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El Guernica, una visión sobre la guerra moderna 80 años después

‘Piedad y terror en Picasso. El camino a Guernica’, es el título de la muestra que desde el 5 de abril y hasta el 4 se septiembre se podrá visitar en el Museo Reina Sofía de Madrid, con cerca de 180 obras, en un homenaje a los 80 años desde que se expuso por primera vez esta obra maestra de Pablo Ruiz Picasso

El Guernica, una visión sobre la guerra moderna 80 años después

Piedad y terror en Picasso. El camino a Guernica’es el título de la muestra que desde el 5 de abril y hasta el 4 se septiembre se podrá visitar en el Museo Reina Sofía de Madrid.  Con cerca de 180 obras procedentes de los fondos del Museo Reina Sofía y de más de 30 instituciones de todo el mundo, como el Musée Picasso y el Centre Georges Pompidou, de París, la Tate Modern de Londres, el MoMA y el Metropolitan Museum, de Nueva York, la exposición es un homenaje a los 80 años desde que se expuso por primera vez esta obra maestra de Pablo Ruiz Picasso, uno de los artistas españoles más internacionales cuya visión de la guerra moderna fue recogida con todo lujo de detalles en una de sus más obras más famosas y alabadas de todos los tiempos.

La exposición aborda precisamente esa visión particular de Picasso sobre la guerra. «Guerra moderna –guerra desde el aire, muerte en la distancia, cuyo objetivo era la destrucción de poblaciones enteras– así como la singular iconografía de agonía, perplejidad y horror que este tipo de violencia trae consigo», explican los responsables de la exposición.

Un tema que Picasso trató en varias ocasiones antes de pintar el Guernica. El pintor malagueño, explican en el Reina Sofía, «decía que en sus cuadros de desnudos el sillón simbolizaba la muerte yacente que aguarda a la belleza; y cuando le preguntaron por la tristeza y la ansiedad que acechaban los cuadros de Dora Maar, replicó abruptamente que la mujer no era más que “una máquina de sufrimiento”, una declaración que algunos entendieron como compasiva y otros, como arrogante. Sin duda, en el Guernica, la compasión ganó la batalla».

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Pablo Picasso observa su obra ‘Retrato de mujer’, en su estudio Vallauris, Francia, el 8 de abril de 1953 | Foto: AFP Photo

La exposición, según sus responsables, se centra en las «raíces del imaginario del Guernica que se pueden encontrar en obras previas del pintor realizadas en los años posteriores a 1925, donde ya aparecen escenas de acción frenética y extática, a menudo rodeadas de un halo de peligro, y que presentan situaciones de violencia explícita: bailes desaforados, feroces enfrentamientos entre el artista y la modelo, monstruosos forcejeos de índole sexual en la playa, o mujeres atrapadas en sillones con la boca abierta en un grito o rugido salvaje».

La exposición busca, en definitiva, explorar las profundas ambivalencias en las que incurrió el artista en el tratamiento de la violencia y la sexualidad pero también pretende analizar el nuevo tratamiento que Picasso hizo a partir de 1924. «A este respecto, cada vez con mayor frecuencia, cuerpos rotos o desmembrados invaden salones y estudios, y el mundo exterior presiona para entrar por la ventana», subrayan los responsables de la muestra.

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Un detalle del Guernica en una exposición en el Centro Cultural Banco do Brazil, en Sao Paulo, el 25 de marzo de 2015 | Foto: Paulo Whitaker / REUTERS

El museo presenta al visitante un recorrido en el que se pone de relieve el hecho de que «no hubiera sido posible para el artista concebir el Guernica sin estos singulares experimentos anteriores». Por eso, la muestra comienza con las  naturalezas muertas y los interiores de los años 1924 y 1925,  que dan paso a «cómo Picasso abordó la monstruosidad y la violencia a finales de esa década y durante la siguiente, con sus terribles retratos e interiores realizados al comienzo de la Segunda Guerra».

Reflexiones sobre los bombardeos

Los expertos afirman que Picasso reaccionó a la destrucción del pueblo vasco de Gernika en 1937 «pintando el icono moderno que todavía hoy ondea en las calles de Alepo, Cisjordania o Bagdad, episodios recientes de otras muertes desde el aire». El Guernica, junto a su dimensión universal, «también se interpreta como un callejón sin salida en la relación histórica entre vanguardia y realidad social y, por tanto, como una obra monumental y aislada en la amplia producción artística de Picasso». Estas y otras reflexiones estarán presentes en el seminario ‘Piedad y Terror: Picasso en Guerra’, que el Museo Reina Sofía ha organizado también como parte de la muestra sobre el Guernica, los días 5, 18, 24 abril y 4 mayo.

El museo ha organizado, además, unas lecturas sobre guerra, exilio e iconoclastia bajo el título ‘Devenir Guernica’ que se llevarán a cabo entre el 13 de mayo y el 12 de diciembre. Especialistas procedentes de distintos campos del saber como el feminismo, la teoría política, la crítica e historia literaria, los estudios culturales y la historia del arte, examinan la obra partiendo de distintos conceptos y referencias.

La danza en un entorno de destrucción

La danza tiene su espacio en el programa de actividades que el Reina Sofía ofrece para conmemorar los 80 años del Guernica con dos espectáculos.

Deep Song, es una pieza coreográfica breve inspirada en el conflicto bélico español y concebida el mismo año en el que Picasso pintó el Guernica por la Compañía de Danza Martha Graham. Interpretada en esta ocasión por Blakeley White-McGuire, bailarina principal de la Compañía, está prevista para los días 6 y 7 de abril.

En ella se abordan los temores a un mundo dividido por la inhumanidad del individuo. La velada estará dedicada a contextualizar y comentar esta coreografía, e incluirá la proyección de material documental y un diálogo posterior con la bailarina que la interpreta.

La pieza se estrenó en el Guild Theatre de Nueva York el 19 de diciembre de 1937 con música de Henry Cowell, y supuso un grito de angustia, la encarnación de los miedos de Martha Graham ante un mundo arrasado por la barbarie del hombre hacia el hombre.

Por otro lado, el 29 de abril, la Compañía de danza Kukai Dantza ofrecerá un único espectáculo titulado ‘Gernika-Guenica’. Afincada en el País Vasco, esta compañía desarrolla su trabajo a partir de la danza tradicional vasca. Coincidiendo con el ochenta aniversario de la primera vez que se expuso Guernica y la celebración del Día Internacional de la Danza, Kukai Dantza ha creado para la ocasión una coreografía inspirada en los iconos de Gernika y Guernica porque, como ellos mismos destacan, “están arraigados en nuestra tradición, mirando a nuestro presente y futuro”.

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El Guernica, admirado por un grupo de visitantes del Museo de Reina Sofía, en 2007, con motivo de su 70º aniversario | Foto: Susana Vera / Reuters

 

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