
Godos y reyes, los tres
«Sabía despertar mi despotismo y ahí, cumpliendo uno de mis deseos, con un poco de cabreo, todo me iba a funcionar mejor»
«Sabía despertar mi despotismo y ahí, cumpliendo uno de mis deseos, con un poco de cabreo, todo me iba a funcionar mejor»
«Por unos segundos deseo que se envilezca, me agarre del pelo forzándome sobre sus rodillas y me ponga el culo morado de azotes»
«El sol me calienta las piernas y decido subirme la falda para sentirlo más. Cada rayo me arrulla, seduce e invita a acariciarme la cara interna de los muslos»
«Sus caricias eran magistrales, una llave maestra que abría cualquiera de mis puertas»
«Ella quiere morderle el cuello y penetrar sus orejas; chuparle cada lunar y cada pliegue»
A mí me gustaba retarle a través de mis incompetentes bailes de fulana lerda venida arriba»
«Callados, se miraron. Fuera, el mundo estaba lleno de acción pero ahí dentro, el tiempo se había parado»
«Pasaron los días lento para los amantes que tachaban los días del calendario para frotarse las narices en el encuentro»
«El saxofonista se aproximó con la cara arrugada, tomó la foto y sus ojos se le abrieron como platos»
«Durante estos días, no hemos dejado de tocarnos. Horas interminables de caricias que se repiten impacientes»
La bajada de los precios y la variedad de diseños han provocado este aumento continuado de las búsquedas
«Me deleitaba manteniéndome cerca, poniéndole aún más nervioso y le miraba retante y cachonda»
«Las bragas solían evitar que todo tocara ‘eso’ pero ahora, ‘eso’ lo tocaba todo y la sensación era sumamente gustosa»
«Nos adentramos en un naufragio de almohadas empapadas y besos frescos que ardían en nuestro rostro»
«Observaba desde el balcón, con una lata de cerveza, una falda de vuelo y un cigarro, la llegada del primer hijo»
«No imaginaba a Saúl embelleciendo mi cuerpo con pinceladas ornamentales color cacao»
«Saúl la miró aún hocicado entre sus piernas y Amanda se revolvía para zafarse de su boca»
«La mujer fea la desnudó y se amorró a su coño. Le preguntó si prefería por dentro o por fuera, una pregunta curiosa que jamás se había parado a pensar»
«Suma a su lista el arquetipo del fontanero, el electricista, el butanero o cualquiera de esas profesiones que llenan el silencio de las cocinas»
«Ya no sé quién fui antes de descubrir que tus manos son las que deseo que se deslicen por mi espalda o tu boca la que me bese en cualquier esquina»
«Se retaron con las miradas, no saben cuánto rato, y la polla resbaló hacia fuera con el empuje de la carne cruda y fuerte de Amanda»
«Saúl el de las fotos, el del bar, el chaval de bolso cruzado, ahora resbalaba sobre su clítoris con un ritmo que no frenó ni el badén sobre el que saltaron»
«En la cama, abrazados unas veces y despegados otras, musitaban sin palabras el gusto del uno por el otro, de cuando el tú y el yo se convirtió en nosotros»
«Lanzó Amanda la mano hacia su espalda, se acarició el culo y buscó al final de su coxis la dureza mayúscula de la polla de Saúl»
«Aquella noche le dije que la quería y me sentí un embustero. Tendríais que verla allí, abrazada a sus rodillas con esa sonrisa de Blancanieves»
«Le echó el ojo y los labios, incapaz de contenerse ante el brillo inmaculado de un coño de revista. La acarició desde atrás en la búsqueda del error»
«Se imagina cómo Saúl se encuentra con su coño y con ligeros toques circulares le activa y prepara la zona para embutirse en ella sin un solo beso»
«De rodillas, abrazado como un nieto que se rinde en el regazo de su abuela, mi pene colgaba flácido. Un azote en las nalgas me llegó desde atrás»
«¿Cómo de velludo será su pecho? ¿Me dejará frotarme como una perra salida contra su pierna si me despierto a mitad de la noche?»
El documental es un paseo por una industria compleja, que actualmente tiene a las creadoras de contenido como las mayores defensoras
«Suponía que al abrir las piernas a su vez los labios se separaban y todo su interior quedaba expuesto y exuberante; como en ese preciso momento»
Recuerdo cómo se mantuvo inmóvil, con los labios cerrados y los ojos abiertos, contemplando mis idas y venidas, mis intentos por pasar más allá.
Lo veo por todas partes; en el ascensor, en los baños, en la mesa de la cafetería… Me obligaría a gatear por la sala desabrochando cremalleras
THE OBJECTIVE conversa con la escritora argentina Clara Obligado, que reedita la novela erótica por la que fue galardonada con el Premio Lumen en 1996
«Saúl me azotó con una furia contenida, como un vino gran reserva que se abre y respira tras un largo tiempo de maduración»
«Toneladas de hombres volcaron a la vez su pecho sobre Amanda, que quedaba redimida, aplastada bajo la carne sudorosa de no sabía cuántos ni quiénes»
«Abrí las piernas hacia él me acerqué la manguera de la ducha a la vulva»
«En su ritmo de fiera, sigue engullendo todo aquello que le acerco a los labios. Yo le engullo a él con mi vagina famélica, mi boca glotona y mi culo insaciable»
«La noche anterior Saúl avisó con escasos minutos de su presencia. Encontró a última hora un rato para escabullirse y le apeteció buscarla para cenar un poco de Amanda»
«Saúl se retorcía de gusto sin tocarle ni un pelo a ella. Con los ojos abiertos y postura de chulo al sol se mordía el labio bajo y ondeaba la pelvis»