autonómicas en la batalla que se libra en el espacio morado para la configuración de una candidatura conjunta bajo las siglas de Sumar. El escenario previsto por el ala socialista del Ejecutivo era la de una «noche negra para Podemos»: podría quedarse fuera en la Asamblea de Madrid y la Comunidad Valenciana, no entrar en Castilla-La Mancha y perder poder institucional.

En cambio, confían en que la de Yolanda Díaz será una noche alegre, que podría subirse a lomos de la victoria de sus aliados políticos (Barcelona En Comú, Más Madrid y Compromís). Si Ada Colau consiguiera ganar las elecciones en el Ayuntamiento de Barcelona; Mónica García mantenerse en la segunda fuerza en Comunidad, al igual que Rita Maestre en el Ayuntamiento, con opciones incluso de formar gobierno; y Compromís resistir en la Comunidad Valenciana, con Joan Baldoví garantizando la reedición del Pacto del Botànic, y Joan Ribó reeditando mandato en el Ayuntamiento de Valencia, el viento vendría todo de popa.

Las fuentes consultadas por THE OBJECTIVE descontaban un escenario que dotaría a Yolanda Díaz de la autoridad suficiente para negociar el acuerdo con Podemos para la conformación de Sumar en unas condiciones más favorables frente a un Podemos mermado en las urnas. Pero, en las últimas semanas, las encuestas publicadas y los trackings internos arrojan dudas y movimientos inquietantes, esbozando un panorama que podría ser antagónico para la vicepresidenta segunda y candidata de Sumar. Las fuentes consultadas por este diario dibujan una foto alternativa para la noche electoral del 28-M, sin el colorido prometido y en una escala de grises que suscita temor e inquietud en el puesto de mando de Moncloa y Ferraz.

La portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre; la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; y la portavoz de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, Mónica García, en San Isidro 2022. | Europa Press

La «noche negra» y la «noche alegre»

Como arrojó esta semana la macroencuesta del CIS, Podemos podría entrar en el parlamento de Madrid y Comunidad Valenciana, e incluso, estrenarse en alguna otra comunidad autonómica como Castilla-La Mancha o Cantabria, ampliando su representación parlamentaria. Una resistencia que encontraría su contrapunto en las perspectivas de Díaz: si las encuestas socialistas se cumplen, Ada Colau pasará a ser segunda fuerza en el Ayuntamiento de Barcelona por detrás de Jaume Collboni, lo cual supondría verse relegada a teniente de alcalde; Joan Ribó perdería el Ayuntamiento de Valencia con una victoria ahogada del PP y, en el peor de los escenarios, la suma de PP y Vox en la Comunidad Valenciana impediría la reedición del Botánic, forzando el desalojo del poder de un Compromís tocado tras la salida forzada de Mónica Oltra.

En Madrid, las encuestas internas socialistas conceden a Rita Maestre la hegemonía de la izquierda, pero con pocas posibilidades de formar gobierno alternativo; y Mónica García quedaría relegada a la tercera posición, por detrás del candidato socialista, Juan Lobato. De cumplirse este segundo pronóstico, cambiarían las tornas y frustraría los planes del presidente Pedro Sánchez y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. Según fuentes moradas consultadas por THE OBJECTIVE, el miedo del presidente del Gobierno es que se frustrase la operación política en marcha para «achicar a Podemos», excluyendo a los morados del núcleo de toma de decisiones. 

Díaz, culpable del ocultismo de Sánchez 

Una estrategia en la que incluyen a Yolanda Díaz, a quien responsabilizan de la ocultación de información desde la órbita socialista de la coalición al socio minoritario. Como adelantó THE OBJECTIVE, fuentes de Podemos recuerdan que al inicio de legislatura, con Pablo Iglesias como coordinador del espacio morado en el Gobierno, se celebraban puntualmente las reuniones de coordinación: los lunes la reunión de maitines, con los miembros más relevantes del Gobierno y de cada uno de los partidos integrantes de la coalición, y los jueves o viernes, la reunión entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Algo que «no se ha vuelto a producir», desde la sucesión de Yolanda Díaz. A ella culpan de «no haberse plantado» y haberse callado antes los desplantes reiterados, tanto a nivel organizativo como programático, desde que se les ocultó el envío de armas a Ucrania y el incremento de gasto en Defensa. 

Motivo por el cual, el entorno de Irene Montero y Ione Belarra han trasladado a la órbita socialista la necesidad de «reforzar la coalición» para actuar de manera conjunta y «con un relato unitario». Algo que se intentó recientemente, intentando pactar un tope a la cesta de la compra, pero el PSOE rechazó la oferta. «Han decidido que quieren ir por su carril, solos hasta las elecciones. Nos quieren dejar solas», explican los morados. En Podemos asumen con filosofía el ninguneo socialista, pero también presumen de haber resistido a las afrentas y haberles demostrado que «si quieren ir a la guerra, iremos a la guerra, pero hemos demostrado que sabemos hacer la guerra».

«Intentaron sacarnos del Gobierno»

El campo de batalla se recrudeció en noviembre mientras se negociaba la reforma de la Ley de Libertad Sexual y Reproductiva, cuando la aplicación inicial de la norma comenzó a registrar las primeras revisiones a la baja de condenas. La facción socialista del Ejecutivo «no quiso decir la verdad, evitó reconocer que no eran sentencias firmes, que en realidad no llegaban al 30% de los casos» e «intentó forzar nuestra salida del Gobierno» en general y la dimisión de Irene Montero en particular por el sí es sí. Pero, al ver que no era posible, «asumieron que estaremos aquí hasta el final» e incrementaron la ofensiva excluyendo a Podemos de las decisiones y de la acción del Ejecutivo. En la estrategia incluyen a su jefa del espacio morado, Yolanda Díaz, quien comenzó beneficiándose de la generosidad del socio mayoritario para cederle cuota de visibilidad en las ruedas de prensa de Moncloa, donde hace meses que no participan Montero y Belarra, y recibiendo información puntual sobre las medidas y anuncios del presidente, aunque sea en el último minuto.

Sin embargo, también en eso constatan un cambio de hábitos porque Yolanda ha acabado siendo «víctima» también del PSOE, siendo privada de la información previa de las últimas medidas anunciadas por Pedro Sánchez en sus mitines de fines de semana, antes de los Consejos de Ministros de los martes. Se agranda la brecha entre Sánchez y Díaz mientras ésta suaviza su enfrentamiento con Podemos, prestándose a participar en la campaña con algunos candidatos morados, al tiempo que eleva la crítica contra la órbita socialista, como hizo con un hilo en Twitter el martes al término del Consejo de Ministros que aprobó la concesión de avales para la compra de vivienda.

La parte mala para Moncloa es que el cisne negro que arrojen las urnas del 28-M podría ser el de un Podemos reforzado que se sitúe en mejores condiciones negociadoras que su rival, Yolanda Díaz; la buena, que si los comicios concluyen en tablas, sin vencedores ni vencidos o escenarios intermedios, «parece que habrá un acuerdo», facilitando la Suma que necesita Pedro Sánchez para seguir en Moncloa. 

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