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Los secretos de los guionistas nominados a los premios Goya

Los guionistas nominados a los premios Goya hablaron sobre los mil y un caminos que recorrieron sus historias hasta convertirse en películas en el encuentro Guiones de Goya.

Los secretos de los guionistas nominados a los premios Goya

¿De dónde surgen las historias de sus películas? ¿Cómo lograron hacerse realidad? ¿Reciben los autores de estos relatos el mismo reconocimiento que los directores? ¿Y que sus colegas de la televisión? Estos fueron los ejes de Guiones de Goya, un encuentro organizado por el Sindicato de Guionistas de España ALMA y celebrado el lunes en la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas en Madrid.

 

En España hay tantas formas de ser guionista como nominados en la próxima edición de los Premios Goya. Algunos trabajan siempre de la mano de un director. Otros vienen de universos cercanos, como las series diarias o la animación. También se puede formar una cooperativa compartiendo las labores de escritura, dirección y producción. O inspirarse en novelas, cómics o un corto para después dejar tu película crecer. De todo esto hablaron guionistas y creadores en Guiones de Goya, un encuentro organizado por el Sindicato de Guionistas de España ALMA y celebrado el lunes en la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas en Madrid.

Los secretos de los guionistas nominados a los premios Goya
Los guionistas presentes en el encuentro ‘Guiones de Goya’ | Foto vía Alma.

Salvador Simó y Eligio R. Montero, coguionistas de la película de animación Buñuel en el laberinto de las tortugas, comenzaron la charla explicando cómo se formó esta pareja. Y es que Simó, también director de la película, lleva décadas trabajando en el mundo de la animación y los efectos especiales con filmes como El libro de la selva o la serie infantil Paddle Pop Adventures. Y Montero debuta en el cine después de haber desarrollado el grueso de su carrera en televisión: desde ficciones en la autonómica gallega –como El sabor de las margaritas, que ahora triunfa en Netflix– a series de ámbito nacional como Gran Hotel, siendo su último proyecto la telenovela Seis hermanas.

“Buñuel nos ha traído muchas alegrías, ha sido una sorpresa detrás de otra. Llevo 30 años trabajando en animación, sobre todo en Reino Unido, y para mí fue una gran alegría volver a España porque durante mucho tiempo me he considerado un exiliado”, confesó Simó, también nominado al Goya como director novel. “El cómic de Fermín Solís fue solo el punto de partida: nos lo leímos una vez, lo aparcamos y después empezamos a investigar para contar nuestra historia”, añadió Montero sobre esta cinta, galardonada en los Premios del Cine Europeo como mejor animación.

Moriarty, un terceto formado por Aitor Arregi, Jon Garaño y José María Goenaga, ha elaborado su propia fórmula tal y como explicó Goenaga, presente también en la charla. “Nuestra empresa es coproductora, entonces te coloca en otra situación. Económicamente estás más protegido y nos ha reportado la fortuna de poder vivir del cine ahora mismo”, contó el coguionista y codirector de La trinchera infinita, que hace dos años cosechó, junto a sus colegas, 10 Goyas con Handia. “Lo ideal es estar en una situación donde el dinero esté más o menos cubierto para poder disfrutar de los premios, que igual suena frívolo, pero detrás de eso hay una sensación de que tu trabajo ha llegado y ha gustado”, añadió.

Isabel Peña, ganadora del Goya en 2018 por El reino, repite este año nominación por Madre, un filme nacido del corto homónimo de 2017 y que firma junto al director. “Rodrigo Sorogoyen escribió el corto hace 10 años, pero como es muy difícil producir en este país tuvo que esperar. Encontró una ventana entre Que dios nos perdone y El reino, y aprovechando la nominación al Oscar dijimos, vamos a hacer una película. Siempre tuvimos en la cabeza que era una buena escena para empezar algo, inicialmente un thriller. Pero luego nos interesó el viaje dramático de esta mujer más que la desaparición del niño, así que terminó siendo una oportunidad para experimentar y volver a los orígenes de Stockholm”, desgranó la guionista.

Alejandro Hernández, coguionista de Mientras dure la guerra junto a Alejandro Amenábar, reconoció que el tándem que suele protagonizar junto a los directores de sus películas es beneficioso para las dos partes. “Yo soy muy disciplinado porque he sido militar, así que me lo aplico mucho. A los directores les viene muy bien tener un guionista disciplinado porque ayuda a que las cosas salgan rápido”, dijo Hernández, que escribió junto a Amenábar el primer guion de esta película, allá por 2013, en solo mes y medio. “Era demasiado caro, así que nos pusimos a pensar historias que pudiéramos producir aquí”, y después de interesarse por Fidel Castro y Josef Stalin terminaron por centrarse en Francisco Franco.

“Ahondar en la figura de un dictador nos atraía a los dos. Y Amenábar dijo, ¿para qué buscar fuera, si lo tenemos en casa? Entonces leyó una historia sobre el enfrentamiento de Unamuno y Millán Astray y recuerdo que le dije, ¿de verdad quieres hacer una de la Guerra Civil? La que nos va a caer”, comentó Hernández divertido. Y centrándose en la historia que cuenta el filme, explicó: “Una cosa que a mí me pareció muy atractiva es ver el recorrido de Unamuno y Franco. Porque Franco viene de la duda y termina lleno de certezas como salvador de la patria. En cambio, Unamuno viene de la certeza y de apoyar el golpe de estado y termina lleno de dudas pensado que se ha equivocado. Contar esos dos viajes en paralelo nos parecía maravilloso para mirar la Historia de España”.

Los guionistas de cine exigen el mismo reconocimiento que tienen en televisión

Hablando de la autoría en el cine, normalmente atribuida al director y no tanto al guionista del filme, Pedro Rivero señaló: “De las ocho películas nominadas por el guion, El hoyo”, que firma junto a David Desola, “es la única escrita sin la intervención del director o basada en un libro. Entonces el caso que nos hace la industria es poquito. Se hacen muy pocas películas a propuesta de un guionista. En el cine no se ha llegado a ese reconocimiento que sí se ha producido en la televisión”. Y es que justo antes Montero defendió que en los últimos años los guionistas han adquirido un mayor prestigio en la pequeña pantalla. “El showrunner o coordinador de guión tiene ahora una mayor autoridad, a veces superior a la del director, pero en el cine vamos algunos pasos por detrás”, afirmó.

En este sentido, Daniel Remón, nominado a mejor guion adaptado junto a su hermano Pablo y el director Benito Zambrano por Intemperie –película basada en la novela de Jesús Carrasco– dijo: “Como guionista me siento más cómodo trabajando con directores que conozco o buscando a ciertos directores que lanzando guiones originales a productoras porque es muy ingrato”. Pablo, por su parte, no insistió tanto en que esta situación cambiara como en mejorar su situación. “Nosotros como guionistas tenemos que pelear por las condiciones laborales”, afirmó. Y Fernández le dio la razón diciendo: “Como se decía en el ejército, bájame el grado y súbeme el sueldo”. Para continuar distinguiendo entre ambos profesionales del siguiente modo: “A mí no me importa estar detrás, no por una cuestión de prestigio, sino de responsabilidad. A la hora de levantar una película un director tiene una responsabilidad por lo que arma y lo que construye”.

Quizá, a modo de conclusión, Goenaga apuntó otra dirección interesante: “Me llama la atención la cantidad de películas que se coescriben”, en el caso de las nominadas a los Goya la mayoría, “y las pocas que se codirigen”. Al menos, ya no impiden a los guionistas participar en la alfombra roja de estos premios, como sí ocurrió en 2016.

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