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Gina Haspel, la nueva directora de la CIA y su historial de torturas

Gina Haspel, la nueva directora de la CIA y su historial de torturas

Gina Haspel, la nueva directora de la CIA y su historial de torturas

Gina Haspel se convierte en la primera mujer en ser directora de la Agencia Central de Inteligencia, después de que el presidente Donald Trump destituyera de forma fulminante al secretario de Estado, Rex Tillerson, reemplazándolo por Mike Pompeo, hasta ahora, al frente de la CIA. Este miércoles Haspel ha enfrentado la última prueba antes de asumir el cargo. Ha declarado ante el Senado y ha prometido que, bajo su liderazgo, la CIA no hará más interrogatorios con torturas.

Haspel era la número dos de la CIA antes de ser elegida por Trump. En una declaración a The Washington Post, Trump elogió a Haspel y afirmó que ella y Pompeo «trabajaron juntos durante más de un año, por lo que han desarrollado un gran respeto mutuo».

Haspel, una espía de 61 años muy experimentada en operaciones clandestinas, integra la CIA desde 1985 y fue jefe de puesto en varios lugares del mundo, principalmente en Londres a fines de los años 2000. «Es una espía ejemplar y una patriota dedicada que aporta más de 30 años de experiencia a la agencia, y es una líder experimentada con una capacidad fantástica para hacer cosas e inspirar a quienes la rodean», declaró Pompeo hace un año, al nombrar a Haspel número dos de la CIA. Este miércoles ante el Senado, que aún no ha sido confirmado que Haspel pueda asumir la dirección de la agencia, ésta ha dicho que si  la «confirman como directora» se compromete «a colocar a la CIA a la altura de los retos del hoy y del mañana». «Es una nueva experiencia para mí, ya que pasé 30 años en el anonimato y bajo las sombras. Quiero que me entiendan como una estadounidense común, nacida en Kentucky. Aunque no tengo cuentas de redes sociales, me encontrarán como a una típica estadounidense de clase media”, ha contado.

El presidente de la comisión de Inteligencia del Senado, el republicano Richard Burr, ya había anunciado que apoyaría su nombramiento, diciendo que tiene «las habilidades, la experiencia y el juicio necesario para liderar una de las agencias más importantes del país». Cosa que hizo durante la comparecencia de Haspel. El senador John McCain, por el contrario, había advertido de que, así como Pompeo se comprometió a respetar la ley que prohíbe el uso de la tortura al asumir la dirección de la CIA, también debe hacerlo Haspel «cuya carrera en el seno de la agencia cruzó en varias ocasiones el programa de técnicas de interrogatorio agresivo». Y Haspel lo hizo este miércoles al decir: “Estoy orgullosa del trabajo que hicimos durante esos años. Pero sé que muchos quieren saber sobre el programa de interrogatorios. Habiendo servido en ese tiempo convulso, puedo ofrecer mi compromiso personal, claro y sin reserva, de que bajo mi liderazgo en la CIA no se restablecerá tal programa de detención e interrogatorios”.

Oscuro pasado

A pesar de que ha trascendido a la prensa que Haspel es muy respetada entre sus colegas, su pasado es un tanto oscuro. De 2003 a 2005, esta funcionaria sénior supervisaba un programa secreto que sometió a docenas de sospechosos de terrorismo a “salvajes interrogatorios” considerados por organismos como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y el Senado de “torturas”.

Entre las medidas adoptadas para sacar información estaba privarlos del sueño, meterlos en ataúdes y el ‘ahogamiento simulado’, señala The New York Times. Haspel estuvo en 2002 entre los oficiales de la CIA presentes en el interrogatorio de Abu Zubaydah y de Abd al-Rahim al-Nashiri, terroristas de Al Qaeda que fueron torturados.

Zubaydah, nacido en Arabia Saudí, se convirtió en una especie de «conejillo de Indias» del programa de la agencia por ser un reclutador de combatientes islamistas en Afganistán a principios de la década de los noventa. Cuando resultó herido y detenido por Estados Unidos, seis meses después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, fue considerado el primer capturado como parte del proceso de búsqueda de sospechosos dirigido por la CIA por todo el mundo. En aquel momento creyeron, erróneamente, que era un líder de alto nivel de Al Qaeda que tenía información sobre futuros atentados, informa The New York Times.

Ese error fue una de las razones por las que los agentes de la CIA, asesorados por dos psicólogos militares que no tenían experiencia en interrogatorios, decidieron utilizar la violencia física extrema, añade el medio.

The New Yorker también sostiene que Haspel ocupó el cargo de ayudante de José Rodríguez, exjefe del Servicio Clandestino Nacional y del Centro Contra el Terrorismo, quien en 2005 ordenó la destrucción de unas 100 cintas de vídeo de torturas practicadas por la agencia a presuntos terroristas. Estos vídeos fueron presuntamente guardado en una caja fuerte en Tailandia.

También en Tailandia, Haspel dirigía una de las cárceles secretas creadas tras los atentados del 11-S donde también se practicaron presuntas torturas. De modo que  jugó un papel directo en el «Programa extraordinario de rendición” (‘Extraordinary rendition program’) de la CIA, bajo el cual los militantes capturados eran entregados a Gobiernos extranjeros y mantenidos en instalaciones secretas.

En 2013 fue nombrada jefa del Servicio Clandestino Nacional de la CIA, aunque fue reemplazada a las pocas semanas tras conocerse su implicación en los interrogatorios con el uso de fuerza.

Más de 500 páginas de informe

Un informe secreto fue realizado en 2014 por la comisión de Inteligencia del Senado sobre este programa de tortura de la CIA, pero el actual presidente de esa entidad, el republicano Burr, intenta desde hace meses recuperar todas las copias, asegurando que quiere evitar filtraciones, según Afp.  Los demócratas temen que los republicanos busquen destruir todas las copias del informe de 6.000 páginas y que la verdad sobre ese programa nunca sea conocida.

Un resumen de 528 páginas fue publicado en diciembre de 2014. Pero la versión completa, de la cual el predecesor de Trump, Barack Obama, conservó una copia para su biblioteca presidencial en Chicago, permanecerá clasificada hasta 2029. De confirmarse su nominación, Haspel se enfrentará a un nombre de retos, como las interferencias de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016, que el presidente Trump se niega a admitir. El exdirector de la CIA Michael Hayden dijo que Haspel sería una «excelente» directora de la agencia, donde es «muy respetada».

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