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Por qué las comedias románticas abandonaron los cines para conquistar Netflix y ahora están gestando su triunfal regreso

Las romcoms se niegan a morir y apuestan por reinventarse para volver a la gran pantalla

Por qué las comedias románticas abandonaron los cines para conquistar Netflix y ahora están gestando su triunfal regreso

En la última década las comedias románticas huyeron de las salas para acurrucarse junto a sus espectadores en las plataformas de streaming. Una vez más, Netflix ha liderado la transformación del género, que ha tratado de adaptarse a un público más joven introduciendo una mayor diversidad. Los estudios de Hollywood han tomado nota de su éxito y, además de potenciales taquillazos como Marry Me, un proyecto que suena a clásico instantáneo con Jennifer Lopez, Maluma y Owen Wilson como protagonistas, está apostando por títulos como La estación de la felicidad, protagonizada por dos lesbianas, Bros, anunciada como la primera rom-com gay, o una nueva Cenicienta interpretada por la cantante cubana Camila Cabello que contará con la ayuda de un padrino sin género al que encarnará Billy Porter.

 

En un tiempo no muy lejano las comedias románticas reventaban las taquillas de los cines y creaban estrellas de la talla de Meg Ryan, Julia Roberts, Kate Hudson, Sandra Bullock, Anne Hathaway… o Hugh Grant. Pero hace más o menos una década se proclamó la enésima muerte del género, que siempre logra resucitar adaptándose, en este caso, a las nuevas plataformas, y más recientemente, transformando sus historias, que después del #MeToo o el #BlackLivesMatter están apostando por una mayor diversidad en los repartos y referencias a la era digital para propiciar los habituales malentendidos. 

Resumiendo, el género ya no ocupa el espacio predominante que acostumbraba por varias razones. Para empezar, los guiones perdieron relevancia porque eran flojos, anticuados o, directamente, machistas. En consecuencia, muchos de los grandes actores que podían levantar estas películas huyeron hacia otros proyectos más prestigiosos. Y el creciente interés por parte de los estudios en producir interminables franquicias y blockbusters terminó de sentenciar a la comedia romántica, al menos tal y como la conocíamos.

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Imagen de ‘A todos los chicos de mi vida’ vía Netflix.

En este río revuelto pescó y ganó, una vez más, Netflix, que apostó por este nicho, en particular con películas dirigidas a jóvenes, generando su propio star-system con Noah Centineo o Jacob Elordi como sus galanes. Aunque algunas de estas cintas han sido criticadas por reproducir muchos estereotipos sexistas, lo cierto es que la plataforma ha logrado adaptar sus tradicionales tramas para abordar cuestiones como la presión del físico entre las jóvenes en Sierra Burgess es una perdedora (2018) o hablar de la homosexualidad en Alex Strangelove (2018).

Mi primer beso (2018-2021) o A todos los chicos de los que me enamoré (2018-2021) tuvieron tanto éxito que se convirtieron en trilogías y ambas estrenan este año sus respectivos desenlaces. Entre sus aciertos: los personajes femeninos toman sus propias decisiones y, en el caso de la segunda, una actriz vietnamita, Lana Condor, es la protagonista. Todo esto por no hablar de títulos para adultos como Quizás para siempre (2019), «una celebración sincera y predecible del amor asiático» según The Hollywood Reporter que se sube a la ola de Crazy Rich Asians (2018). O la juvenil #RealityHigh (2017) y La Increíble Jessica James (2017), cuyos protagonistas son afroamericanos.

En plena promoción de Modern Love (2019), la propia Anne Hathaway reconocía que las comedias románticas ya no eran capaces de llevar a los espectadores al cine, en parte porque la revolución del streaming también significa que los fans pueden ver estas películas en la comodidad de su sofá cuando quieran. Pero ella confiaba en que pudieran recuperar su antiguo esplendor. ¿Cómo? Apostando por una mayor diversidad, como ella misma hacía en esta serie de Amazon Prime Video al interpretar a una joven con trastorno bipolar, pero también introduciendo personajes racializados o de diferentes orientaciones sexuales, igual que venía haciendo Netflix.

A principios de marzo Universal Pictures anunció la producción de Bros, en sus palabras, la primera comedia romántica gay producida por un gran estudio de Hollywood. «Solo hemos necesitado 100 años», dijo el cómico Billy Eichner, protagonista y coguionista de la cinta, cuyo estreno está previsto para 2022. Contarán, además, con un pope de la comedia como Judd Apatow (Virgen a los 40, Lío embarazoso, Girls), productor de otra celebrada vuelta de tuerca al género en La gran enfermedad del amor (2017). Sin hacer muchos spoilers, Kumail Nanjiani y Emily V. Gordon se inspiraron en su propia historia de amor para escribir esta cinta donde un encuentro casual se complica cuando ella entra en coma y la tradicional familia de él, paquistaní y musulmana, entra en escena.

Esta Navidad llegó a varias plataformas la primera comedia romántica lésbica: La estación de la felicidad (2020), una producción de Sony que terminó estrenándose online debido al coronavirus. Escrita y dirigida por Clea Duvall con Kristen Stewart y Mackenzie Davis como protagonistas, esta cinta reinventó la clásica pareja que vuelve a casa por Acción de Gracias/Navidad/cualquier festividad rompiendo con la heteronormatividad. ¿El enredo? Después de un año de relación Abby planea pedir matrimonio a Harper durante las vacaciones, que pasarán con su familia. Pero cuando llega a casa de sus suegros Abby descubre que no saben que Harper es lesbiana y deberán fingir que son amigas y heterosexuales. 

Hablando de los cambios en el calendario de estrenos provocados por la pandemia, quizá una de las comedias románticas más esperadas sea Marry Me. No en vano, su protagonista es de las pocas estrellas que siguen apostando por el género: la mismísima Jennifer Lopez. Prevista originalmente para el Día de San Valentín de 2021, la artista prefirió retrasar un año el debut de su cinta. El argumento: dos cantantes de éxito, interpretados por Lopez y Maluma, van a casarse frente a sus fans de todo el mundo. Pero unos segundos antes de dar el sí quiero ella descubre que su prometido le ha sido infiel, así que decide continuar con la ceremonia casándose con un fan desconocido al que interpreta Owen Wilson. 

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Imagen de ‘Barb and Star Go to Vista Del Mar’ vía Lionsgate.

Si la clave de las próximas comedias románticas está en actualizar el giro inesperado, Barb and Star Go to Vista Del Mar (2021) envían a dos amigas de mediana edad del Medio Oeste americano a una extravagantes vacaciones en Florida donde descubrirán el amor y a un terrible villano que quiere acabar con la vida de toda el pueblo. Sororidad de la mano de Kristen Wiig y Annie Mumolo, las cómicas que hace una década protagonizaron La boda de mi mejor amiga (Bridesmaids, 2011).

Warner ha decidido estrenar el 18 de junio en cines y en HBO Max In the Heights, adaptación del primer gran musical de Lin-Manuel Miranda, creador del aclamado Hamilton. Esta película, que sube el tono de drama y musical pero mantiene el romance, explora la vida de los vecinos de Washington Heights, un barrio de Nueva York habitado en su mayoría por inmigrantes que está transformándose debido a la gentrificación. Por cierto, Jon M. Chu, director de la citada Crazy Rich Asians, repite funciones en esta cinta protagonizada por el propio Miranda, de origen puertorriqueño, junto a un elenco formado principalmente por actores de color. 

En resumen, mientras las plataformas de streaming continúan produciendo comedias románticas tal y como venían haciendo, los grandes estudios parecen estar tomando nota de sus aciertos. Tal y como explica The Guardian, la idea es reinventar el género desde el respeto y la admiración a sus propias dinámicas, pero también tratando de representar a sus seguidores. De este modo, los enredos y los equívocos siguen siendo una constante, ahora facilitados por el mundo tecnológico en el que vivimos y las redes sociales –con muchas tramas centradas en la suplantación de identidad o el catfishing–, igual que la garantía de un final feliz. Pero también las conversaciones sobre la autoaceptación y el descubrimiento sexual, las dinámicas de poder, el body-shaming, los estereotipos de género o el consentimiento. 

Una de las grandes bazas del género es, precisamente, su capacidad para sorprender al espectador ofreciéndole exactamente lo que quiere: un lugar feliz donde sentirse bien, llorar un poquito y reír a carcajadas. Pues por muchos obstáculos que los personajes encuentren en su camino, el amor prevalecerá y el desenlace siempre será satisfactorio. En estos tiempos de pandemia muchos espectadores han recurrido a las comedias románticas para disfrutar de sus emociones sin demasiado peligro. Un consumo que quizá explique otros interesantes movimientos en la industria. 

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Imagen de ‘La gran enfermedad del amor’ vía Apatow Productions.

El pasado mes de febrero Jessica Yingling y Adam Ripp lanzaron Rom Com Pictures, una productora que desarrollará telefilmes románticos e inclusivos junto a guionistas poco representados. Su objetivo: llevar la diversidad no solo delante, sino detrás de las cámaras. Según publica Deadline, su catálogo incluye 16 guiones completos y 30 proyectos con un presupuesto de dos a cinco millones de dólares. Estas cifras están lejos de las superproducciones de Hollywood, pero es que el destino de estas películas parece ser la franja de la sobremesa o las cadenas de televisión por cable como Hallmark y Lifetime, acusadas, especialmente la primera, de racismo, porque sus historias navideñas siguen estando protagonizadas casi exclusivamente por familias blancas, heterosexuales y ricas. 

En conclusión, si un clasicazo como La Cenicienta también regresará a los cines este verano, parece que el 16 de junio, pero esta vez la protagonista será la cantante cubana Camila Cabello y la madrina se convertirá en un padrino sin género interpretado por un icono LGTBQ como Billy Porter (Pose) es que algo está cambiando en la meca del cine y en las comedias románticas.

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