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El Gobierno niega un pacto oculto con Bildu y dice que apoya a Sánchez «a cambio de nada»

Fuentes gubernamentales desmienten que los presos hayan sido moneda de cambio de la investidura

El Gobierno niega un pacto oculto con Bildu y dice que apoya a Sánchez «a cambio de nada»

Pedro Sánchez saluda a Mertxe Aizpurua. | Europa Press

Es el único partido que no ha firmado un acuerdo con el PSOE y el primero que le confirmó a Pedro Sánchez que le apoyaría en la sesión de investidura para ser reelegido presidente del Gobierno. Sin embargo, lo hizo «a cambio de nada», según fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE que niegan un pacto oculto y evitan hablar de otras mesas paralelas de negociación o interlocución en las que pudiera estar el líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi. Según estas fuentes de Moncloa, fue la misma portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, quien comunicó su voto a favor en la reunión que mantuvo con Sánchez en el Congreso de los Diputados el pasado 13 de octubre y «ahí mismo nos dijeron que votarían a favor para frenar a la ultraderecha y que negociarían la legislatura ley a ley». 

Pedro Sánchez saluda a Gorka Elejabarrieta, portavoz de Bildu en el Senado. | Eduardo Parra / Europa Press

Ese era el secreto de la sonrisa del presidente en funciones en el posado ante las cámaras, que fue una cesión en sí misma, como admitió la propia formación abertzale al calificar de «hito» la normalización de sus reuniones con un presidente del Gobierno socialista y secretario general del PSOE, apenas cinco meses después de que los proetarras incluyeran a 44 condenados por terrorismo en sus listas al 28-M, siete de ellos por delitos de sangre. En el marco de la política de blanqueamiento del PSOE a Bildu que se inició la pasada legislatura tras la investidura de la presidenta navarra, María Chivite, los abertzales mostraron su satisfacción porque Sánchez se prestara a esa foto inédita  y un encuentro «constructivo y positivo, otro hito que permite construir un marco de confianza para abordar un ciclo de diálogo, negociación y acuerdo». 

Según ha podido saber este diario, ya entonces Aizpurua le anunció que sus seis diputados pulsarían la luz verde en la sesión que se celebrará este miércoles 15 y jueves 16 de noviembre, y que lo harían «a cambio de nada». O eso dice Moncloa. Fuentes gubernamentales y socialistas ya aventuraron entonces que «Bildu ha sido el primero en cerrar el acuerdo y el socio más fiel». Con otras palabras, desde el Gobierno argumentan hoy a THE OBJECTIVE que las relaciones son «espléndidas» porque plantean su estrategia desde la óptica de «un partido de izquierdas», no como los herederos de Herri Batasuna. 

«Nunca se ha hablado de presos»

El Gobierno no niega que se estén en marcha otras mesas de diálogo con la formación proetarra en el País Vasco o en el ámbito de la política penitenciaria. Sólo desmienten tajantemente que los presos hayan sido moneda de cambio para la investidura. Como explica uno de los negociadores socialistas a este diario: «En la negociación nunca se ha hablado de excarcelaciones de presos o acercamientos», señalan en referencia a la investidura. De hecho, sostienen que en las negociaciones que ha habido en el ámbito parlamentario «jamás me han pedido cosas para el País Vasco» porque se han centrado en abanderar las políticas de izquierdas y dotarse de una pátina social que les han hecho despuntar en todas las encuestas hasta amenazar a la hegemonía del PNV en Euskadi. 

Una estrategia que no implica convicción sino pragmatismo, como evidenció el líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi, en octubre de 2021, cuando acuñó el famoso ‘presos por presupuestos’. «Si para sacar a 200 presos tenemos que votar a favor de los presupuestos, pues votamos». Una declaración en una reunión a puerta cerrada en la que trascendió menos otra afirmación sobre su hoja de ruta a largo plazo: «Necesitamos tiempo para preparar al puerto para solucionar al tema de los presos (…) Necesitamos seis años, si es posible», advirtió en 2021 con la vista puesta en el segundo mandato de Sánchez. Algo que ya aventuró la semana pasada el expresidente del Gobierno, Felipe González, cuando sugirió que tras la amnistía catalana vendría la de los crímenes de ETA

«Ese espacio de impunidad creará un agujero imposible de parar. Si amnistían delitos de violencia, ¿cuántos le quedan por delante que amnistiar porque lo hacían por razones políticas? Y todo el mundo me está entendiendo, ¿verdad? No hace falta que diga a quién me refiero pero eso es lo que viene detrás», advirtió González. 

Unos temores que no tienen cabida en el ‘enamoramiento’ de Moncloa, cuyas fuentes deslizan que en Bildu «no necesitan» negociar prebendas para el País Vasco como sus rivales del PNV porque «su discurso es mucho mejor» apadrinando las políticas sociales, como hicieron con la Ley de Vivienda, desdibujando al PNV y logrando el plácet de Moncloa para anunciar los acuerdos  como éxito propio y rentabilizarlo en su territorio. En este sentido, es notable la admiración que suscitan los delegados de EH Bildu en Madrid, concretamente la portavoz, Mertxe Aizpurua, o el senador Gorka Elejabarrieta. «Tienen a los diputados más inteligentes, los más educados y los más formados», sostienen desde el Ejecutivo, donde aplauden la ‘buena voluntad’ de uno de sus nuevos socios preferentes. 

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