Sánchez se la juega frente a Feijóo: muerte política o nueva resurrección 

Han pasado nueve años desde que un joven Pedro Sánchez ganó por primera vez las primarias a la secretaría general del PSOE en julio de 2014, que se convocaron tras la debacle de las europeas del mismo año. El joven diputado, era entonces el «candidato de la derecha», aquel a quien Susana Díaz se refirió como «este chico no vale pero nos vale» en el sanedrín del hotel AC de Pozuelo junto a Zapatero, Ximo Puig y Tomás Gómez, para bendecir su tutelaje transitorio y frustrar la victoria de Eduardo Madina, al tiempo que le guardaba la silla a la de Sevilla para su salto a Madrid. El ‘chico’ que vestía siempre vaqueros y no se separaba de su mochila, cortó lastre desde el principio con la ejecución de la federación madrileña y el paulatino distanciamiento de su mentora, la entonces baronesa andaluza. 

El nuevo secretario general aparcó la mochila pero su cargamento se fue haciendo cada vez más pesado: la crisis interna por su intención de pactar con Podemos; el no es no a Rajoy; su derrocamiento en el Comité Federal; su reconquista de Ferraz; la victoria de la primera moción de censura de la democracia contra Mariano Rajoy; su llegada a Moncloa con el primer gobierno de coalición con Podemos; su alianza con los independentistas; los indultos; los pactos con Bildu; el giro histórico sobre el Sáhara por su pacto con Marruecos; el uso del Falcon; la gestión de la pandemia vía decretos declarados inconstitucionales por el TC; el intento de asalto al Poder judicial; la puerta giratoria entre el ministerio de Justicia a la Fiscalía General del Estado (Dolores Delgado), y del ministerio de Justicia al TC (Juan Carlos Campo); La Ley del sí es sí, con la consiguiente rebaja de condenas a un millar de agresores sexuales; la derogación de la sedición, reforma de la malversación…

«Su final será apoteósico»

A Pedro Sánchez se le define como un político ambicioso, frío y resistente que se construyó sobre la leyenda del David contra el Goliath, y quien ha acabado convertido en el gigante al que muchos intentan derrocar. Su legado es tan hiperbólico en términos de gestión gubernamental como en clave orgánica y ahora diversas fuentes socialistas avanzan a THE OBJECTIVE que «su final será apoteósico» porque su intención es «atrincherarse» en Ferraz y permanecer como secretario general del PSOE independientemente del resultado electoral y pese al posible desalojo del Palacio de La Moncloa. 

La recta final de la campaña insufló un gran optimismo en Moncloa y Ferraz ante la posibilidad de volver a gobernar si superan el umbral de los 150 escaños entre PSOE y Sumar. Pero son conscientes de que «es verdad que sería terrible» porque la merma de la suma en la coalición obligaría a ampliar el número de integrantes de la alianza Frankenstein, incorporando a JuntsxCat y otras fuerzas minoritarias. Una dificultad añadida más a la gobernabilidad, que en esta legislatura ha frustrado muchas iniciativas legislativas por la falta de acuerdo entre PSOE, Podemos y sus socios, como la llamada Ley mordaza; o ha precipitado la aprobación de otras como la ley del sí es sí que se aprobó antes del 8-M sin cumplir los niveles de exigencia necesarios para garantizar que no hubiera efectos adversos. 

La «sorpresa» del PP en Cataluña 

En el PSOE tienen la sospecha de que la comunidad autonómica que puede dar la sorpresa es Cataluña. Todas las encuestas arrojan una victoria del PSC pero peor de la esperada. Frente al objetivo de reeditar la época dorada del socialismo catalán de Carmen Chacón en 2008, aportando 25 diputados al Congreso, la expectativa actual oscila entre los 13 y los 15. Y «la sorpresa» que esperan los críticos socialistas es que el PP de Feijóo sea «capaz de recuperarse en Cataluña, hasta el punto de consolidar el vuelco en toda España». 

Las expectativas del PP son pasar de los dos escaños actuales a ocho o incluso diez parlamentarios, con dos saltos cualitativos: primero, erigirse en segunda fuerza por delante de ERC; y segundo, obtener representación en todas las provincias catalanas con al menos 5 diputados por Barcelona y la probable entrada en la circunscripción más difícil, Gerona, con un diputado, así como otros dos por Tarragona y Lérida. Lo que esperan los populares y temen los socialistas coincide con los presagios de los trackings de las mayores empresas demoscópicas consultadas por este periódico. 

De cumplirse, supondría que el PP se situaría a una distancia de entre 3 y 7 escaños del PSC, primera fuerza. Una distancia llamativa teniendo en cuenta de que la distancia que separó a ambas formaciones en 2011 fue de 4 escaños, pero entonces el PP obtuvo mayoría absoluta. Como destacan fuentes socialistas, se trata de una distancia muy leve que «no amortigua la diferencia en el resto de Comunidades Autónomas». En Madrid, los socialistas pronostican que el PP doble en escaños al PSOE: 17-19 frente a 10 del PSOE; en Castilla y León, también doblarían resultados, con perspectivas de sacar 19-20 frente a 10 el PSOE; En Andalucía, 10 escaños arriba el PP (25) sobre 15 del PSOE, lo cual supone un vuelco respecto al 2019; victoria del PP en las cinco provincias de Castilla La Mancha y las dos de Extremadura y también en Galicia, donde las perspectivas son que el PP arrase con 12-14 diputados frente a 7-del PP, cuando hace cuatro años empataron a 10.

La tranquilidad de Feijóo, pese al «ruido interesado»

Este vuelco que anticipan los territorios es lo que permite al PP de Feijóo estar «tranquilo», según relatan en su equipo. Los populares ponen en valor sus datos que «llevan semanas consolidando subidas» frente al «ruido interesado» que, a su juicio, proyectan desde el equipo de Pedro Sánchez en La Moncloa vendiendo la posibilidad de gobernar. Un escenario que no refleja ninguna de las encuestas publicadas, a excepción del barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de José Felix Tezanos.

Cierto es que algunos de los famosos trackings han detectado esta última semana una subida para los socialistas, pero en ninguno el PSOE ha logrado una suma para permanecer en Moncloa. La mayoría de empresas demoscópicas arrojan una mayoría, más o menos holgada, para el ex presidente gallego que asumió el liderazgo del PP hace un año y tres meses, tras la destitución de Pablo Casado. Este es el tercer candidato del PP al que se enfrenta Pedro Sánchez en las urnas. Este domingo 23-J veremos si, con el tercero, Pedro Sánchez será vencido, o también este mito ha caído con el actual presidente del Gobierno y líder del PSOE.